-Sabes qué pasa, que con la edad a uno se le complican las cosas…
-Pero cuántos años tiene usted, si es que puedo hacerle esa pregunta.
-Uy, creo que 78. No sé. ¡Paco! ¿Cuántos años tengo?
Al otro lado del teléfono se oye de lejos la voz de Paco. "Ay, Purita, yo qué sé, tienes diez años menos que yo, es lo que te puedo decir".
-Eso mismo, tengo diez años más que mi marido. Mira, nací en 1937, haz los cálculos.
A los 78 años, Purita Campos, creadora del personaje Esther, de Esther y su mundo, se lía con la edad y con poco más. Acaba de publicar una novela sobre la vida de la que fuera ídolo juvenil de las chicas nacidas en la década de los 70 y 80 y cuando toca recordar el pasado vuelve a lo de la edad. "Ha pasado tanto tiempo", suelta con aire melancólico.
La ilustradora barcelonesa habla de sí misma con humildad pese a ser un referente para muchos. Sus dibujos llenaron horas en la vida de miles de niñas y adolescentes que veían a Esther como la chica a la que parecerse. Su obra se vendió primero en Reino Unido bajo el nombre de Patty’s world y llegó a España de la mano de Bruguera. Años y años de dibujos de los que ella ha visto poco dinero. No conserva ni un original de aquellos años y no tiene derechos sobre su obra.
En aquella época no había fotocopias de calidad, por lo que se tenían que usar los originales, que después destruían. "Yo he visto cómo rompían páginas maravillosas y tirarlas a una bolsa", recuerda Campos, "les pedía por favor que me dieran alguno, pero no me hacían caso". Sospecha, dice que sólo puede sospecharlo, que lo hacían por un motivo: "Me da a mí que tenían miedo de que nos fuéramos a otra editorial con el trabajo".
La serie de Esther y su mundo se estrenó en 1971 y duró hasta 1988, con una tirada semanal que fue de los 300.000 a los 400.000 ejemplares. Un hito editorial que a ella no le reportó beneficios.
"No he sido pobre, eh", comenta en una entrevista telefónica con EL ESPAÑOL, "pero no me he hecho rica. He sido una superviviente, una curranta, que se dice, y no he aspirado a mucho más". Su marido, Paco Ortega, también era ilustrador, el creador de personajes como Chico y Trilita, y juntos tuvieron un hijo. "Podría dedicarse a la ilustración pero ha preferido ser abogado, claro, se ganará mejor la vida, y eso que dibuja muy bien".
Campos y Ortega se conocieron en la mítica Bruguera, la editorial que publicó los mejores cómics de la época. Purita llegó allí de la mano de Vázquez, el genial dibujante, personaje rebelde y caradura que terminó siendo un personaje en sí mismo. "Estaba mi hermano tomándose algo en un bar y coincidió con Vázquez en la barra. Provechó para contarle que yo era ilustradora y que vendía mucho en Inglaterra, así que Vázquez le dijo que me pasara por la editorial. Lo hice y quedaron encantados con Patty, a la que rebautizaron como Esther".
Ahora, tras años de silencio, Esther vuelve. El escritor Carlos Portela y Purtia Campos se conocieron en el Salón del Cómic de Coruña y allí comenzó una amistad que ha terminado en colaboración profesional. Espasa publica Esther cumple cuarenta, donde la protagonista, divorciada y con una hija en plena adolescencia, busca su lugar en el mundo. Es la misma Esher, con las mismas pecas y grandes ojos claros, pero con una mirada más pensada, triste incluso.
Como Esther, su creación, Ortega se resiente del paso de los años, aunque asegura que está "muy bien". Hace unos años se sometió a una operación de cadera "con el mismo equipo que el rey Juan Carlos, aunque él lleva bastón y yo por ahora me niego". Y sigue dibujando, menos que antes claro, pero sin parar. "Y oye, ¡todavía tengo fans!", dice casi sorprendida. "Me va tan bien que ni me pongo edad, ya ves".