Bastó el lanzamiento de su primer disco, Baby one more time, para que recibiera el apelativo de 'Princesa del pop'. Corría el año 1999 y todo hacía presagiar que Britney Spears (40 años) iba a tener una trayectoria larga y triunfal en el mundo de la música. Más de dos décadas después, su carrera está, por desgracia, marcada más por la polémica que por sus éxitos.
En los últimos años ha sido demasiado habitual, más de lo aconsejable, leer el nombre de Britney Spears en noticias impactantes y relacionadas con el litigio con su padre para liberarse de su custodia. Para celebralo, la cantante decidió pasar por el altar para casarse con el modelo Sam Asghari (28), aunque parece que este romance no ha servido para dar esquinazo de forma definitiva a los problemas.
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Ha sido en Instagram, precisamente la red en la que tiempo atrás borró de forma temporal su perfil tras publicar varios mensajes contra su padre, donde Britney Spears ha contado un aspecto de su vida que aún pertenecía a su intimidad. Un reel publicado el 7 de noviembre era acompañado por un texto en el que la cantante explicaba que, a pesar de aparecer bailando, padece "un daño en los nervios del lado derecho del cuerpo". El diagnóstico: parestesia.
Problema crónico
Una de las características más reveladoras de la parestesia, como explicaba la propia Britney Spears en su post, tiene que ver con la sensación de hormigueo. "Me despierto como tres veces a la semana en la cama y mis manos están completamente entumecidas", detalló la cantante, quien asegura que "los nervios son diminutos y se sienten como alfileres y agujas en el lado derecho de mi cuerpo, se dispara hasta mi cuello y la parte que más me duele es mi cabeza".
Ojo, es importante diferenciar entre la sensación de que una parte del cuerpo se haya dormido por permanecer mucho tiempo en una posición y el hecho de que esto se produzca de manera más repetida en el tiempo, llegando a cronificarse, como sucede con la protagonista del artículo. En este caso, puede padecer alguna patología relacionada con el sistema nervioso que pueden ir desde el síndrome del túnel carpiano (cuando afecta a un solo nervio periférico; lo que sería una causa ortopédica, más curable) hasta dolores de cabeza, otro de los síntomas que manifiesta Britney Spears y que se encuadra en las causas neurológicas, mucho más delicadas.
En este caso más grave (en términos médicos se habla de polineuropatía porque afecta a varios nervios periféricos) el origen puede remitir a problemas serios como un déficit de vitamina, la diabetes, el alcoholismo o el uso de determinados fármacos y/o sustancias de estupefacientes.
El principal problema al que se enfrenta la cantante, además de las lógicas molestias que conlleva, es que, según sus propias palabras, padece un tipo de parestesia crónica, es decir, que no va a remitir. "No hay cura", aseveró Spears en su publicación de Instagram. Ante casos similares, los médicos suelen optar por un tratamiento basado en corticoides, siempre tras haber realizado pruebas como la resonancia magnética para establecer un diagnóstico adecuado. En casos menos severos se puede optar por una férula o pasar por el quirófano,sobre todo cuando, como hemos comentado anteriormente, tiene que ver con el síndrome del túnel carpiano.
En todo caso, no es descartable recurrir al apoyo de un tratamiento con fisioterapia para fortalecer la zona afectada. Britney Spears parece haber encontrado su particular antídoto: "Cuando bailo no siento el dolor... Es como si mi mente literalmente fuera a un lugar de mi niña interior".