En el día más importante a nivel político en España tras el pacto entre Pedro Sánchez (47 años) y Pablo Iglesias (41) para formar Gobierno, y con toda la incertidumbre que rezuma España como consecuencia, el rey Felipe VI (51) y Letizia (47) se encuentran en Cuba de visita de Estado. A miles de kilómetros de un país en proceso de adaptación política. Meras casualidades de agencia de las que el monarca es consciente, pero el deber ha mandado una vez más y la conmemoración por el 500 aniversario de la fundación de la capital cubana ha pesado más en la balanza. Había que estar y no se podía faltar ni fallar. Ese era también el deseo del Gobierno.
Este viaje, pues, no se podía suspender pese al panorama convulso que atravesaba España este pasado domingo tras la celebración de las elecciones y cuyos coletazos aún no han terminado. Sumando más coincidencias incómodas, este martes, pocas horas después de que PSOE y Podemos rubricaran su acuerdo en el Congreso de los Diputados con un apretón de manos y un abrazo, el monarca se encontraba dando un plácido paseo por el centro histórico de La Habana, como un turista más. Con una guayabera al aire en tono azul cielo, y oculto tras unas gafas de sol, a Felipe se lo veía relajado y sonriente junto a Letizia, señalando monumentos y compartiendo impresiones al mismo tiempo que se permitía un baño de masas.
Como si todo estuviera en orden en España. La procesión debía ir por dentro y, pese a la diferencia horaria, es de presuponer que el monarca haya estado en constante comunicación con el devenir político. Cabe puntualizar que este viaje a Cuba cuenta con más de una connotación histórica. No en vano, el Gobierno de España siempre ha considerado una anomalía en la relación bilateral con Cuba que ningún monarca español hubiese realizado una visita de Estado a este país. Eso ya forma parte del pasado.
Este motivo se añade a la obligación del deber. En todo ese tiempo ningún rey de España había pisado suelo cubano en un viaje de estas características, aunque el anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, sí estuvo en La Habana con motivo de la cumbre iberoamericana de 1999. Tantos años de espera han ayudado a que Felipe VI y Letizia estén protagonizando una cargada agenda con actos de carácter institucional, económico y cultural.
Tan solo unas horas después de aterrizar en Cuba, los reyes separaban sus agendas para cumplir con sus compromisos institucionales por separado -aunque después de finalizar sendos actos el matrimonio ha vuelto a reunirse-. Mientras el monarca presenciaba, junto al presidente Miguel Díaz-Canel, la firma de un acuerdo marco que guiará la cooperación y los intercambios culturales en los próximos años, Letizia se dejaba acompañar por la primera dama, Lis Cuesta, en su visita a la escuela taller Gaspar Melchor de Jovellanos y al convento de San Francisco, en La Habana.
Sin embargo, ha sido más tarde, al filo de las once y media de la mañana hora local -alrededor de las cinco y media de la tarde hora española-, la reina Letizia tomaba rumbo hacia la Plaza Vieja junto a Cuesta. Una de las zonas más emblemáticas de La Habana. Ambas recorrieron algunas de las calles del centro histórico de La Habana Vieja después de conocer la mencionada escuela.
Para tamaña ocasión, la reina ha cambiado de outfit y se ha decantado por un vestido, esta vez un diseño en color blanco ceñido a la cintura con falda evasé por la rodilla con brocado floral, escote en pico y sin mangas, que ha combinado con sandalias de esparto. Con ella se ha reunido Felipe más tarde y, horas después de este bonito recorrido, en el que se han empapado de la cultura y el encanto de Cuba, los Reyes disfrutarán de un almuerzo privado. Por la tarde, se desplazarán al Teatro Alicia Alonso donde inaugurarán una exposición fotográfica sobre la relación de ambos países y asistirán a un espectáculo de ballet. Posteriormente, se celebrará la cena de Estado en el Consejo de Estado.
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