Marta Sánchez (51 años) ha participado de nuevo en la campaña contra el cáncer de mama que lleva a cabo la firma Ausonia y la Asociación Española contra el Cáncer. En el décimo aniversario de la campaña ha posado con las fotos solidarias que han acompañado a la asociación durante los diez últimos años, protagonizadas por muchos rostros conocidos. La cantante, recién llegada de Estados Unidos, se encontraba muy afectada. Su tía Cana, hermana menor de su madre, falleció el pasado sábado como consecuencia de un cáncer que no pudo ser detectado a tiempo. “He tenido un aterrizaje muy triste”, comentó la cantante, que espera la llegada de un barco con sus cosas y debería plantearse hacer una subasta de ropa y objetos entre sus fans, como las que hacen algunas famosas en Estados Unidos, porque “no sé donde voy a meter mis cosas. Me he comprado un dúplex pequeñito al lado del colegio de mi hija pensando más en ella que en mí”.
Marta, que perdió a su hermana melliza cuando tenía 35 años, quiere concienciar a las mujeres de la necesidad de realizarse una mamografía todos los años. Ella fue operada en 2013 de un tumor benigno en el intestino y ahora toca una revisión que no puede demorar más. “Me he escondido tres años y ahora toca mirarlo. Tengo miedo que me digan algo que no me gusta, pero no lo puedo dejar pasar por alto. Me muero si me dicen algo feo. Mi hermana era una mujer muy fuerte muy dura y muy sacrificada, yo no creo que tuviera la fortaleza y la dignidad que tuvo ella”.
Marta habló también de temas más ligeros durante la presentación. A sus 51 años, Marta tiene casi mejor figura que cuando tenía 25: “Eso es completamente cierto. Yo por aquel entonces era muy vaga y muy comilona, me lo comía todo…”. Hay una pregunta que muchas mujeres se hacen…¿Cómo se las ha apañado Marta Sánchez, la competidora española en los ochenta de Sabrina y Samantha Fox, dotada de un pecho considerable, para desafiar a la gravedad y poder lucir un escote perfecto? “Pues muy sencillo, operándome, simplemente, la realidad es la realidad”, contesta. “Cuando tuve a Paula se me cayó un poco el pecho y decidí operármelo, pero también hago muchísimo deporte y recurro a cremas a punta pala. Hoy me he pasado la mañana en un centro de estética dale que te pego”.
Marta, una mujer muy visceral que reconoce que se exalta cuando habla de quienes critican a las mujeres que recurren a la cirugía estética: “Me parece absurdo esa tendencia de quitarle mérito a la gente que está bien porque se opera… Joder, acaso no tiene mérito meterte en un quirófano. Para mí tiene muchísimo mérito”. La artista, con una elocuencia inaudita fundamentada en el convencimiento absoluto, sube el tono de voz y añade: “¿Acaso tiene más mérito ir con los pellejos colgando e ir diciendo que los llevan así a mucha honra por que envejecen con orgullo? Es una opción que respeto y hay muchas mujeres que optan por eso, pero a mí no me da la gana”.
Su hada madrina en estos menesteres es la cirujana plástica Cristina Zeaiter: “Es mi médico desde hace veinte años, la que me va haciendo mis cositas. Yo aprovecho y voy a llamar a su puerta cada vez que me apetezca. Y lo siento por las envidiosas que se meten conmigo”.
Antes de zanjar la conversación, y tras una defensa tan encendida de las bondades de la cirugía, Marta recapacita y recula un poco: “Y que quede una cosa clara. Tampoco me he operado mucho más que el pecho. A ver si vais a pensar que me he retocado de arriba abajo”.