El rey Felipe VI (50 años) ha pasado por quirófano y se ha sometido a una intervención para paliar unos fuertes dolores de espalda que desde hacía tiempo llevaba arrastrando. El jefe del Estado ingresó el pasado sábado 14 de julio en la clínica Ruber Internacional, según ha publicado en exclusiva la revista Semana.
Lo hacía protegido por la escolta real y de incógnito, tratando de no levantar demasiada expectación y correspondientes especulaciones sobre su operación. Tanto es así que hubo incluso médicos que desconocían que a quien intervendrían aquel día era al rey de España.
El monarca se ha sometido a una intervención de radiofrecuencia por aguja que requiere de una sedación o anestesia local. El hijo del rey Juan Carlos I (80) llevaba algunos meses padeciendo dolores de espalda que con esta intervención, rizolisis, lo habrían paliado.
"La rizólisis se aplica para calmar el dolor si está bien localizado y se trata de una técnica ambulatoria por la que, si no hay contratiempos, el paciente puede irse poco después a casa. Generalmente se utiliza para mejorar a medio y largo plazo el dolor lumbar, cervical o dorsal", confiesan expertos clínicos a la citada publicación.
Prueba de que el Rey se encuentra en perfecto estado es que tan solo dos semanas después de pasar por quirófano se embarcaba en el Aifos500 para competir en la Copa del Rey de Vela en Palma de Mallorca, tal y como estaba previsto.
El barco en el que competía Felipe VI quedó en sexta posición, en la clase ClubSwan50. Sin embargo, lo amargo de no haberse alzado con el triunfo fue compensado con la sorprendente e inesperada visita de su esposa, la reina Letizia (45), y sus dos hijas, la princesa Leonor (12) y la infanta Sofía (11).
Letizia y sus hijas no acudían al Club Náutico de Palma desde el verano de 2015, justo cuando cumplían un año en el trono de España. El protocolo, a su llegada, fue idéntico al de entonces. El coche aparcó en los aledaños del puerto, a continuación caminaron hacia el barco, posaron para la prensa pese a la ola de calor que azotaba a toda España y a continuación embarcaron en el Aifos500 para saludar al Rey y a toda la tripulación.
La subida de madre e hijas ha dejado una curiosa anécdota, pues en el saludo entre los Reyes, justo en el momento en que se daban un beso, la Reina gira su cara para darle el segundo al rey y éste retira el rostro poniendo distancia entre ambos y creando lo que coloquialmente se conoce como una 'cobra'.
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