Si Diana de Gales siguiera viva, muy probablemente habría celebrado el día de su cumpleaños como lo venía haciendo antes de aquel fatídico accidente del 31 de agosto de 1997 en el túnel bajo el Puente del Alma en París: acudiendo a un acto benéfico o cultural.
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Este sábado se cumplen dos décadas de esa celebración. Por eso sus hijos han planeado unos sentidos e íntimos actos para conmemorar tanto la onomástica de su madre como el triste aniversario de su muerte. Pero con unos requisitos muy claros: que la Familia Real británica se mantenga al margen de la organización.
Según apuntan varios medios extranjeros, Guillermo (34) y Enrique (32) tienen previsto llevar a cabo un funeral de índole privado al que también acudirá Kate Middleton (35) con sus dos hijos. Se tratará, concretamente, de una reunión familiar privada que también incluye un servicio religioso en Althorp, lugar en el que el hermano de Lady Di levantó un mausoleo que recibe cada año a miles de turistas.
Al lugar no se permitirá el acceso a la prensa y se blindará mediáticamente a fin de mantener el acto en la más estricta intimidad. Ni siquiera acudirá el propio Carlos de Inglaterra (68), que estos días se encuentra de visita en Canadá junto a su esposa, Camila Parker (69) por una conmemoración bien distinta: la de los 150 años del punto de partida de la independencia del país miembro de la Commonwealth.
Cuando se acerque la fatídica fecha en la que murió Diana, está prevista la inauguración de un monumento en su recuerdo en el palacio de Kensington, lugar en el que residió la princesa del pueblo y en el que actualmente viven sus hijos.
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Así celebró Diana su último cumpleaños
Lady Di quiso soplar las velas de su 36 cumpleaños, el último que celebraría, en la londinense Tate Gallery, acudiendo a un acto cultural. El evento en cuestión no era otro que la gala del centenario del museo británico.
Escogió para la ocasión un vestido de su color fetiche: el negro, el mismo que lucía en los momentos más especiales y clave de su vida. El diseñador de moda marroquí Jacques Azagury, uno de sus sastres de cabecera -culpable de la modernización de su look- se encargó de confeccionarle un ajustado traje largo de tirantes y escote cuadrado con incrustaciones de pedrería.
Con una sonrisa en el rostro, la princesa del pueblo se bajó del coche que la llevó hasta la puerta del museo británico. Además del elegante vestido, dejó al descubierto una gargantilla de brillantes y 16 esmeraldas Art Deco de la reina María que heredó Lady Di como regalo de bodas.
En aquel momento, la que fuera nuera de la reina de Inglaterra estaba feliz, pues mantenía una relación con el cardiólogo paquistaní Hasnat Khan. Su idilio estaba cada vez más próximo a la boda y a la planificación de una vida en común, pero al médico le costaba soportar la férrea presión mediática y días después pondría punto final a su noviazgo.
Ese mismo mes, el de su cumpleaños, comenzaría una relación con Dodi Al Fayed después de que el padre de éste la invitara, a ella y a sus dos hijos, a pasar unas vacaciones a Saint Tropez. Curiosamente, la princesa del pueblo interrumpiría su descanso estival para acudir, a mediados de julio, al funeral de su amigo Gianni Versace. Lo hizo junto a Elton John (70) sin saber que un mes y medio después ambos coincidirían en otro funeral, el de Diana de Gales. Él le cantaría. sería el artista el que asistiría -y cantaría- en el sepelio de la propia Diana de Gales.