No está siendo el mejor comienzo de año para Sarah Ferguson (64 años). La que durante diez años fue la mujer del príncipe Andrés (63) está atravesando un complicado momento al que tiene que hacer frente en solitario.
Desde hace unas semanas, no cesan las informaciones que han vuelto a poner en el foco mediático al hijo de Isabel II tras la publicación de los archivos del caso de Jeffrey Epstein, donde su nombre no deja de aparecer. A pesar de estar divorciados desde hace ya casi 30 años, la relación entre ellos continúa siendo magnífica.
Tanto que es ella quien le ayuda económicamente después de que el duque de York dejase de recibir cualquier tipo de dinero por parte de la Casa Real. Hasta el fallecimiento de Isabel II, era la reina quien ayudaba, en la medida de lo que podía, con una asignación.
La situación del exmatrimonio se ha complicado en los últimos días más de lo que esperaban. Hasta ahora, era Sarah Ferguson, tal y como ha reconocido en multitud de ocasiones, quien ha estado manteniendo a la familia. Gracias al éxito de sus libros, editados en varios idiomas, ha estado ganando un dinero muy necesario en los últimos años.
Sin embargo, un contratiempo inesperado puede poner en peligro el futuro de la familia: se ha quedado sin su trabajo principal. En noviembre comenzó su participación como presentadora del programa This Morning, ahora The Mirror ha publicado la negativa de la cadena ITV de renovarle el contrato y ha prescindido de sus servicios.
Tal y como explica el medio británico, Sarah Ferguson no supo conquistar a la audiencia el día de su debut. De hecho, los altos directivos aseguran estar "descontentos" con su desempeño. Explican que la exmujer del príncipe Andrés incluso repartió regalos a todo el personal con el que trabajó. Se rompe así su sueño de ser presentadora y de conseguir unos ingresos que en estos momentos son vitales para ellos.
Sin trabajo, con la reputación por los suelos y a punto de quedarse sin donde vivir: así está la situación del exmatrimonio que, a pesar de llevar años divorciados, siguen viviendo bajo el mismo techo y compartiendo el día a día.
A raíz de este despido, la expareja podría quedarse sin casa. El príncipe Andrés lleva involucrado en una guerra contra su hermano, Carlos III (75), casi desde la muerte de su madre. El nuevo monarca no está del todo de acuerdo con la forma de actuar de la fallecida y quiere apartar de su camino a una fuente viva de problemas. Sin embargo, hace unos meses pareció que las aguas volvieron a su cauce.
La intención de Carlos III era que su polémico hermano se mudase a Frogmore Cottage, residencia de los duques de Sussex hasta que fueron obligados a abandonarla. Todo para que el duque de York y Sarah Ferguson liberasen Royal Lodge, la propiedad en la que residen juntos desde 2002. Sin embargo, esta mudanza se ha paralizado tras llegar a un acuerdo que ahora podría romperse.
Los hermanos firmaron que el duque podía quedarse a cambio de que se hiciese cargo de las reformas de la propiedad. Unos arreglos que ascienden a los dos millones de euros, cifra por la que se le concedió "una suspensión de la ejecución" para que pudiera encontrar fondos para pagarlos. Su exmujer parecía ser la solución al problema, pero tras el cese en su puesto de trabajo, todo se ha complicado.
Con la retirada de sus títulos y la llegada de Carlos III al trono, el duque dejó de recibir su asignación anual de 249.000 libras, lo que le incapacitaba para seguir pagando el mantenimiento de la residencia real. Ahora no recibe ningún tipo de ingresos y no tiene en quien apoyarse.
La ayuda de Isabel
A pesar de todas las situaciones que ha tenido que atravesar Andrés de Inglaterra durante estos años, siempre podía contar con el apoyo incondicional de su madre. La reina Isabel II le ayudó a pagar parte de los 14 millones de euros del acuerdo al que llegó con Virgina Giuffre, víctima de Epstein, y con la que fue fotografiado.
Con toda la polémica de nuevo sobre la mesa, su hermano pretende alejar el caso Epstein de la monarquía británica y poder dirigir un reinado tranquilo. Aunque son muchas las discrepancias entre ellos, su relación personal continúa muy unida. Sin ir más lejos, estas navidades las pasaron juntos en Sandringham. Tal es el vínculo que incluso Sarah Ferguson pasó junto a ellos las fiestas después de 30 años alejada del lugar.