La reina Isabel II de Inglaterra (95 años) ha acudido este sábado a presenciar las carreras de caballos de Royal Ascot, en Berkhire, cerca del Castillo de Windsor, por primera vez desde 2019.
La monarca, que solía ser una visitante habitual de este evento, este año aún no lo había seguido en directo desde su comienzo, el pasado martes, y tampoco en la pasada edición, cuando se disputó a puerta cerrada por la pandemia. Pero la jefa del Estado británico ha aparecido finalmente para clausurar estas tradicionales carreras y para deleito de su pueblo, que la ha recibido con una sonora ovación.
La reina Isabel II, que enviudó el pasado 9 de abril tras fallecer su esposo, el duque Felipe de Edimburgo a los 99 años, llegó a Ascot a las 15 horas de la tarde -hora española- en un automóvil beige, con un atuendo en tonos verde lima, perlas, un reloj de oro y sombrero a juego con el tono del traje.
La soberana, muy sonriente, fue fotografiada saludando a los congregados, que la recibieron con aplausos. Los caballos de la Reina, de nombre Reach For The Moon, Tactical, Light Refrain y King's Lynn tenían que competir esta tarde. Los medios locales también recogieron la llegada al evento, con anterioridad, del nieto mayor de Isabel II, Peter Phillips (43), que se ha convertido en noticia en estos días tras formalizar el divorcio con su esposa, Autumn (42).
"El señor Peter Phillips y la señora Autumn Phillis están encantados de anunciar que han llegado a un acuerdo acerca de los asuntos financieros en su proceso de divorcio, cuyos términos han sido aprobados por el tribunal. Aunque es un día triste para Peter y Autumn, su prioridad seguirá siendo el bienestar y la educación de sus maravillosas hijas, Savannah e Isla. Los dos están satisfechos de haber resuelto las cosas de manera amistosa, unas decisiones que han tomado teniendo muy presentes a sus hijas. Peter y Autumn solicitan privacidad y respeto para sus niñas mientras la familia se adapta a este nuevo capítulo de su vida", rezaba el escrito que hicieron llegar a los medios de comunicación.
Los problemas de Isabel II
Las carreras hípicas de Royal Ascot, famosas mundialmente en parte por los llamativos sombreros de los asistentes, terminan este día, día 19 de junio, con la asistencia de unas 12.000 personas, lo que ha sido posible gracias a que el hipódromo participa en un programa piloto del Gobierno para organizar de forma segura frente a la Covid-19 acontecimientos multitudinarios.
La soberana es una "fanática" de las carreras de caballos y cada mañana lee el diario especializado Racing Post para identificar a los sementales con más potencial a fin de mejorar sus establos reales, según reveló esta semana el director de éstos, John Warren.
Efectivamente, Warren también declaró para la BBC que Isabel II encuentra en Ascot un lugar donde evadirse de los grandes problemas que la atormentan últimamente. Un espacio de "un gran escapismo de todo lo que tiene afrontar en su vida cotidiana", expresó Warren, haciendo una alusión directa a la pérdida de su esposo, los escándalos de su hijo, el príncipe Andrés de York (61) o los enfrentamientos públicos de los duques de Sussex con la Familia Real británica.
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