Saint Laurent y Brioni, las marcas de moda del gigante francés del lujo Kering que todavía no habían abandonado las pieles de animales en sus colecciones, las proscribirán a partir de sus colecciones del otoño de 2022.
En un comunicado publicado este viernes, el consejero delegado de Kering, François-Henri Pinault (59 años), justificó esta decisión porque "el mundo ha cambiado, nuestros clientes han evolucionado y el lujo, naturalmente, debe adaptarse".
Pinault recordó que "desde hace muchos años" su grupo trabaja con "una visión del lujo indisociable de los valores y de los estándares medioambientales y sociales más elevados".En el terreno del bienestar animal, afirmó que ya ha demostrado su voluntad de modificar las prácticas en su cadena de aprovisionamiento y del conjunto del sector.
"Ha llegado el momento de dar un paso suplementario poniendo fin a la utilización de la piel en todas nuestras colecciones", añadió. Dentro de sus marcas, Gucci había sido la primera en dejar de utilizarlas en 2017 y luego le siguieron Balenciaga, Bottega Veneta y Alexander McQueen.
Según declaró en su momento la Humane Society International, organización que tiene como objetivo proteger a los animales de compañía así como a los animales de granja y las especies silvestres, la noticia de que Balenciaga y McQueen abandonasen el uso de pieles en sus colecciones llegó tras la declaración del gobierno de Reino Unido que considera prohibir la venta de piel animal. El Reino Unido se convertiría en el primer país del mundo en tomar una decisión así.
"Cada vez que una marca conocida como Balenciaga o Alexander McQueen, declara que dejará de utilizar piel animal, envía un mensaje claro de que la piel no tiene cabida en la sociedad moderna", aseguró en un comunicado Kitty Block, CEO de Humane Society International.
La utilización de pieles suscitaba una creciente oposición que se había traducido, por ejemplo, en una manifestación de la ONG PETA organizada frente a una de las grandes tiendas de Saint Laurent en París el pasado mes de marzo. El conjunto del grupo Kering representa una facturación de 13.100 millones de euros el pasado año y 38.000 empleados.
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