La fecha del 7 de marzo estaba marcada por muchos en el calendario desde que se conociera que el príncipe Harry (36 años) y su mujer, Meghan Markle (39), se habían comprometido para sentarse en la televisión, frente a Oprah Winfrey (67). Una conversación con la que explicar todos los detalles de su marcha de Reino Unido a América, para poner de manifiesto por qué han dado el paso de desvincularse de la Casa Real británica. Una charla en la que, algunas de las revelaciones que hizo la duquesa de Sussex guarda muchas similitudes con las que hizo la madre de su marido, Diana de Gales, años atrás.
Es como si Meghan quisiera seguir la estela de la princesa Diana pero, obviamente, sin llegar a su trágico final. Ya en su día, en el comunicado emitido por Harry en octubre de 2019, cuando comenzó a fraguarse la ruptura del matrimonio con la corona, lo manifestó de manera contundente: "Perdí a mi madre y ahora veo a mi esposa siendo víctima de las mismas fuerzas poderosas". Una sentencia reforzada por la idea de que, si decidió dejar atrás su país, fue por el simple hecho de que quería proteger a su familia. Empezando por su mujer, para que no terminara como su madre hace casi 23 años, en aquel fatídico 31 de agosto de 1997 en París en el que perdió la vida.
Una de las revelaciones que más ha impactado de las que Meghan realizó a Oprah fue la de la idea del suicidio. Algo que también atormentó en su día a Diana de Gales. Markle fue directa. Expresó que ser miembro de la realeza inglesa supuso para ella el reto de "sobrevivir". Winfrey le dio la réplica: "Suena a que hubo un punto de inflexión". Y ella pronunció una de las frases más contundentes de la noche y que se ha colocado en los titulares de todo el mundo sobre esta entrevista: "Simplemente ya no quería seguir viviendo. Fue un pensamiento constante, real y aterrador". El mismo que le hizo sentir vergüenza al confesárselo a su marido, por las pérdidas a las que ha hecho frente desde niño. Empezando por su madre.
Oprah le fue aún más directa: "¿Tuviste pensamientos suicidas?". El "sí" rotundo de Markle llevó a recordar esas confesiones de su madre, Doria Ragland (64), cuando comenzó la polémica del Megtrix. Su hija estaba tan superada por el trato que recibía, no solo en los medios de comunicación (con los que Harry y Meghan comenzaron una guerra en los juzgados que a día de hoy no han terminado), sino también en el ambiente de palacio, que había caído en una depresión. Un trastono que, en el caso de Diana de Gales, derivó en bulimia (explicado por ella misma en 1995).
Diana también tuvo en mente quitarse la vida. En el documental de Netflix Being Me: Diana (Siendo yo: Diana), se alude a que a la que fuera esposa del príncipe Carlos (72) se le pasó por la cabeza terminar con su vida hasta en cuatro ocasiones. El biógrafo de Lady Di, Andrew Morton (68), ya lo recogía en Her True Story (Diana su verdadera historia), obra publicada en 1992 poco después de que ella y el heredero al trono se separaran. "Diana decidió colaborar con el libro porque era su manera de poder contar su verdad, sin quedar expuesta", relató en una entrevista en septiembre de 2019.
Aseguraba Morton, a través del relato que le ofreció la protagonista, que, en una de las ocasiones en las que se quiso quitar la vida, su propio marido fue testigo. Y que en otra, puso en riesgo, incluso, la vida de su hijo mayor, el príncipe Guillermo (38). ¿Qué es lo que llevo a Lady Di a estar decidida a darse un final así? El propio Morton ha explicado en numerosas ocasiones que eran las ausencias de su marido, la soledad que sentía, lo que provocaba que esos pensamientos regresaran a su cabeza de manera recurrente. También, según explicó ella unos años más tarde, la depresión en la que cayó tras el nacimiento del primero de sus vástagos, fue determinante para verse sumida en ese pozo en el que no encontraba razón para seguir adelante.
Ambas coinciden en la confesión de que trataron de buscar ayuda externa para poner fin a ese calvario. A ambas se les fue negada, porque no daría buena imagen de la corona. "Estaba pidiendo ayuda a gritos, pero daba las señales equivocadas, y la gente usó mi bulimia como excusa: decidieron que ese era mi problema, que era inestable", eran las palabras que pronunció Diana en 1995. Y que recuerdan a las que este domingo pronunciaba Meghan: "Fui a una de las personas de mayor rango para buscar ayuda. Me dijeron que no podía, que no sería bueno para la institución". Unas sentencias, la de una y otra, que no hace sino profundizar en la imagen de frialdad de la corona que tanto Lady Di como Meghan han subrayado con sus testimonios.
