El príncipe Joaquín de Bélgica (28 años) ha sido noticia en España estos días atrás por asistir a una fiesta privada en Córdoba que está siendo investigada por la Policía debido a que superaba el número permitido de asistentes. Las 27 personas que asistieron al evento están en cuarentena obligatoria después de que el sobrino del rey Felipe de Bélgica diese positivo por Covid-19.
El joven, hijo del príncipe Lorenzo (56) y la princesa Astrid (58), mantiene una relación con la española Victoria Ortiz Martínez-Sagrera (28), en cuyo chalet se celebró la reunión prohibida el pasado 26 de mayo.
Tras lo sucedido, Joaquín de Bélgica y su pareja, que también ha dado positivo en un test de coronavirus, pasan el encierro en esta propiedad de los padres de ella, una mansión ubicada en la exclusiva zona de El Brillante, en la capital cordobesa.
Se trata de un imponente chalet protegido por muros rojizos y frondosa vegetación, entre cuyas paredes el príncipe y su novia permanecen desde que estallase el escándalo. Ninguno de ellos ha vuelto a pisar la calle, igual que ocurre con el resto de invitados, que se encuentran confinados en otra propiedad de la familia Ortíz Martínez-Sagrera donde, al parecer, se celebró otra fiesta antes de la que ahora está siendo investigada, tal y como ha reconocido la familia a la Policía, según Vanitatis.
El príncipe belga y su novia comparten el encierro con los padres de ella, sus hermanos y el personal de servicio de la mansión, según apunta la citada publicación. La matriarca de la familia cordobesa, la abuela María Victoria, permanece aislada en la finca de Hornachuelos donde se celebró una de las reuniones que, según defiende la familia, tuvieron lugar durante "varios días" y sin superar el aforo permitido, pese a que el Ayuntamiento de Córdoba tiene otra información.
El trayecto de la polémica
Joaquín de Bélgica se trasladaba a España el pasado 24 de mayo en un vuelo comercial, gracias a un permiso de trabajo para realizar prácticas empresariales en la ciudad andaluza.
El día 26 se celebraba esta fiesta en la finca de El Brillante en la que 27 personas de la alta sociedad cordobesa se daban cita a pesar de las restricciones sanitarias que, por aquel entonces, tan sólo permitían reuniones de hasta diez personas. Un día después del evento, el aristócrata belga daba positivo en un test de Covid-19, por lo que él y el resto de asistentes han sido obligados a confinarse.
Ante la polémica, que actualmente está siendo investigada por la Policía Nacional, el príncipe reconocía no haber respetado las medidas de cuarentena y pedía disculpas mediante un escrito emitido a través de su portavoz en Córdoba, el abogado Mariano Aguayo Fernández de Córdova.
"Me gustaría disculparme por no haber respetado todas las medidas de cuarentena durante mi viaje. En estos momentos difíciles, no pretendía ofender ni faltar el respeto a nadie. Me arrepiento profundamente de mis actos y acepto las consecuencias", rezaba la nota.
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