Dar una segunda vida a la ropa, ya sea como prenda de segunda mano o reconvertida en otros productos, se ha convertido en algo imprescindible para asegurar la sostenibilidad del planeta tras la eclosión de la fast fashion o moda rápida, que, por sus bajos precios, invita a "usar y tirar".
Desde 2000, se ha duplicado la producción de ropa y se estima que más de la mitad de la moda rápida se tira en menos de un año, acabando el 73 % en vertederos o incinerada, según Greenpeace, que denuncia que para producir unos vaqueros se usan 7.500 litros de agua, el equivalente al consumo de una persona durante 7 años.
Además, el uso de fibras sintéticas hace que, con los lavados, cada año lleguen a los océanos más de medio millón de toneladas de microfibras (como más 50.000 millones de botellas de plástico).
Según la Asociación Ibérica del Reciclaje Textil, cada español tira al año entre 12 y 14 kilos de ropa, de los que entre 1,5 y 2,5 acaba en el vertedero, donde las fibras tardan décadas o incluso, cientos de años, como es el caso del poliester, en degradarse.
Conscientes de este problema y anticipándose a la Ley de Residuos Urbanos, aún en tramitación y que obligará a la industria a financiar el tratamiento de estos residuos en 2025, son muchas las cadenas que cuentan desde hace años con sus propios proyectos para alargar la vida a ropa, calzado y complementos.
Diseños recicables
El mayor grupo textil del mundo, Inditex, con enseñas como Zara, Bershka o Lefties, recoge prendas tanto en tiendas como en la entrega de pedidos en línea en colaboración con 95 organizaciones sociales, a las que, desde 2015, ha entregado más de 62.000 toneladas de prendas, calzado y complementos para su reutilización o reciclaje.
En España, en colaboración Cáritas, ha instalado a pie de calle unos 2.100 contendedores para Moda Re-, programa de recogida y tratamiento de textiles usados para su valorización y reutilización, según Inditex, que además trabaja en el uso de materias primas sostenibles (38 % en 2020) o en diseños monomateriales para facilitar el reciclado.
Desde 2017, también participa en Moda Re- El Corte Inglés, que el año pasado recogió cerca de 240 toneladas de ropa, de la que el 50,3 % fue reutilizado, el 41,1 % reciclado para la obtención de nuevas fibras y el 8,6 % se destinó a valorización energética.
Además, este programa, han subrayado desde el grupo de grandes almacenes, emplea al año a unas 400 personas en riesgo de exclusión, con una tasa de reinserción laboral del 70 %.
Mango, que también colabora con Cáritas con la recogida de prendas de sus clientes (42 toneladas en 2020) y la donación de excedentes de stock (385.000 prendas este año), lanzó en 2020 su primera colección compuesta por fibras recicladas.
Desde la firma catalana han subrayado que además de reducir residuos, los proyectos de economía circular rebajarán la presión sobre nuevos recursos.
H&M puso en marcha en 2013 un programa de recogida de prendas usadas y, sólo en 2019, recolectó 29 toneladas, el equivalente a 145 millones de camisetas, según la firma sueca.
Además, testa un servicio de alquiler de prendas y trabaja en diseñar sus productos para que duren más, sean más fáciles de reciclar y esté hechos de materiales seguros, de origen sostenible o reciclados, pues el 70 % del impacto ambiental de un artículo terminado depende de su diseño.
La irlandesa Primark, reina del low cost, se ha marcado como objetivo que en 2030 toda su ropa esté fabricada con materiales reciclados o de origen más sostenible, frente al 25 % actual.
Para mitigar los efectos de la moda de "usar y tirar", introducirá cambios en sus procesos productivos para prolongar la durabilidad de sus prendas (2025), así como para que todas sean reciclables por diseño (2027) y estén hechas de materiales reciclables o de origen más sostenible (2030).
C&A ha recogido desde 2017 más de 2 millones de kilos de prendas, de los que el 60 % se ha reutilizado, mientras que la mayoría del 40 % restante se ha reconvertido en productos nuevos y una minoría ha acabado como combustible para la producción de energía.
Asientos de coche o bolsas de kayak
Los tejidos absorbentes se usan para hacer paños de limpieza, mientras que otros textiles se trituran y sirven como materia prima en la producción de aislantes, telas protectoras para pintores o como relleno para muebles o asientos de automóvil.
Botones y cremalleras, se separan para su uso en la industria metalúrgica, en tanto que el polvo producido durante el proceso de reciclaje mecánico, se prensa en briquetas para la industria del cartón, han subrayado fuentes de C&A.
Consciente del problema que suponen todos los residuos, en Decathlon buscan alternativas para reducirlos tanto con su recogida como introduciendo cambios en procesos de diseño y producción o lanzando nuevas línea de negocio: alquiler de material deportivo, venta de productos de segunda mano o recompra de artículos usados.
Entre otras acciones, utiliza excedentes de producción para la elaboración de bolsas y embalajes, recoge pelotas de tenis y padel para fabricar suelas de chanclas o confecciona mochilas creadas a partir de kayaks desechados.
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