La 94º edición de los premios Oscar será recordada por la bofetada que Will Smith (53 años) le propinó al presentador de la gala, Chris Rock (57) tras un desacertado chiste sobre la alopecia que sufre Jada Pinkett-Smith (50). La imagen del momento se ha hecho viral y ha abierto informativos a lo largo y ancho del planeta. El trío de protagonistas escondía además una historia de amistad, enemistad y celos por un antiguo affaire entre la mujer del actor y el comediante, que causaba aún más revuelo al asunto. Y es que en plena resaca del indicente, el interés del público sigue vivo por conocer más detalles desconocidos de los implicados, pues mientras Will y Jada son rostros afamados mundialmente, Rock no lo es tanto.
La incorrección de Chris Rock es ampliamente conocida en el sector audiovisual de Estados Unidos. Es precisamente ese su punto más atractivo para las cadenas de televisión y los eventos más mediáticos que quieren contar con él a menudo. Así lo lleva haciendo desde 1990, cuando alcanzó la fama gracias a Saturday Night Live.
Su talento estaba avalado por el polifacético actor Eddie Murphy (60) que le inició en la carrera artística y le dio su primera oportunidad. Desde entonces, Rock ha trabajado como actor, director, guionista y productor, pero su auténtico éxito está en el terreno de la comedia. La temática de sus chistes y monólogos siempre gira en torno a las relaciones familiares, las raciales o de clase, y tocando también asuntos políticos, amorosos y personales, buscando el tono ácido e irónico que revuelva al público en sus asientos. Tal y como hizo en los Oscar.
Pero la seguridad que actualmente muestra Chris Rock para ofrecer esa visión tan polémica de la vida no era así en su infancia. De pequeño, en la escuela secundaria, el cómico sufrió acoso por parte de sus compañeros de aula de raza blanca, que le propinaban fuertes palizas por su color de piel. Sus padres decidieron sacarle del centro educativo y entonces tuvo que ponerse a trabajar.
La madre de Chris, Rosalie, era maestra y trabajadora social para personas con discapacidad mental, mientras su padre, Julius Rock, era camionero y repartidor de periódicos -quien murió en 1988 tras una operación de úlcera-. El comediante tiene tres hermanos y un cuarto, Charles, que falleció tras una ardua batalla contra el alcoholismo en 2006. Vivían de forma humilde en el barrio neoyorquino de Brooklyn, pero para llegar hasta allí sus antepasados tuvieron que hacer frente a grandes obstáculos.
Un documental emitido en la televisión norteamericana reveló que Rock se hizo una prueba de ADN y descubrió que tiene orígenes cameruneses. De hecho, se apuntó que el tatarabuelo del cómico fue esclavo durante 21 años antes de servir en la Guerra Civil estadounidense. Después, el nieto de este, se mudó de Carolina del Sur a la ciudad de Nueva York para ejercer de predicador y conductor de taxis; y así es como décadas después el padre de Chris Rock acabó en Brooklyn.
Tras abandonar sus estudios, el presentador de los Oscar comenzó a trabajar en restaurantes de comida rápida y limpiando de madrugada las mesas de clubs y bares para que le permitieran subirse a su humilde escenario y mostrar su talento como comediante. Así es como Eddie Murphy se fijó en él, tras verle actuar en uno de esos locales nocturnos.
Cuando ya llevaba años triunfando en la televisión de su país, Rock conoció a Malaak Compton y se casó con ella el 23 de noviembre de 1996. Tras 16 años de matrimonio y dos hijas en común -Lola y Zahra-, la pareja decidió separarse debido a infidelidades por parte de él -entre las que se encontraba el fuerte rumor de su romance con Jada Pinkett-. El proceso de divorcio fue muy complicado, y durante el juicio el juez se mostró muy duro contra él y quiso restringir algunos de sus derechos como padre. Sin embargo, Rock luchó por poder ver a sus hijas y se compró una casa valorada en más de un millón de dólares al lado de su hogar familiar para poder estar junto a ellas.
Tras un largo proceso, el divorcio se selló en el año 2016, después de que Chris admitiera las infidelidades y confesara su adicción al porno.
El cómico nunca ha dejado de acaparar titulares en la prensa estadounidense. Siempre ligado a la polémica, en 2019 se alió a otros rostros famosos para invertir en una marca de cannabis de California. Él mismo no esconde que es "un consumidor dedicado de cannabis".
Con este duro y también escandaloso bagaje a sus espaldas, Chris Rock conoce de primera mano la parte más oscura de la sociedad. Esa misma parte que critica en sus chistes y que le hicieron protagonizar el incidente de los Oscar tras ser abofeteado por el mismísimo Will Smith, quien hasta hace seis años era uno de sus amigos más íntimos.
[Más información: El affaire entre Jada Pinkett y Chris Rock, el origen de la enemistad de Will Smith y el humorista]