Con semblante serio y los ojos llorosos. Así es como ha abandonado Rocío Carrasco (40 años) los juzgados de Alcobendas, donde se ha sometido a un examen psicológico después de la querella que le interpuso a su exmarido Antonio David (41) por varios asuntos, como el de un delito continuado de maltrato tras años ofreciendo declaraciones en los medios de comunicación que le han ocasionado lesiones psíquicas.
Aún no se sabe cuándo verán la luz los resultados de ese informe en el que el forense valorará si la hija de Rocío Jurado tiene algún tipo de secuela derivada de las manifestaciones públicas del exguardia civil. Rocío no ha puesto ningún tipo de pega ni de exigencia durante la realización del mismo.
Lo que sí ha trascendido es que la mujer de Fidel Albiac, por mediación de sus abogados, ha decidido retirar la demanda en la que pedía recuperar la custodia de su hijo David. El joven ya es mayor de edad, lo que le otorga la libertad de decidir con quién quiere quedarse. De momento lo hará al lado de su padre, con el que reside actualmente. La relación entre la madre y el hijo es inexistente desde hace un año, cuando el padre, tras disfrutar de su periodo marcado por el convenio regulador, se negaba a llevar a su hijo con su madre porque, según dice, este no quería. Este lunes se veían las caras por primera vez después de todo este tiempo sin verse y no hubo ningún tipo de acercamiento entre ellos.
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Antonio David Flores y Rocío Carrasco se casaron en marzo de 1996 en la finca Yerbabuena. Sólo tres años después comenzaron las desavenencias entre la pareja y decidieron poner punto final a su historia. Fruto de su amor son sus hijos Rocío y David.