La reina Letizia (47 años) ha sido la cara visible de la Corona durante la Cumbre del Cambio Climático de Madrid. El rey Felipe (51) no ha pasado por allí ni un solo día, y ha sido en Letizia en la que ha caído ese peso. La soberana ha hecho su segunda visita a Ifema este miércoles, aunque esta vez no tenía ningún otro acto después y por ello ha lucido un poco más acorde.
Si la pasada semana pisaba la moqueta del Centro de Congresos con un abrigo atado hasta el cuello, hoy ha decidido que en diciembre con manga corta se va de lujo. Letizia ya ha sacado del fondo de su armario este vestido firmado por Hugo Boss. Se trata del modelo Dechesta de la colección de otoño-invierno del año pasado de la marca alemana. Realizado en tela Principe de Gales, no lleva mangas, es de cuello cruzado y es perfecto para un estilo working girl que tanto gusta a la Monarca.
Se trata de un outfit bastante aburrido al que le ha querido dar un toque moderno y casi ha sido peor. Como dice el refrán: "los experimentos con gaseosa". La idea ha sido usar la capa de Zara, que tiene desde hace años, para dar el punto menos serio al vestido. Total, un desastre.
La capa es bonita pero al no tener mangas deja los brazos de la Reina al aire y eso un 11 de diciembre en Madrid llama bastante la atención. Además, el estilo de las dos prendas se llevan a matar. No pegan nada. Para combinar algo el abrigo Letizia ha llevado una cartera a juego negra de Hugo Boss y los salones de Prada, que esos pegan absolutamente con todo.
En cuanto las joyas tampoco es que haya sido una fiesta: los pendientes de diamantes redondos y el anillo de Karen Hallam. El pelo suelto y un maquillaje ligero ponen fin a esta salida de la reina Letizia que olvidaremos en unos cinco minutos o incluso menos. Este jueves volveremos a ver a la reina de España presidiendo el Primer Foro Global sobre el Impacto Socioeconómico de los Accidentes de Tráfico con Víctimas Infantiles, organizado por la London School of Economics and Political Science (LSE), en colaboración con la Fundación Abertis. Guardamos la esperanza de que algo de su atuendo quede para siempre atesorado en nuestra memoria.
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