Harvey Wenstein, mi monstruo. Así titula Salma Hayek (51 años) su carta en el diario The New York Times en la que narra la pesadilla de acoso sexual que vivió al lado de Harvey Weinstein (65). Los hechos ocurrieron en plena década de los 90, cuando el cine comenzaba su revolución más intensa en cuanto a contenidos y los actores de medio mundo emigraban a Hollywood en busca del sueño americano, la mexicana hizo lo propio y cuando vio la oportunidad de trabajar con el productor -el más aclamado del momento- no lo dudó.
Cientos de proyectos, buenas críticas y reseñas le avalaban, parecía que no tenía defectos ni en lo profesional ni en lo personal, ya que muchos hablaban de la ternura que desprendía con sus hijos. Pero Hayek se topó con lo inesperado y conoció la parte más oscura de Weinstein, esa que hoy decenas de mujeres denuncian.
Ahora la estrella mexicana, casada con el empresario François-Henri Pinault a quien conoció en abril de 2006 en Venecia, y con el que tiene una hija en común, ha querido contar su verdad. La carta de la actriz relata de principio a fin su relación con el magnate. Una historia en la que la palabra "no" estaba continuamente en boca de Salma para frenar los instintos acosadores de Harvey. Todos los detalles están recogidos en su sorprendente relato y JALEOS ha seleccionado sus 25 frases más reveladoras.
1. Harvey Weinstein era un cinéfilo apasionado[...] un padre amoroso y un monstruo. Durante años, fue mi monstruo.
En los años 80 y 90 el productor era alabado por los expertos del mundo audiovisual y se convirtió en el ejemplo de lo que hay que hacer. Sin embargo, en esa época Salma Hayek descubrió su lado más oscuro.
2. Me había lavado el cerebro a mí misma, convenciéndome de que ya se había acabado y que había sobrevivido.
Más de dos décadas después de vivir esa pesadilla de acoso sexual, la actriz creía haber superado aquellos episodios, pero con los casos que han salido a la luz la mexicana ha visto el momento de contar su historia.
3. Eludí la responsabilidad de pronunciarme en público al respecto con la excusa de que ya había suficiente gente involucrada en poner los reflectores sobre ese monstruo personal.
Lo evitó por 'salud mental', pero al fin ha sacado la valentía para narrar lo que vivió y demandar el poder machista de Weinstein.
4. Por qué durante tantos años había mantenido una relación cordial con un hombre que me hirió de manera tan profunda.
Mantuvo en secreto los detalles de su oscuro episodio incluso a su familia, ya que solo pensar en contarles los detalles le producía dolor.
5. El simple hecho de que estaba apenada por tener que describir los detalles de eso que había perdonado me hizo preguntarme si realmente había hecho las paces con ese momento de mi vida.
Esta orgullosa de ser una persona que sabe perdonar, pero desde entonces se ha planteado si las consecuencias de los temas que le afectan pueden ser mayores que ese orgullo.
6. Mi historia no era más que una gota en un océano de pesar y confusión. Sentí que a estas alturas a nadie le iba a importar mi dolor...
Por ese motivo ha permanecido callada todo este tiempo, porque tras ver la cantidad de mujeres que alzaron su voz para denunciar a Weinstein, su relato era, según ella, uno más.
7. ...quizá era un efecto de todas esas veces que me dijeron, especialmente Harvey, que no era nadie.
La actriz detalla el poco valor con el que la trataba el productor, algo por lo que se vio con el poder de hacer con ella lo que quiso.
8. Me inspiraron aquellas mujeres que tuvieron la valentía de decir algo, especialmente en una sociedad que votó por un presidente que fue acusado de acoso y abuso sexual por más de una decena de mujeres.
Si Hayek ha decidido dar un paso adelante ha sido porque se niega a aceptar un mundo donde aún reine el poder machista, tal y como declara al aludir las denuncias a Donald Trump.
9. Era impensable que una actriz mexicana aspirara a ser parte de Hollywood. Y aunque había comprobado que esa idea era errónea, todavía era "nadie".
Mientras ella crecía desde el rango más humilde de la interpretación hasta intentar hacerse un hueco en el mundo artístico, Harvey Weinstein iba tomando el mando en la meca del cine.
10. Una de las fuentes de fortaleza que me dio la determinación para impulsar mi carrera fue la historia de Frida Kahlo.
La artista mexicana y toda la revolución que ella representó se convirtieron en la bandera de Hayek para seguir adelante y además, con el deseo de algún día contar su historia. Lo que Salma no sabía es que llevarla a cabo supondría su pesadilla.
11. Lo único que sabía de Harvey en ese momento era que tenía un gran intelecto, que era un amigo leal y que era un hombre de familia.
Eso era lo que le habían contado sobre Weinstein, unos atributos que no le daban ningún motivo para desconfiar. El supuesto buen perfil del productor unido al poder de Miramax, donde antes trabajaba, se convirtieron en la opción que más deseaba Hayek para producir su película de Frida.
12. Con lo que sé ahora, me pregunto si no fue solo mi amistad con Quentin Tarantino y George Clooney lo que me salvó de ser violada.
