Concierto en Tokio, nueve horas de vuelo hasta Los Ángeles para después poner rumbo a Las Vegas. Taylor Swift (34 años) no se podía perder la Super Bowl en el Allegiant Stadium, disputada entre los San Francisco 49ers y Kansas City Chiefs, equipo en el que juega su novio, Travis Kelce (34), y que finalmente resultó victorioso.
Previo al partido, nadie podía imaginar cuál sería el resultado final o quién emergería como la figura del partido, pero una apuesta segura, mucho antes de que comenzara la Super Bowl, era que Taylor Swift sería la estrella de las gradas.
Así fue. Dos horas antes de que comenzara el partido, la cantante hizo acto de presencia en el recinto de Las Vegas junto a la actriz Blake Lively (36), su madre, Andrea Swift, y la rapera Ice Spice. Compartió palco con ellas, así como con la familia de Travis. Entre ellos, el hermano -también jugador de la NFL- y los padres del deportista.
Taylor no se perdió ningún detalle del partido y tras la victoria de los Kansas City Chiefs bajó al terreno de juego, fundiéndose en un apasionado beso y en un largo abrazo con su novio. Fue la imagen de la noche y no tardó en hacerse viral.
Ataviada con una chaqueta bomber roja, el color del equipo de su pareja, vaqueros y top negros, de su cuello colgaba el número 87, el dorsal de Travis Kelce. Taylor Swift completó el look con un pequeño bolso con forma de balón de fútbol americano.
El romance entre Taylor Swift y Travis Kelce fue una de las grandes historias de la NFL durante la temporada que acaba de terminar. No en vano, a lo largo del partido las cámaras y los fans buscaron constantemente a la artista, quien no pudo ocultar su emoción y en cada momento y animó a su novio. La artista se mostró preocupada en los momentos más tensos, pero también se le vio feliz, bailando con la música del estadio, aplaudiendo las jugadas de los Chiefs o celebrando junto a sus amigas.
Para Travis Kelce, especialmente, fue una gran noche. Se convirtió en campeón de la NFL por segunda vez y protagonizó el momento más viral de la Super Bowl. La imagen que todos buscaban llegó al final, cuando el deportista, después de cantar eufórico Viva Las Vegas, se encontró con Taylor Swift en el césped.