A los autorretratos les llamamos selfies; a correr, running; o a ir de compras, shopping. Y, ahora, a los mercadillos de toda la vida los conocemos como Primark. Sólo que estos últimos tienen escaleras mecánicas, vienen de Irlanda y sucumben ante ellos rostros como Paula Echevarría o Sara Carbonero.
No son los únicas. Este martes, famosos como Quim Gutiérrez, Macarena García, Pablo Rivero o Alfonso Bassave se dejaron ver durante la presentación de su nueva e impresionante tienda de 12.000 metros cuadrados -la segunda más grande de Europa- en plena Gran Vía de Madrid.
Fueron los nombres más conocidos del evento. Y es que, siguiendo su filosofía de ropa low cost, la marca apostó por famosos de este tipo. “¿Quiénes son los que están posando?”, se escuchaba decir entre los periodistas acreditados.
“Me he sentido famosa por una vez”, decía una de las desconocidas que posaron. Daba igual su nombre. Ella era el ejemplo vivo del objetivo de la marca de hacer sentir a todos sus clientes no menos importantes que otros con más posibilidades económicas.
“Democratizar productos de uso cotidiano siempre es muy positivo”, confesaba el siempre elegante Quim Gutiérrez, que lo mismo es imagen de Emidio Tucci que posa para Primark. “Hay que coger lo que te gusta del armario si te sienta bien y lo sabes combinar”.
“Yo no soy de usar marcas de grandes firmas. La ropa que me gusta es la que me pongo. No me gusta gastarme un dineral en ropa”, decía por su parte Macarena García, que acudió al evento con estilismo propio.
“A mí me gusta mucho la estética. Soy bastante presumido… incluso en casa. Es inevitable que cuando ves muchas películas o ves libros de fotografía y entras en una tienda, de manera inconsciente te recuerdan a ello y al final lo coges”, añadía el actor catalán.
Respecto a la polémica de su desnudo, Gutiérrez se hacía el loco. “La película ha funcionado de forma cojonuda”, repetía una y otra vez antes de marcharse a perderse entre los invitados que aprovecharon que la tienda estaba cerrada al público para comprar algún que otro chollo.
Escaleras arriba, los dependientes se sorprendían al ver a algunos famosos probándose ropa y comparando precios. Bassave miraba pantalones; Rivero, jerseys; Gutiérrez, abrigos negros. Y Marisa Jara… pasaba por allí también.
Y, lógicamente como uno no olvida sus raíces de pueblo, servidor también sucumbió a los encantos de este mercadillo del siglo XXI. Es imposible no picotear cuando te plantan delante toda una colección de pijamas, calzoncillos y calcetines de Los Minions. Y más si tienes la tienda cerrada para ti, toda la ropa colocadita y no hay nadie gritándote: ¡Niña! Bragas a un euro. Sorry. Panties, one pound!