Gracias a sus influyentes amigos, la actriz estuvo protegida de posibles situaciones más desagradables, ya que actores de renombre como Clooney eran de gran importancia para la industria que mantenía vivo a Weinstein.
13. Estaba extremadamente emocionada por trabajar con él y con la empresa. En mi ingenuidad pensé que se había cumplido mi sueño.
Salma se veía inmersa en un gran proyecto que le abría las puertas de Hollywood por lo que creía que estaba en el mejor lugar y con la mejor gente posible para crecer.
14. Había apostado por mí, la "nadie". Dijo que sí. No sabía que muy pronto yo tendría que decir no.
Ese 'sí' del productor supuso la esperanza de una joven actriz en los 90 que veía ascender su carrera, pero al mismo tiempo se metía en un terreno desconocido.
15. Con cada rechazo surgía la ira maquiavélica de Harvey. No creo que odiara nada más que la palabra "no".
Y es que la actriz tuvo que repetir esa palabra en decenas de ocasiones, en situaciones íntimas y ante la muestra de poder machista que él quería ejercer sobre ella. Por eso, Hayek tenía claro a qué decirle que no:
No a abrirle la puerta a cualquier hora de la noche en hotel tras hotel y locación tras locación donde se aparecía inesperadamente.
No a bañarme con él.
No a dejarlo que me viera bañarme.
No a dejarlo que me diera un masaje.
No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje.
No a dejarlo que me hiciera sexo oral.
No a desnudarme junto con otra mujer.
16. Sus demandas absurdas me hacían desprenderme de todos los asuntos de mi agenda para estar en una fiesta privada con él y unas mujeres que pensé que eran modelos pero después me enteré que eran prostitutas.
Salma tenía que cumplir con los deseos de Weinstein, al menos en los que se referían a pasar tiempo con él, ya que en peticiones mayores, la actriz no le permitió sobrepasar los límites.
17. "Te voy a matar, no creas que no puedo”.
Cuando Weinstein no conseguía sus propósitos con Hayek hablándole de forma dulce y agradable, la ira se adueñaba de sus palabras y se convertía en el "monstruo" que la actriz describe.
18. Para él yo no era una artista; ni siquiera era una persona. Era una cosa: una nadie, solo un cuerpo.
Tanto que cuando vio que la mexicana no sucumbía a sus encantos le dejó claro que había contactado con otra actriz que haría su papel en Frida.
19. Cuando empezamos el rodaje terminó el acoso sexual, pero la ira aumentó.
Discutieron durante todos los días de grabación y tanto a ella como a su productora las definió como "las peores rompehuevos que había conocido en su vida".
20. Luego le pidió a todos en la sala que salieran, excepto yo. Me dijo que la única cosa que tenía a mi favor era mi atractivo sexual y que en esta película no tenía nada de eso.
La actriz asegura que al escuchar eso por boca de Weinstein -y todavía con Síndrome de Estocolmo, según dice- le "destruyó el alma" porque ella quería que él la viera como una artista a pesar de todo.
21. Lo único que él notaba era que no me veía sexy en la película. Logró hacerme pensar que la película no merecía grabarse.
Le hacía dudar constantemente de su valía como actriz y lo reducía todo a su apariencia física, de la que siempre quería sacar provecho.
22. Me dejaría terminar el filme si acordaba tener una escena de sexo con otra mujer. Y demandó que hubiera desnudez total vista desde enfrente.
Al final Weinstein consiguió lo que quería e hizo que Salma mostrara su cuerpo al completo en mitad de la película para cumplir "su fantasía".
23. Iba a estar desnuda con otra mujer por Harvey Weinstein. Pero no podía decirles eso.
Tantos amigos y conocidos de la actriz pusieron tanto empeño en que el film se llevara a cabo que no podía "fallarles", según cuenta, y decidió aceptar el desnudo ante las cámaras.
24. Tengo que admitir que a veces era amable, gracioso e ingenioso, y eso era parte del problema: nunca sabías a qué Harvey te ibas a enfrentar.
Años después de lanzar la película, actriz y productor se reencontraron en un evento y Wenstein le contó que se había enamorado, que se había casado con Georgina Chapman y que era un hombre distinto. Hasta le dijo que Frida -una película que nunca le gustó hacer- fue un éxito de Salma y que quedó preciosa. Ella le creyó, pero hoy Hayek ha vuelto a darse cuenta de que de nuevo la mintió.
25. Tanto me hirió. Nunca le dejé ver lo mucho que me asustaba. Cuando lo veía en eventos sociales sonreía e intentaba recordar las cosas buenas de él, diciéndome a mí misma que había ido a la guerra y había ganado.
Ese pensamiento de victoria no le sirve de nada hoy a Salma Hayek, que es testigo de todos los nombres de actrices que están saliendo para condenar el acoso sexual que sufrieron por parte del productor. Por eso, para aportar todo cuanto ella ha sabido y sabe de él decidió escribir la carta que se ha convertido estos días en la reivindicación más sincera del Hollywood más oscuro.