"El mundo que hable, tu mientras quiérete". Cuando la influencer Celia Fuentes escribió esta frase el pasado 5 de septiembre en su cuenta personal de Instagram, sus seguidores ni siquiera imaginaban que la joven llevaba unos días tan triste que a menudo recurría a frases de autoayuda para superar una depresión que la había hundido pero que intentaba disimular de puertas para fuera.
Tan sólo 48 horas después, el 7 de septiembre, la exconcursante de Quiero ser fue atendida por los servicios sanitarios en un hospital de Madrid después de que se autolesionara en varias partes de su cuerpo, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL.
No fue este el único intento de Fuentes para poner fin a una situación que a ella se le antojaba insostenible. Su ya de por sí frágil personalidad había sufrido un duro golpe después de que el joven modelo Alejandro Lillo (21 años) decidiera terminar con la incipiente relación que habían iniciado apenas dos meses antes. Por si eso fuera poco, vivía bajo el yugo de la dictadura de la moda y de la presión de las marcas hasta el punto de que todo su día a día giraba en torno a los likes, las redes sociales, los seguidores y, en definitiva, el postureo.
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Por ello, poco después de ser dada de alta y regresar a casa tras ser atendida aquel 7 de septiembre, Celia volvió a intentarlo de nuevo. Esta vez, los servicios sanitarios se encontraron con una intoxicación que afortunadamente no llegó a más. Pero Celia Fuentes no trataba de llamar la atención. Tenía problemas y no sabía cómo solucionarlos.
Dos días después ya había vuelto a retomar su trabajo como influencer y ya no dejaría de hacerlo cada día. Se debía a sus seguidores, ya no había lugar para fallarles con nuevas interrupciones, por ello volvió a deleitar a sus fans con artísticas e idílicas imágenes que maquillaban la realidad que vivía en esos momentos. El 9 de septiembre publicó una instantánea perteneciente al mismo posado fotográfico que el día de su fallecimiento, el pasado 19 del mismo mes.
Durante esos 10 días que mediaron hasta el tercer intento que la llevó a poner fin a su vida, Celia Fuentes acudió a varios eventos sociales en los que se confesó con sus amigas sobre el mal momento personal por el que atravesaba. Se sentía sola y muy triste. Por eso no dudó en recurrir a una tercera opción que le permitiera cumplir con lo que se había propuesto y no terminar en el hospital de nuevo. Así, su padre, un general del Ejército retirado, fue quien se encontró la dantesca escena pasadas las nueve y media de la noche: a la joven colgada de la escalera con una sábana.
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