Este lunes por la noche el Teatro Barceló acogió lo que prometía ser el evento de belleza por excelencia. Pero no todo fue tan perfecto como las ondas intactas de las melenas de las 17 candidatas. Y el primer bache llegó con el comienzo de la gala. La cita tenía previsto arrancar a las 23 horas. Sin embargo, los asistentes más puntuales tuvieron que permanecer de pie alrededor de una hora para ver al fin ponerse en marcha el show.
Quizá la espera se debiera a que 20 minutos antes de abrirse las puertas, solo había una treintena de personas haciendo cola frente al local. Y todos ellos, familiares y amigos de las protagonistas de la noche. Finalmente, los rezagados del círculo íntimo de las modelos lograron multiplicar el escaso número de personas que llegaron en un principio y para la hora de la Cenicienta ya había una cantidad aceptable de aforo con la que la iluminación comenzó a cambiar de colores y ritmos lo que auguraba el inicio de la gala.
Entre los familiares hubo quienes aprovecharon para sacar el brilli-brilli y los atuendos más principescos aprovechando una noche tan especial organizada para que los familiares disfrutaran más que las propias protagonistas. Mientras en otra época los certámenes de belleza eran un evento marcado en el calendario y las candidatas viajaban en limusina diariamente, en esta ocasión, las chicas se han tenido que agolpar de cuatro en cuatro para moverse en taxis. Sin embargo, las familias siguen disfrutando como entonces, con vestidos de gala y silbando a "su chica" cada vez que pisaba la pasarela. Tanto es así, que con la primera aparición en escena, una joven lloraba desconsolada al ver a su hermana brillando - literalmente, gracias a su vestido - en el desfile.
En un primer vistazo, las diez primeras modelos que desfilaban ante el público parecían clones. Todas vestidas igual, con un vestido verde aguamarina ajustadísimo, todas con melena ondulada morena y sonrisas enmarcadas en labios rojo pasión. Apenas había diferencia. Pero según avanzaba la noche y los diversos estilismos, la cosa se iba aclarando. Había una gran favorita, que sonaba en todas las apuestas y estaba en boca de todos los familiares minutos antes de que comenzara la gala: Ainara Cardaño. La bilbaína lució uno de los vestidos de noche más admirados entre el público y demostró tener 'salero' con el bikini aunque casi le cuesta una caída que logró salvar con buenos reflejos. Pero la más aplaudida - debido al séquito de fans que se llevó consigo al teatro - fue Alba Fernández. La vallisoletana era junto a la valenciana María José, una de las chicas de la noche que abanderaba las curvas o como ellas mismas dijeron, "un cuerpo de mujer real que no es muy habitual en las pasarelas".
Hubo tres cambios de estilismos: vestido idéntico para las 17 candidatas, otro de ropa de baño y el último, de vestido de noche. Entre cada desfile había un descanso para que las modelos tuvieran tiempo para cambiarse y ese rato - más largo que corto - se llenó con actuaciones musicales que volvieron a dejar claro que el certamen ya no se encuentra en sus años dorados. Los artistas invitados fueron 'Tenesoya' - conocida por el programa Pop Stars hace 14 años -, unos debutantes llamados 'The Gardens' y un dúo reggaetonero compuesto por un ex triunfito de OT 4.
Pero sin duda hubo tres anécdotas que hicieron que esa noche sea recordada para la posteridad: por un lado, los vestidos de transparencias que lucieron varias chicas y que comenzó con la propia presentadora que lo definió como "su momento Pedroche"; por otro lado, cuando iba a iniciarse el segundo pase de las candidatas, la luz dejó de funcionar y el teatro quedó a oscuras durante cerca de 10 minutos, tiempo que los conductores tuvieron que llenar hablando de cualquier cosa y cuya conversación pasó desde sus años de solteros hasta echar la culpa a la alcaldesa de Madrid por el tráfico de estos días; pero el momento más memorable de la gala, y seguro que el más bochornoso para su protagonista, llegó cuando la participante Celina desfiló con un vestido de noche rojo palabra de honor que iba bajándose a cada paso que daba y terminó mostrando un pecho justo cuando posaba muy sonriente ante de los jueces, ella ajena a todo, posaba con los brazos en jarra hasta que los gritos de los asistentes le alertaron del lapsus. Casualidad o no, esta chica se llevó la banda de Miss Simpatía esa noche.
Al final de la gala se nombraron a las tres finalistas y se coronó a la representante española que viajará a Filipinas el próximo 31 de enero para el certamen de Miss Universo. Alba Fernández, firme reivindicadora de la belleza natural, quedó tercera y, por tanto, la lucha estaba entre Noelia Freire, que destacó por su desparpajo en la parte de las entrevistas, y Ainara Cardaño, la gran favorita. La gente se adelantaba y ya gritaba "tongo" porque creían que el nombre de la bilbaína sonaría como vencedora. Pero finalmente todas las bocas callaron cuando los presentadores nombraron a Noelia, quien, al ser preguntada previamente por la razón por la que debía ser coronada, dijo con firmeza: "porque estoy aquí y porque yo lo valgo".