La varicela es una patología muy contagiosa que se produce por el virus varicela-zóster (VVZ). Se suele mostrar mediante erupciones cutáneas por todo el cuerpo de la persona que tiene la varicela. En el interior de estas erupciones hay un líquido de color ámbar y que poco a poco se va secando hasta volverse costra. Además, trae consigo otros síntomas como fiebre y un gran malestar generalizado que crea una incómoda sensación.
Suele tener una gran incidencia en la infancia, aunque adolescentes y adultos pueden sufrir varicela. En estos casos, si se tiene en edad adulta, puede haber un cuadro clínico mucho más complejo y delicado. Por eso, es importante tomar las precauciones necesarias para no contagiarse de varicela. ¿Cómo podemos hacerlo? En este artículo queremos compartir contigo algunos consejos de gran utilidad para ello.
¿Cómo se contagia la varicela?
La varicela puede ser contagiada vía directa, con contacto directo con las lesiones de la piel del enfermo. También por inhalación de las gotas de líquido de las vesículas que se transportan por el aire. Puede ser por inhalar las secreciones respiratorias cuando la persona afectada estornuda o tose. No hay que olvidarse que el contagio puede existir con el contacto con utensilios contaminados con secreciones respiratorias o líquido de las vesículas de la piel.
Cómo evitar contagiarse de varicela por contacto
Puede que nunca antes hayas sufrido esta patología y puedes contagiarte por un pequeño descuido. Nunca hay que ponerse en contacto con las lesiones de la piel de una persona enferma. Tampoco con sus secreciones.
Es muy importante desinfectar todos aquellos utensilios que han estado en contacto con la persona afectada. Para ello, se recomienda el uso de una solución de dos gotas de lejía concentrada en un litro de agua. Además, los especialistas recomiendan que el paciente evite compartir la habitación hasta que la persona esté completamente recuperada.
Se debe tener un ambiente ventilado
Las altas temperaturas, son un aspecto que puede ser determinante para el aumento de casos de varicela. Las habitaciones del hogar deben estar correctamente ventiladas. Esto ayudará a mantener la zona libre de virus.
Es importante ventilar la habitación de la persona enferma. Un ambiente cargado es un peligro para las demás personas que no se encuentran infectadas. Al igual que otras enfermedades, la varicela se puede encontrar dispersa en el aire. Esto hace que pueda depositarse en cualquier superficie, pudiendo ser un foco peligroso de contagio.
Mantener la máxima higiene
Con una buena higiene se puede evitar el contagio de enfermedades como estas y muchas otras. Es muy aconsejable lavarse constantemente las manos con agua y jabón. Es importante que los más "peques" de la casa se acostumbren a hacerlo. Con ello, se reducen las posibilidades de infectar lo que toquen.
Lavado de todos los textiles del afectado
Una de las formas de contagio es ponerse en contacto con los textiles que ha tocado la persona afectada. Es muy importante lavar las sábanas todos los días así como las toallas y la ropa que ha utilizado. Debe hacerse una colada por separado para evitar que pueda extenderse el contagio a otras prendas de ropa
La importancia de la vacunación
Una de las medidas más efectivas para prevenir o evitar el contagio de varicela es gracias a la vacuna. Puede ser aplicada a los niños a partir de los 12 meses, pero debe ser en dosis. Se debe procurar proporcionar la vacuna con un intervalo mínimo de 3 meses.
Es de gran importancia que cuando se vacune al pequeño se le aplique la dosis completa. De lo contrario, solo una parte de la vacuna no tendrá ningún efecto y no habrá servido de nada.
Tomar las medicinas adecuadas
Cuando se tiene varicela, es lógico ir al pediatra o al médico de cabecera. En estos casos, será el profesional quien determine qué clase de medicamentos hay que utilizar. Debemos hacer caso a todo lo que nos recomiende el doctor.
No debemos saltarnos ni una toma del medicamento. Gracias a ello, conseguiremos reducir el picor que produce la varicela así como reducir otros de los síntomas de esta enfermedad. En menos tiempo del que imaginamos, nuestro peque, o nosotros mismos, estaremos recuperados.
Recomendaciones generales
En caso de que el contagiado sea nuestro hijo, hermano, sobrino, etc., hay que informar a la guardería o colegio. Asimismo, se recomienda evitar aquellos lugares públicos para evitar contagiar a otras personas, sobre todo niños. Por tanto, se recomienda no ir al parque, ludotecas ni lugares similares.
Lo mismo sucede con los centros deportivos como gimnasios o piscinas. Se recomienda que hasta que el niño o la persona afectada no estén completamente recuperados no vayan a estos lugares. Eso sería una completa irresponsabilidad, aumentando las posibilidades de infectar a otras personas.
Aunque no haya nadie en la piscina o aunque se tenga una piscina en casa, no se recomienda bañarse en ella. La razón es que se pueden reblandecer las costras y producir un picor muy intenso. Lo recomendable es esperar a que todas las erupciones se hayan secado por completo.
Se deben realizar duchas rápidas, mejor si es con agua tibia o fría si se puede soportar. Esto aliviará el picor. No se recomiendan los largos baños con agua caliente. Cuando haya que secar al niño, hay que hacerlo sin frotar. Con ello, se evita que las costras se caigan y dejen cicatrices, como pudiera pasar con una enfermedad como la viruela. En este caso, las cicatrices no desaparecerían si no es con una intervención quirúrgica.
Para finalizar, lo más recomendable es mantener a la persona afectada en casa hasta que la enfermedad no sea contagiosa. Todas las erupciones de la piel deben haber secado por completo y formado costra. Esto suele pasar aproximadamente una semana tras el inicio de la primera erupción.