El estrés ya ha sido reconocido como una de las enfermedades del siglo XXI. Un trastorno que no solo es el responsable de numerosas afecciones cardiovasculares, digestivas y neurológicas, sino también el causante de que no podamos disfrutar de una mayor calidad de vida. Por algo se suele decir que la felicidad es incompatible con el estrés.
Las responsabilidades y la rutina del día a día hacen que muchas personas se vean afectadas por el estrés. Afortunadamente, en los últimos años están surgiendo una serie de técnicas y terapias que tratan de aliviar y reducir el estrés. Y una de las que cuenta en la actualidad con un mayor número de seguidores es el mindfulness.
Qué es el mindfulness
El mindfulness es una técnica de relajación y meditación procedente del budismo que nos ayuda a reducir en gran medida el estrés. Pero, a su vez, también puede venir muy bien para aliviar los síntomas de ciertos trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión. No en vano, el mindfulness reduce los estados emocionales negativos de las personas e incrementa los sentimientos positivos.
La técnica del mindfulness se basa en centrarnos en el momento presente para aceptar nuestras emociones tal cual nacen, sin tratar de controlarlas o evitarlas. De esta forma, se consigue eliminar la frustración o la ansiedad que nos produce el hecho de enfrentarnos a una situación que no podemos cambiar o modificar por mucho que lo intentamos.
El principal objetivo del mindfulness es dotarnos de un método para aprender a gestionar las emociones, reacciones, actitudes y pensamientos para así afrontar las situaciones que se nos presentan en la vida. Todo ello lo conseguiremos a partir de la práctica y el perfeccionamiento de la conciencia plena. Lo curioso esta técnica es que, a pesar de tratarse de una práctica que está muy de moda en la actualidad, sus orígenes hay que buscarlos a finales del siglo VII a.C. Un momento de la historia íntimamente ligado a la aparición del budismo.
Cómo hacer mindfulness
El mindfulness es una práctica que podemos realizar de múltiples formas. Precisamente, no existe una sola forma de hacerlo, de ahí que puedan llevarse a cabo diferentes ejercicios. Lo ideal es disponer de un espacio tranquilo y sin ruidos que nos puedan distraer. Esto lo podemos conseguir tanto en casa como al aire libre en un entorno donde la naturaleza y la vegetación estén presentes.
Una vez dispongamos de un espacio así, debemos sentarnos con la espalda recta para que no nos moleste ninguna tensión muscular. Hay personas que practican mindfulness sentadas en la posición del loto. Junto a una buena postura, hay que saber controlar la respiración. Una respiración honda y pausada ayuda a oxigenar el cuerpo y relajarse. Pero, además, los ejercicios de respiración controlada nos van a permitir focalizar la atención en algo concreto de forma sostenida.
Una vez sentados con la espalda recta y respirando profundamente, cerramos los ojos y enfocamos nuestra atención en aquellas pequeñas cosas que ocurren en nuestro cuerpo: las palpitaciones del cuello o la muñeca, la manera en la que se mueven los ojos, etc. Pequeños estímulos que no reclamen de nosotros una atención general. Poco a poco, y a medida que vayamos dominando la técnica, podemos ir ampliando el foco de nuestra atención hasta llegar a ciertas experiencias vitales.
No obstante, no hay que jugar ni valorar estas experiencias, solo pensar en ellas y aceptar que forman parte de una realidad. Esta última es la parte más importante del mindfulness, ya que es el momento en el que esta técnica nos ayudará a afrontar las vivencias pasadas de la mejor manera.
Los beneficios del mindfulness
El mindfulness aporta una serie de beneficios más que interesantes para aquellos que lo practican. Ya hemos hablado de sus ventajas a la hora de reducir el estrés y la ansiedad, ya que el mindfulness logra reducir los niveles de cortisol, una hormona que se libera en respuesta del estrés.
Las personas que practican mindfulness viven en un estado de calma y serenidad que beneficia tanto a nivel físico como emocional. La mente calmada de las personas que hacen mindfulness es más proclive a generar ideas nuevas. Es por esto que se trata de una técnica que favorece la creatividad.
Por otro lado, es una técnica ideal para los que padecen de insomnio y para los que necesitan de una mayor capacidad de concentración. Además, nos ayuda a conocernos, a indagar en nuestro interior para evolucionar y disfrutar de mayor bienestar con inteligencia emocional. Esto posibilita que el mindfulness incida en la mejora de las relaciones interpersonales.
Por último, el mindfulness mejora la memoria de trabajo y hace que nos sintamos mucho más seguros a la hora de realizar las tareas de cada día.