Mentiras y filtraciones
"Su miedo era que, una vez que la corona anunciara su separación, el equipo de prensa del palacio comenzara a filtrar versiones que dejaran mejor parado a su marido. Era la mujer más fotografiada del mundo, pero nadie imaginaba lo infeliz que era. Las grabaciones secretas fueron su manera de contar primero su calvario y ganarle de mano al equipo de Carlos", contaba Andrew en esa charla periodística de hace año y medio, poniendo de manifiesto otro de los obstáculos a los que se ha enfrentado Meghan: que en palacio, siempre han tratado de proteger a otros miembros de la familia real por encima de ella. Y, en su día, también por encima de Diana.
"Una vez casados y cuando todo comenzó a empeorar, comprendí que no solo no me estaban protegiendo, sino que estaban dispuestos a mentir para proteger a otros miembros de la familia. Pero no estaban dispuestos a decir la verdad para protegernos a mí y a mi marido", explicaba, muy serena, Markle ante Winfrey. "El Palacio mintió sobre mí para proteger a los otros miembros de la realeza", añadía, asegurando que su drama fue "silenciado", y que desde Buckingham se le dio orden de que no diera una respuesta contundente a los rumores que se publicaban en prensa sobre ella. "Sin comentarios", eran las dos únicas palabras que tenía que pronunciar al respecto.
En 1995, la BBC británica ofreció una entrevista histórica con Diana Spencer. "Creo que hay mucha gente que no quiere que yo sea reina. Y con mucha gente me refiero a la institución que represento, porque han decidido que yo soy inaceptable", explicaba en esa entrevista que fue seguida por casi 23 millones de espectadores. Y en la que aún hablaba en presente, porque el divorcio de Carlos no se rubricó hasta 1996.
De nuevo, un paralelismo: que la institución, como ella decía, no aceptaba su rol. En el caso de Meghan, si bien es cierto que su papel no era el de reinar, sí que ha explicado cómo se "perpetuaron las mentiras" desde Buckingham para dejarla mal. A ella y a su marido. Y ese fue uno de los motivos principales de esa huída hacia delante de Harry su esposa, para proteger a la familia.
Relación con Isabel II
En este punto, también son coincidentes. Porque ambas entrevistas han sido consideradas como sendos ataques a la reina Isabel II (94). Aunque solo sea porque es la cabeza visible de una institución en la que tanto Diana en su día como Meghan ahora han centrado las críticas. Aunque los titulares tras la charla de los duques de Sussex con Winfrey hablan de que la monarca puede respirar tranquila porque ha quedado, de alguna forma, salvada, lo cierto es que a la reina le ha causado un gran quebradero de cabeza.
La relación entre Lady Di y su suegra nunca fue cercana. La distancia que guardaban en los actos sociales era más que evidente. Pero no solo eso. Incluso sus comentarios eran considerados inapropiados dentro del ambiente de la corte. Morton recoge en el mencionado libro un ejemplo. Diana consideraba que la monarquía era "claustrofóbica y completamente anticuada, sin ningún tipo de relevancia para la vida y los problemas actuales". Así que, durante un almuerzo en Sandringham, osó preguntar si, en una hipotética Europa Federal, la institución tendría relevancia. "La reina, el príncipe Carlos y el resto de la familia real la miraron como si estuviera loca y continuaron con su charla sobre quién había abatido al último faisán del día, un debate que ocupó el resto de la noche", se puede leer en las páginas de esa biografía.
Esa misma claustrofobia es la que ha se desprende, por sus palabras, que ha sentido Meghan. No solo de las pronunciadas ante las cámaras de la CBS, sino en ocasiones anteriores. Dando la sensación de que el feeling entre ella y la abuela de su marido brillaba por su ausencia. Lo mismo que pasaba con Diana. A pesar de que siempre se han tratado de guardar las apariencias por el bien de la corona, tanto en una entrevista como en otra, diciendo más o menos, Isabel II no sale favorecida. Porque a esta nunca le ha gustado que las cosas de palacio se aireen.
Explicaba Morton en una conversación con JALEOS hace dos años y medio, que Meghan sentía una cierta "obsesión" por ser como su difunta suegra. Sea o no una sentencia real al 100%, los paralelismos de una y otra historia, de sus sentimientos al entrar a formar parte de la familia real británica y cómo ninguna soportó la presión, puede ser una prueba evidente de aquella sentencia.
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