Isabel Preysler siempre se ha reinventado junto al hombre que ha estado a su lado y nunca ha tenido un interés económico en sus relaciones sino que ha buscado uno “al que admirar”, como dice Rosa Villacastín. Este martes en plena milla de oro de Madrid, a sus 65 años, ha vuelto a demostrar que su imagen tiene un valor incalculable como reclamo publicitario. Aunque algunas marcas ya le han puesto ceros a su colaboración. Véase el caso del joyero Esteban Rabat, que supo acercarse a ella hace dos años en su peor momento personal.
Algunos cifran en 50.000 euros el caché que el joyero catalán le paga a Preysler por su presencia en los actos promocionales. Han sido tres y en los tres ha sido el personaje mediático del momento. Su primera aparición tras la muerte de Miguel Boyer fue a finales de 2014 en la inauguración de la joyería Rabat en Valencia. En octubre de 2015, recién estrenado el noviazgo con el Nobel, Vargas Llosa, amadrinó la espectacular tienda de la joyería en el Paseo de Gracia de Barcelona. Este martes tras varios meses apartada del photocall y con una biografía no autorizada en el mercado, Isabel ha vuelto a ejercer de madrina, en esta ocasión del espacio Rolex en la boutique de Rabat en la madrileña Calle Serrano.
La filipina no ha defraudado y ha confesado que Mario le pidió matrimonio. "Fue una noche de verano y yo aún no le he contestado". No quiere una ceremonia multitudinaria sino que prefiere algo íntimo y que sea sorpresa. Eso no evita que luego su revista de cabecera publique imágenes en exclusiva. Pilar Eyre puede respirar tranquila, Isabel no va a leer su libro Un amor de oriente (Planeta). Lo único que no entiende Preysler es "que se haga el marketing con Julio y conmigo cuando luego no salen nuestros nombres en el libro", recalcó.
Las marcas manejan estudios que aseguran que lo que se pone Preysler arrasa después en ventas. ¿O acaso no todos seguimos asociándola a los bombones Ferrero Rocher cuando los compramos? Desde hace más de 40 años trabaja en su propia empresa, Isabel Preysler, que cuida a diario, y que le permite ingresar cifras millonarias. Su revista de cabecera ¡Hola! le paga mínimo 40.000 euros cada vez que ofrece una exclusiva. No es de extrañar que les avise de cada uno de sus movimientos. Tiene un contrato desde hace 30 años con Porcelanosa por el que recibe unos 200.000 euros a cambio de varios eventos anuales que la azulejera castellonense tiene programados.
No suele hacer photocalls, pero para que pose para la foto, mínimo hay que desembolsar 20.000 euros. Mantiene sus ingresos (y parece que cada vez más altos) de su línea de cosmética My Cream; serum rejuvenecedor, crema anti-aging y contorno de ojos y labios que rondan los 40 euros. Si uno teclea su nombre y el de Vargas Llosa en Google generan 235.000 resultados. Preysler ha regresado como un huracán y arrasa en todo.