Buenas noticias para la familia monegasca y, por extensión, para los habitantes de Mónaco tras el bache de salud de la princesa Charlène (44 años), el cual mantuvo en vilo al país durante más de un año.
Una vez que la mujer de Alberto de Mónaco (64) ha retomado su agenda pública tras la infección otorrinolaringológica que padeció, acaba de hacerse público otro gran movimiento en la residencia oficial de los Príncipes: abrirá sus puertas al público por primera vez desde 2015 y tras siete años de restauraciones.
Así las cosas, el Palacio quedará totalmente accesible a vecinos y turistas de Mónaco. Tal y como ha trascendido, la reserva que se ha realizado en este enclave inigualable -construido en 1191 como fortaleza genovesa- se ha llevado a cabo respetando tanto el medio ambiente como el patrimonio histórico del también llamado Palacio Grimaldi. Una reforma necesaria a tenor de los bombardeos que sufrió a lo largo de los siglos.
A diferencia de otras familias gobernantes europeas, la ausencia de palacios alternativos en la zona provocó que los Grimaldi hayan permanecido en la misma residencia durante más de siete siglos.
Fue el príncipe Alberto quien hace siete años decidió emprender una ambiciosa reforma que abarcaba el interior como el exterior de la residencia. Se han restaurado las decoraciones, donde destacan los frescos del Renacimiento italiano.
Cabe recordar, además, que el edificio alberga un parque zoológico que fue inaugurado en 1954 por el difunto príncipe Rainiero. Este parque cuenta con 300 animales de, al menos, 60 especies diferentes, que atraen a un buen número de animales.
Para festejar este magno acontecimiento, el palacio de Mónaco ha emitido un comunicado en las últimas horas: "Hace cinco años, el Príncipe Alberto II decidió llevar a cabo una importante restauración de las decoraciones pintadas exteriores e interiores del palacio. El enfoque adoptado por el equipo de restauración pretende respetar tanto el entorno como la integridad del patrimonio histórico".
Esta noticia llega en uno de los veranos más intensos para Alberto de Mónaco y su mujer, Charlène. A finales de julio, el Príncipe visitaba los yacimientos de Atapuerca en Burgos, y ella acudía a una residencia de ancianos en el Principado. Alberto era recibido por los codirectores del Proyecto Atapuerca y vicepresidentes de la Fundación, y su esposa hacía lo propio por el personal y los residentes del hogar, con quienes se mostró cercana, cariñosa y muy sonriente.
Una actitud que no tiene que ver con la imagen que da en los eventos que comparte con el heredero monegasco. Charlène de Mónaco se ha mostrado seria y, en ocasiones, con expresiones que denotan tristeza cuando está junto a su marido.
En los últimos meses, Charlène y Alberto de Mónaco han buscado acallar los rumores de divorcio que se avivaron con la prolongada estancia de la exnadadora en Sudáfrica. A pesar de su actitud seria, en la apertura del Festival de Televisión de Montecarlo, celebrado el pasado 18 de junio, se mostraron más unidos de lo habitual. Cinco días después intensificaban esa aparente complicidad con un apasionado e inesperado beso en Noruega.
Sea como fuere, todo hace indicar que Charlène continuará con sus compromisos institucionales, después de un año aquejada de problemas de salud. En mayo de 2021, la Princesa se trasladó a Sudáfrica por un viaje centrado en la conservación de la fauna salvaje y la lucha contra la caza furtiva. Su estancia, sin embargo, se prolongó más de lo previsto debido a una infección de oídos, nariz y garganta que contrajo tras someterse a un levantamiento de senos paranasales e injerto óseo.
Una complicada situación que la obligó a pasar por quirófano hasta en tres ocasiones. Tiempo después, tras una breve parada en Mónaco, Charlène se mudó temporalmente a una exclusiva clínica de los Alpes suizos para tener "un período de calma y descanso".