La cuarentena ha dado vida a una tendencia clara en la que las mascarillas son las protagonistas. Tener más tiempo o menor necesidad de ir arreglada durante la jornada laboral por la dinámica del teletrabajo hace que el mercado de las mascarillas esté al alza, pero también que muchos apuesten por hacérselas en casa. Ahora bien, ¿puede lo que parece un ahorro casero ser un craso error para tratar la piel? Sí, y por diversos motivos.
1. Oxidación
El refrescante pepino, la desintoxicante manzana verde… parece lógico que determinados ingredientes con beneficios específicos puedan formar parte de una mascarilla que podría realizarse con la ayuda de una batidora. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece, porque "las frutas y verduras tienden a oxidarse con facilidad", explica Bella Hurtado, directora de educación de Aromatherapy Associates.
"Lo vemos con una manzana si la dejamos expuesta al aire pocos minutos. Así, los ingredientes que pueden ser antioxidantes, pueden convertirse en pro-oxidantes", concluye. Hay que tener en cuenta que las firmas cosméticas tratan estos ingredientes para evitar este proceso de oxidación, y es por ello que trabajan con activos tratados en laboratorios y con extractos reformulados o, muchas veces, sintetizados.
2. Principios inestables
Uno de los mejores ejemplos se aprecia en el limón y la naranja. Son famosos por tener beneficios despigmentantes y por ser una gran fuente de vitamina C. No obstante, es conocida también la capacidad de la vitamina C para irritar la piel o causar, incluso, más manchas. Para evitarlo, "las firmas cosméticas trabajamos con formulaciones en las que la vitamina C está estabilizada", explica Raquel González, directora de educación de Perricone MD.
"Es por ello que no se suele trabajar con el ácido ascórbico como tal, sino con formas estables como el tetraexildecil ascorbato o el ácido ascórbico etilado. Si a una mascarilla le aplicamos, por ejemplo, zumo de limón, seguramente irritemos la piel y generemos manchas a largo plazo, porque no es un principio estable y variará dependiendo de la luz, el aire, etc., produciendo el efecto opuesto -pro oxidativo- al deseado", prosigue.
3. Mascarillas no vehiculizadas
Tan importante es tener un buen activo, como un buen sistema de vehiculización del principio. ¿Qué significa esto? Cuando se aplica un producto cosmético a la piel, este varía su efectividad según el sistema de encapsulación en el que vaya introducido. "Los principios activos no se suelen soltar en la piel así como así. Una buena formulación exige que el activo vaya encapsulado -normalmente en polímeros- que dirige el principio y lo entrega a la piel o las células. De hecho, los más revolucionarios sistemas de encapsulación cuentan con sistemas de drones que conducen a la cápsula para que consiga entregar el principio en el fibroblasto celular, o se diseñan con un sistema de entrega por fases -time release-, para que aquellos principios más sensibilizantes sean recibidos poco a poco y así evitar irritaciones", explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
4. Exfoliantes dañinos
Mucha fama tienen las mascarillas caseras que tienen en su interior gránulos de azúcar para, en alguna fase del tratamiento, realizar una exfoliación mecánica, "sin embargo, es necesario utilizar exfoliantes físicos que hayan sido perfectamente esferificados (bambú o semillas de albaricoque, por ejemplo), y esto se suele hacer en laboratorio. La utilización de azúcares o sales puede dañar la piel, ya que tienen aristas que pueden crear micro dermo abrasiones o heridas", explica Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour. Aparte y sobre todo en relación con las pieles más sensibles, la especialista de Perricone MD incluye que "siempre que podamos, es mejor usar exfoliaciones químicas o enzimáticas. Serán igual de efectivas pero más suaves con la piel y prevendrán una posible inflamación celular que, a la larga, puede incluso acelerar el proceso de envejecimiento del tejido".
5. Biodisponibilidad
¿Qué es la biodisponibilidad? "Es la aceptación que tiene la piel para recibir diferentes principios. Determinados activos pueden ser superbeneficiosos para la piel, pero ésta no los asimila con facilidad. Ocurre con los minerales, por ejemplo, que se asimilan hasta determinado punto. Cuando se hacen biodisponibles, la piel los comprende como ingredientes afines y los acepta, permitiendo que sean más efectivos", explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
La firma de hecho cuenta con una patente, Healing Concentrate, que hace biodisponibles los minerales del agua termal húngara para que tengan mayor capacidad de recuperar la piel. De esto se concluye que muchos ingredientes que a priori podrían ser beneficiosos para la piel, puede que no lleguen a formar nunca un tratamiento efectivo porque no se han tratado en laboratorio para que sean eficaces sobre el tejido.
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