Camisetas que controlan las constantes vitales o zapatillas que analizan la pisada para detectar posibles patologías son ya realidades de la tecnología 'vestible', que cada vez se utiliza más en ámbitos muy diversos.
"Cuando se habla de tejidos inteligentes todas las palabras tienen dobles y triples significados", advierte Oriol Boix, profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que explica que en su caso trabaja "cogiendo textiles y añadiéndoles tecnología".
Las tecnologías 'vestibles' son prendas de ropa, calzado o complementos que incorporan microcontroladores y elementos tecnológicos con aplicaciones en ámbitos muy diversos, como un chaleco reflectante para ciclistas que pueda ayudarlos a señalizar los giros.
Cuenta Boix que "la gracia es incorporar algo en el tejido, como un microcontrolador que sea capaz de tomar decisiones o hacer cálculos, además de otros elementos como sensores, luces led o algo que emita sonido".
El uso de estos tejidos es muy diverso y se puede utilizar con objetivos artísticos o de diversión, como ya se está viendo en algunos desfiles con modelos con leds que responden al movimiento, o en obras de teatro con prendas con fibras ópticas que reaccionan al movimiento de actores y bailarines.
Pero también tienen una vertiente más social, enfocada al ámbito sanitario o del cuidado, como prendas que sirven para controlar la temperatura corporal, saber hacia qué lado están el norte y el sur o para controlar si una persona dependiente se está alejando demasiado de casa.
"Cuando vas a un concierto ya hay mucha integración de tecnología 'vestible' en el vestuario de los artistas", comenta Ingrid Munné, investigadora del Centro de Innovación Tecnológica en Convertidores Estáticos y Accionamientos, que cree que veremos este tipo de prendas en las grandes pasarelas de moda, aunque opina que tendrán que pasar aún algunos años.
"La parte más orientada a la salud o a monitorizar cosas es más difícil que se integre a la parte de la moda porque son mundos muy diferentes", añade. Los expertos explican que es muy poco probable que estas prendas tengan contraindicaciones para la salud, porque se habla "de tensiones muy bajas en todo momento, que no suponen ningún problema".
Reivindican que STEM, el acrónimo el inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas y que agrupa las cuatro grandes áreas de conocimiento en las que trabajan científicos e ingenieros, tiene que dar paso a STEAM, añadiendo la 'A' de Arte, porque la "tecnología se queda corta sin el diseño y la ergonomía" y es necesario que "las cosas no solo funcionen, sino que den ganas de usarlas".
"Para nosotros, lo más habitual es poner la tecnología encima de la tela o hacer circuitos con hilo de coser conductor", aclara Boix, que también cuenta que las placas de microcontroladores son distintas para la tecnología 'vestible', redondas en lugar de rectangulares, porque al doblarse la prenda ni se rompe la placa ni se agujerea la tela.
El hilo normal que se usa para elaborar las prendas de vestir es aislante, pero el que se utiliza para este tipo de ropa tiene un componente de acero inoxidable que permite hacer circuitos con él, aunque también existe la opción de hacer un circuito aparte que montar sobre la tela sin necesidad de coserlo a ella.
"En general, todo lo que es electrónica se puede lavar siempre y cuando se haga sin alimentación eléctrica", expone el profesor, ya que todo va encapsulado porque cada vez hay más sistemas de carga que no necesitan ningún agujero, como relojes y pulseras que se pueden sumergir.
Creen posible que dentro de un tiempo, al igual que ocurre ahora con algunos relojes inteligentes, existan camisetas con baterías que sea necesario extraer para cargar, aunque también pueden desarrollarse tecnologías que sustituyan a las baterías, como algunos proyectos que usan la propia piel como batería pero que, de momento, no tienen mucho recorrido.
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