Su fallecimiento, por causas por ahora desconocidas, deja un vacío insondable en el panorama musical mundial y especialmente en Irlanda, donde era conocida tanto por su labor creativa como por su activismo en diversas causas.
Ganadora de un Grammy, poseía una extraordinaria voz que aplicaba a sensibles composiciones, con un estilo dulce y versátil que no le impidió convertirse en un icono contracultural y antisistema.
Los problemas de salud mental también fueron una constante en la vida de O'Connor. Fue madre de cuatro hijos, unos de los cuales, Shane, se suicidó el pasado año a los 17 años, después de estar desaparecido durante varios días. Tras este suceso, la cantante explicó en sus redes sociales que su hijo "decidió poner fin a su lucha terrenal" y pidió que "nadie siguiera su ejemplo".
Recientemente, publicó un desgarrador vídeo. "¿Por qué estamos solos? Las personas que sufren enfermedades mentales son las más vulnerables de la Tierra. Hay que cuidarnos. No somos como todo el mundo", posteó, inquietando a sus seguidores.