La empresaria Corinna Larsen (58 años) desveló muchos datos sorprendentes en su pódcast, Corinna y el Rey, emitido a finales del pasado año. La alemana no solo se centró en su relación de amor-odio con el rey Juan Carlos I (85), también contó diferentes aspectos de su vida privada. Uno de los que más llamó la atención fue su patrimonio inmobiliario, compuesto por sorprendentes propiedades.
Entre ellas destaca su palacete de Inglaterra, en el que denunció haber sufrido "intrusiones" supuestamente ordenadas por el Emérito tras su ruptura y que adquirió en 2015, tres años después de que recibiera 65 millones de euros del padre de Felipe VI (54).
Una lujosa mansión llamada Chyknell Hall State, enclavada en Shropshire, Inglaterra, que en el pasado despertó el interés de la Fiscalía suiza y de la que Corinna estaría buscando deshacerse. Así lo asegura The Times, que en su versión digital desvela que ya habría recibido ofertas por valor de 15 millones de libras (17 millones de dólares).
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Una cifra muy lejana a los seis millones de libras (6,7 millones de euros) que ella pagó por la vivienda en 2015 por lo que, de llevarse a cabo la operación, la empresaria germano-danesa lograría un beneficio de casi 10 millones de euros en menos de ocho años.
La propiedad cuenta con un total de 81 hectáreas en cuyo interior se encuentra una gran mansión, construida en el año 1814 y ampliada en 1958. Una vivienda de dos alturas distribuida en once dormitorios, tres salones con columnas y chimenea, biblioteca, bodega y sala de billar, todo ello con una decoración de estilo victoriano y muebles clásicos.
En el exterior se encuentra una gran piscina, una zona de establos, campo de críquet y una gran extensión de tierras agrícolas, cuya explotación está cedida. Además, también hay un área de bosque y un coto de caza, también explotado por terceras personas, todo ello con el consiguiente beneficio económico para el futuro comprador.
Si bien Chyknell Hall State en los últimos tiempos se ha convertido en protagonista de titulares por su polémica dueña, lo cierto es que en el pasado también fue objeto de interés público debido a una historia de infidelidad ocurrida hace dos siglos. En el año 1872 la mansión pertenecía a Henry Cavendish Taylor, un jugador de críquet cercano a la corona británica.
Allí vivía junto a sus tres hijas y su mujer, Selina Cage, a quien un día sorprendió engañándole con un militar en uno de los salones del palacete. La reacción del deportista fue echar a su esposa, quien se escapó con su amante. Además, provocó que la vivienda cambiara una vez más el apellido de sus propietarios, tras pasar por varias familias aristocráticas, ya que Selina puso su apellido a hijas así que, a la muerte del deportista, la mansión quedó como propiedad de las hermanas Gage, borrando el apellido Taylor de las escrituras.
Reformas millonarias
Chyknell Hall Estate forma parte del catálogo de bienes de Inglaterra, lo que significa que el Estado conoce todos los datos sobre las remodelaciones y cambios que se producen en ella. Según los documentos del Estado, la última reforma tuvo lugar en el año 2011, cuando se instaló un sistema de fontanería parecido al de los hoteles y se cambió toda la electricidad.
Se hizo también una reforma casi íntegra de la vivienda, que aunque modernizó las instalaciones, mantuvo los elementos ornamentales más característicos de la mansión para conservar su estilo histórico.