Iñaki Urdangarin (50 años) tiene el 21 de marzo marcado en rojo en su calendario personal. Ese día se llevará a cabo la vista pública de los recursos que presentaron tanto el exduque de Palma como su exsocio, Diego Torres, contra la sentencia del 'caso Nóos' en la que se condenó al marido de la infanta Cristina (52) a seis años y tres meses de cárcel. Y es que, una vez se tenga sentencia firme, deberá encaminarse directo a prisión.
Por este motivo, de ratificarse la sentencia primera, el periodo de Semana Santa será el más duro para la familia Urdangarin, ya que el exjugador de balonmano podría estar preparando su 'equipaje' hacia el peor de los destinos: la cárcel. Sin embargo, el vasco se aferra aún al recurso que interpuso el pasado noviembre en el que pedía su absolución ya que él solo ejercía "el papel de mediador sin conocimientos de Derecho Administrativo".
Pero la realidad se inclina hacia su ingreso en prisión. El modo en el que han transcurrido las cosas desde que en 2011 se conociera la trama fiscal y tras sus diversos paseíllos hacia sus comparecencias ante el juez todo hace presagiar un final que Iñaki ha ido retrasando hasta agotar todos los recursos judiciales que están a su disposición, pero el próximo 21 de marzo ya no habrá prórroga posible.
Mientras la espera se hace eterna para los cinco miembros de la familia, solo Cristina y sus hijos permanecen en el domicilio de Suiza de la calle Rue de Granges. Según informa OKdiario, los vecinos no han visto a Iñaki en las últimas semanas, solamente a la infanta y los menores saliendo a primera hora de la mañana y volviendo hacia las siete de la tarde. No hay rastro de Urdangarin, lo que apuntaría que podría encontrarse en otra localidad e incluso en Barcelona donde tienen su sede sus abogados.
El vuelo a Palma de Mallorca, donde tendrá que presenciarse en la Audiencia Provincial de Baleares, será uno de los más difíciles y estresantes de cuantos ha realizado a la isla para verse las caras con el juez y los fiscales. El de finales de marzo será su último paseíllo y su última entrada a los Tribunales, aunque deseará, seguro, no salir de allí si es para poner rumbo a alguna cárcel.
Precisamente el centro penitenciario al que el exduque podría ser destinado de ratificarse la sentencia es todavía una incógnita. Aunque se han barajado cuatro posibles prisiones: Brieva -en Ávila-, Alcázar de San Juan -en Ciudad Real-, Zaballa -en Vitoria- o la de Segovia. Todas ellas estaban en la lista de las que necesitaban reforma y comenzarían obras en breve, pero todo está aún paralizado. La que cumple con mayor rigor los requisitos para acoger a Urdangarin es la de Brieva, por el perfil de prisioneros, por sus instalaciones y por la cercanía a la capital.
Sea cual sea la elegida, el hecho de permanecer entre barrotes y en la sombra distará mucho de su apacible vida en Ginebra. Tras siete años rodeado de abogados, de escándalo fiscal y mediático, de una transformación física evidente, de tener que 'exiliarse' de España y de la Casa Real, este mes todo llega a su fin.