El de este jueves no será un desfile cualquiera. Con el precedente del desafío independentista sobre la mesa, la Familia Real se enfrenta a una jornada no exenta de tensión. Eso sí, se espera una afluencia mayor que la de otros años y de ahí que se haya cambiado la ubicación de las autoridades en el marco del desfile. Este año se situará en la madrileña plaza de Lima y no en la de Neptuno.
Lo que no variará será la atención que capte la reina Letizia (45 años), acostumbrada a lidiar en estos actos con todo tipo de comentarios sobre sus estilismos. Esta vez no será distinto: su look volverá a acaparar todas las miradas como ha hecho en los últimos 13 años, los que lleva como miembro de la Familia Real española. En estos más de dos lustros no ha faltado ni una sola vez a la cita castrense, ni siquiera cuando se encontraba embarazada de sus hijas, en 2005 y 2006.
Este jueves, Leonor (11) y Sofía (10) volverán a acompañar a sus padres en uno de los eventos institucionales más importantes del año, tal y como vienen haciendo desde que sus progenitores son reyes. Y, una vez más, serán testigos de un desfile que dará comienzo pasadas las 11 de la mañana y que se prevé más emotivo que en ocasiones anteriores. Dos horas después, los monarcas, ya sin sus hijas, protagonizarán una recepción oficial en el Palacio Real de Madrid, en la que saludarán a unos 1.300 invitados, una cifra muy similar a la de 2016.
Todo apunta a que esta vez la reina Letizia repetirá modus operandi con respecto a sus estilismos. Felipe Varela (49) ha sido a lo largo de estos 13 años su diseñador fetiche para este acto, por lo que cabe pensar que en esta ocasión no será diferente. Lo que sí parece evidente es que este jueves la reina podrá sacar más lustre a su look que en 2016, ya que el año pasado la intensa lluvia estuvo a punto de provocar la suspensión del desfile y deslució los estilismos de la monarca y sus hijas.
No fue la única contrariedad a la que hizo frente la reina durante el desfile del 12 de octubre de 2016. El diseño en blanco roto con bordados florales en negro que estrenó aquel día le ocasionó un quebradero de cabeza por su sospechoso parecido con un vestido que rubricó Oscar de la Renta para un desfile celebrado en 2011 en Nueva York.
En cualquier caso, lo que está claro es que el atuendo de la reina no pasará desapercibido a ojos del papel couché, tal y como ha sucedido en años anteriores, en los que el estilismo de la esposa de Felipe VI (49) era analizado al milímetro y criticado en ocasiones.
Así ocurrió, por ejemplo, en 2010, cuando la reina decidió romper con el protocolo y presentarse en el desfile con pantalones. O como aquella vez en la que recurrió a unas medias tupidas y a un peinado que le echaban años encima.
Otros años, en cambio, se ha granjeado las mayores alabanzas gracias a sus elecciones, como en los años 2009 y 2013, en los que sus estilismos fueron de lo más acertados.