Iñaki Urdangarin (50 años) tendrá que entrar en la cárcel en el plazo de cinco días, la fecha límite es este lunes 18 de junio. Una decisión judicial que llega como un varapalo para la infanta Cristina (52 años) quien tiene muy claro que su vida no trascurrirá en España, país del que marcharon por los escándalos del caso Nóos y en el que cumplirá condena su marido.
La hija del rey emérito justifica su decisión y apoya la responsabilidad en la educación académica de sus hijos. Cristina quiere mantener su residencia en Ginebra para que la condena de Iñaki no tenga consecuencias en el trascurso estudiantil de Miguel (16) e Irene (13), los dos hijos menores de la pareja irán el curso que viene al colegio. Juan Valentín (18) terminó la escuela hace un año y Pablo Nicolás (17) se enfrenta a su último mes de escolarización.
Los cuatro jóvenes han asistido a uno de los colegios más exclusivos de la ciudad suiza: la escuela internacional, l'Ecole Internationale de la Route de Chêne de Ginebra. Es el colegio de élite más importante de la zona y su precio es buena muestra de ello.
La educación en este colegio cuesta 30.000 euros por alumno y por año. Esta cantidad es el gasto básico que se tendrá que hacer porque no se incluyen los libros de texto, el servicio de comida, viajes de estudios y las actividades extraescolares.
La cuota académica de los cuatro hijos de Iñaki y Cristina, ha corrido a cargo del patriarca de la familia. El rey Juan Carlos (80) ha sido el encargado de sufragar los gastos del colegio de élite en el que se han criado los cuatro niños durante los años de estancia en Suiza.
La ubicación del colegio es perfecta para la familia porque el domicilio donde están alojados está muy cerca del centro y pueden, así, ahorrar el dinero del transporte al colegio. La escuela internacional de Ginebra ofrece un descuento para familias numerosas, un 10% para el tercer hijo y un 15% para el cuarto, ventaja de la que se podrían haber aprovechado hasta que los dos hijos mayores terminaron sus estudios.
Cristina de Borbón tenían muy claro cuál era el requisito indispensable a la hora e elegir un colegio para la educación de los cuatro niños. La infanta exigía un colegio bilingüe y ella misma se ocupó de la selección.
No sólo los idiomas son uno de los alicientes para elegir esta escuela. Las actividades extraescolares que se ofertan son importantes para los alumnos. Refuerzan el ámbito deportivo y el cultural. Entre sus paredes se puede participar en el centro de artes escénicas, conferencias de importantes colectivos internacionales o clases de danza contemporánea.
Los dos hijos mayores de la infanta se han enfrentado a una de sus decisiones adolescentes más importantes: el traspaso del calor escolar al desamparo universitario. En el mismo colegio ofrecen un apoyo personal, adaptado a la medida del estudiante, para guiarlo en ese camino.
El centro internacional de Ginebra se ha convertido en la excusa perfecta para una infanta que no quiere regresar al terreno del que tuvo que salir tras los problemas judiciales protagonizados por ella y por su marido.
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