Jennifer Lawrence (29 años) está constantemente cambiando de aires. Sus continuos rodajes alrededor de todo el mundo hacen que la actriz no tenga un sitio fijo para vivir. Aunque en general, como el resto de estrellas del firmamento hollywoodiense, la intérprete se mueve por Los Ángeles cuando su trabajo está en la Costa Oeste y por Nueva York cuando tiene que desempeñar su labor profesional en la Costa Este americana.
Ha sido precisamente ahí, en la Gran Manzana, donde Lawrence ha realizado su último movimiento financiero. La oscarizada actriz ha vendido por 12 millones de dólares (unos 10,6 millones de euros), un espectacular penthouse (ático) ubicado en el Upper East Side de Nueva York, el barrio más caro y elitista de la ciudad donde el dólar por metro cuadrado es uno de los más elevados del mundo. Pese a todo, el negocio no ha sido del todo rentable para la protagonista de Los juegos del hambre, pues se ha deshecho de este imponente inmueble por un precio inferior al que lo adquirió en el año 2016.
Efectivamente, Jennifer Lawrence compró esta propiedad hace ahora unos cuatro años y pagó por ella la nada desdeñable cantidad de 15,6 millones de dólares (14,4 millones de euros). Apenas unos años después lo ha tenido que vender con una rebaja de más de 3,5 millones, hasta los 12 millones -de los que se informa en la operación-, unos 10,6 millones de euros al cambio actual.
El ático está en uno de los edificios más emblemáticos de Manhattan y tan solo se puede acceder a él a través de un ascensor privado cuyos propietarios son los únicos en poseer la llave. El penthouse cuenta con tres grandes habitaciones y lo mejor de todo: unas visitas de 360 grados de la ciudad entera, incluyendo los impresionantes rascacielos y cómo no, el inmenso Central Park.
En total son 370 metros cuadrados de vivienda. La habitación principal es una suite con grandes ventanales por los que entra una privilegiada luz natural. Además, la casa tiene una terraza con dos alturas que permite aún más privacidad y otras vistas de la ciudad. El edificio cuenta con todas las comodidades propias de un inmueble de este nivel: conserje a tiempo completo, instalaciones de fitness, una sala de juegos y hasta un teatro privado, exclusivo solo para los vecinos que abonen la altísima comunidad que se les exige mensualmente.
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