En una de las colinas de Cumbres Mayores (Huelva) se encuentra el Monasterio de la Divina Misericordia y San José, un centro religioso donde residen monjas de clausura de la las Carmelitas descalzas desde 2013. Estas mujeres no conocen a Miley Cyrus (25), ni a Lady Gaga (31), ni a Rihanna (29). Puede ser que si supieran de ellas, y de muchos de sus actos, las religiosas terminarían escandalizadas.
Sin embargo, estas celebrities sí que conocen a las monjas. ¿La razón? Muchas de sus prendas salen de este pequeño convento andaluz. Además de dedicar su vida a Dios, estas religiosas son famosas por su arte con la aguja consiguiendo crear unas piezas de ganchillo y punto de gran valor.
JALEOS se ha puesto en contacto con una de las monjas del convento que, en su hora de recreo (el momento que no tienen dedicado a las tareas de Dios ni a las trabajos del centro religioso), nos han relatado cómo es este trabajo y su vida en el monasterio.
Tejiendo con la "ayuda del Espíritu Santo"
Las monjas de clausura nunca salen del convento. Esto significa que solo hay una vecina del pueblo que está autorizada a entrar del convento para traer y recoger el material, y que los encargos se los comunican por Whatsapp.
Aunque son varias las personas que les realizan pedido, la mayor parte de estos (y los más importantes), corren a cargo de la firma de alta costura María Ke Fisherman. Una de los socios de esta marca, María Lemus, conoció de la labor de las religiosas gracias a su vinculación familiar con este municipio hace tres años.
Desde entonces, las monjas, que no tenían un conocimiento profundo sobre la costura, son uno de los princpales activos de esta compañía. "Nos traen la labor y nosotras hacemos", para lo cual tardan una media "de un mes entre todas". Según la religiosa, esta labora se desarrolla con la "ayuda del espíritu santo de Dios" durante 4 o 5 horas al día, razón por la que se sienten "encaminadas en ese trabajo".
No obstante, no es una labora que realicen todo el año de manera continua. Lo cierto es que le hacen encargos "una o dos veces al año", siendo el "último trabajo en torno a julio o agosto". Hay que destacar que además de estas piezas de alta costura, las monjas también elaboran otros encargos como manteles, tapetes, u otros elementos del hogar.
Con todo ello, la marca de ropa elabora unas piezas únicas que son muy apreciadas por las celebrities. Entre sus clientas se encuentran personas tan conocidos como Rihanna, Lady Gaga, Rihanna, Katy Perry, Puff Dady, Miley Cyrus o Lindsay Lohan, entre otros. Muchos diseñadores estallarían de emoción si supieran que estas celebrities visten sus piezas. Sin embargo, no es el caso de las religiosas que solo han oído esos nombres por las preguntas de los periodistas. "No sabemos quiénes son. Nosotras hacemos el trabajo y se lo llevan", asegura la religiosa. Puede ser que esta sea la mejor opción, ya que si conocieran algunos de los escándalos que han protagonizado, probablemente las monjas se santiguarían.
Otro dato importante de estas piezas es el precio que llegan a alcanzar. Teniendo en cuenta que son piezas únicas, artesanales y comercializadas por una firma de alta costura, no extraña que estas prendas puedan llegar a alcanzar los 2.000 euros. Lo que sí extraña es conocer que estas monjas aseguran que tienen problemas económicos. "No da para salir adelante", comenta, "los trabajos que hacemos van contribuyendo" pero no es suficiente. Para paliar esta situación "hay personas que ayudan con víveres" y ellas mismas han creado una "huerta con algunas verduras, que es que son muy caras".
Una vida dedicada a Dios
A pesar de la dedicación a esta labor, la vida en el monasterio es mucho más compleja de lo que puede parecer. Las religiosas se despiertan a las 6:00, momento en el que se dirigen al oratorio para empezar con sus rezos matutinos que se culminan con la misa. En total, las monjas suelen dedicar al señor una media de 5 a 6 horas al día. Cuando no están cosiendo o entregándose a Dios, se enfrascan en los otros menesteres del monasterio.
Otra de las partes más relevantes de su economía son los pastelitos, dulces que muchos españoles agradecen llegados estas fiestas. Ya sean nevaditos, mantecados o buñuelos, las religiosas se dedican a la repostería para conseguir algunos ingresos. Aunque, de nuevo, comentan que "no suficientes".
A parte de ello, las monjas se dedican a la limpieza, al cuidado del huerto y de las gallinas, a la oficina... Labores del día a día para mantener el convento y que les supone llevar una vida muy distinta a la que disfrutan las famosos que llevan sus diseños. Dos mundos totalmente separados, pero al final unidos por la moda.