El 23 de febrero de 2000, Jennifer Lopez (51 años) posaba para los fotógrafos que cubrían la alfombra roja de los Premios Grammy, en Los Ángeles. Lo hacía con un diseño firmado por Versace que, con el paso de los años, se ha convertido en una de las piezas que se asocian, de manera irremediable, cuando se piensa en el armario de la cantante. El mismo con el que, en septiembre de 2019, se subía a la pasarela en la Semana de la Moda de Milán durante la presentación de la nueva colección de la marca.
Ahora, Primark se ha inspirado en la prenda para convertirla en traje de baño. La marca low cost ha lanzado su colección de baño para este verano y, entre las creaciones (ya disponibles a la venta en sus tiendas físicas), se encuentra este bañador escotado con estampado de hojas verdes que simula el vestido de JLo. Y que tiene un precio de 14 euros.
Parece que la marca ha apostado por este estampado en sus novedades de la temporada, porque, además del bañador, cuenta en su catálogo con un kimono a juego (con un precio de 15 euros). Un print que recuerda a ese paseo por la pasarela, en el que Jennifer Lopez estuvo acompañada de Donatella Versace (65), y que es, sin duda, la versión amoldada a todos los bolsillos de aquella creación de Alta Costura. No se puede obviar el hecho de que el jungle dress (esa es la denominación que se le dio) salió a la venta en 2019, disponible durante solo ocho días, por un precio de casi 8.000 euros.
Versace también tiene un bañador con estampado jungla (entre otras prendas en las que ha sacado rendimiento a aquella pieza con la que Lopez como percha, consiguió que se diera origen a Google Images). Eso sí: con un escote más recatado que esa versión que ofrece Primark. Y con un precio que no está al alcance de cualquiera. Se trata de una pieza asimétrica, con un solo tirante, para quienes quieran salir de la monotonía de los trajes de baño lisos y uniformes. Su precio oscila entre los 195 y los 205 euros.
Una prenda que ya habían lucido con anterioridad la propia Donatella en la Gala del MET de Nueva York en diciembre de 1999 y Geri Halliwell (48), un mes después, en los NRJ Awards en Francia. Pero no fue hasta que la cantante latina lo lució cuando se hizo viral (mucho antes de que nadie hablara de este término, de viralización). Y eso que su estilista no era partidario de que lo utilizara.
Ella misma lo explicó en una entrevista con la edición estadounidense de Vogue: "Me probé el vestido verde y al salir todo el mundo me dijo que ese era el vestido. Todos, menos mi estilista. Entonces le pregunté: '¿Por qué lo has traído?'. Me aconsejó que no lo llevara porque ya otras celebrities lo habían llevado, pero decidí hacerlo. No estaba nada nerviosa por el vestido. Lo estaba por los GRAMMY".
Aquella noche, Jennifer tenía que entregar uno de los galardones junto a David Duchovny (60), estrella de Expediente X que, por primera vez en su vida, supo lo que era estar a la sombra de alguien sobre un escenario. Así lo explicó él mismo en ese momento: "Es la primera vez en años que nadie me mira a mí". Y sí, la culpa era de ese vestido que lleva dos décadas sirviendo de inspiración.
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