En esta jornada histórica el rey Carlos III y su esposa, la reina Camila, han sido coronados en la Abadía de Westminster, la primera ceremonia de este tipo en Reino Unido desde que la madre del monarca, Isabel II, ascendiera al trono británico un 2 de junio de 1953: hace 70 años. El momento de la coronación se ha revelado especialmente tenso, tal y como han mostrado las cámaras, mientras en las inmediaciones del templo religioso del centro de Londres se alternaba el arropo de miles de simpatizantes con manifestaciones contra la monarquía.
Como era de esperar, la primera coronación en Reino Unido en siete décadas ha estado pautada hasta la extenuación: todo medido y controlado, desde el primero hasta el último detalle, cada minuto revestía una fuerte carga simbólica que ha flaqueado precisamente en dos instantes de esta ceremonia religiosa. En ambos, el coprotagonista ha sido el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien ha colocado sendas coronas sobre las cabezas de los reyes británicos con sumo cuidado.
Con el objeto de coronar a Carlos III, Welby se ha afanado 10 segundos con varias intentonas en ligeros movimientos de muñeca para tratar de ajustarla. Cuando por fin lo ha logrado, se ha agachado y el rey lo ha mirado seria y fijamente a los ojos, tal y como se puede observar en el siguiente vídeo de la BBC:
En el caso de la coronación de la Camila, Welby, al levantar la corona por encima de su propia cabeza antes de posarla sobre la de la reina, ésta ha se ha recolocado en el asiento dos veces, ha mirado hacia el suelo por un instante y el arzobispo ha seguido la pista. Probablemente al acercarse la hubiera pisado sin querer, pero no ha habido más señales que éstas y los momentos descritos, disponibles en vídeo más abajo (en el 00:28), están abiertos a interpretación. Inmediatamente, el líder religioso se ha dispuesto a coronar por fin a Camila y después ella ha tratado de ordenar su flequillo con un dedo hasta cuatro veces.
Welby ha hecho un llamamiento a los ciudadanos del Reino Unido y los territorios de la Commonwealth para invitarlos a participar como voluntarios y a prestar servicio por los demás. Después, se ha dirigido al monarca y ha hecho referencia a la responsabilidad que le ha sido encomendada: "El peso de la tarea que os se os encomienda hoy sólo es soportable con la ayuda de Dios".
¿Cómo ha sido la coronación de Carlos III?
Justin Welby ha sido el encargado de oficiar el momento clave del rey número 40 coronado en Westminster. Pese a que Carlos III se ve a menudo como una persona inexpresiva, el momento en que el arzobispo de Canterbury ha intentado acomodar la corona sobre su cabeza ha logrado resquebrajar la solemnidad que se respiraba en el ambiente por la visible incomodidad del monarca ante las intentonas de Welby para colocarle el símbolo por excelencia del poder de un rey: la corona, junto al cetro y el anillo.
Esta corona de oro de 22 quilates pesa dos kilos y tiene 444 piedras preciosas: una alhaja histórica que Carlos III sólo podrá usar en esta ocasión. Al posar finalmente la corona de San Eduardo sobre la cabeza de Carlos III, se ha hecho un silencio sepulcral en la Abadía hasta que el arzobispo de Canterbury ha exclamado "¡Dios salve al rey!". A este grito ha seguido la música de las trompetas y las salvas reales en el exterior del templo.
El príncipe Guillermo es el único que ha jurado lealtad al rey: "Yo, Guillermo, príncipe de Gales, os juro mi lealtad, mi fe y mi verdad. Con la ayuda de Dios". Así se ha expresado el heredero al trono y el mayor activo de la monarquía británica, que acto seguido ha besado a su padre en la mejilla.
¿Qué ha pasado con la reina Camila Parker?
El protocolo también tenía reservado al arzobispo de Canterbury colocar sobre la cabeza de la reina Camila la corona de María de Teck, la misma que usó la bisabuela de Carlos III en su coronación, en 1911.
Como ocurrió previamente, el momento de encajar la corona de 600 gramos y 2.200 diamantes incrustados se ha demostrado algo incómodo. Cierto es que el proceso ha sido especialmente más rápido en comparación con la coronación del rey Carlos III. Con todo, la expresión de la reina Camila, previa coronación, denotaba cierta ansiedad. Una vez coronada, se ha ocupado de recolocar su flequillo.