La guerra en Ucrania empieza a notarse ya en las tiendas y supermercados de España. Pese a que la batalla transcurre a kilómetros de distancia y aunque pudiera parecer que la lejanía hace imposible que algo de lo que allá suceda nos afecte, nada más lejos de la realidad.
Tanto Rusia como Ucrania son proveedores en Europa de materias primas como gas, electricidad, luz, trigo, cebada, aceite de girasol, petróleo o minerales. Una guerra en aquella zona no hará más que aumentar los precios, lo que supondrá, no solo para españoles, también para el resto de estados europeos y no europeos un encarecimiento del producto.
En el aspecto energético, probablemente el más importante de todos, España tiene una gran ventaja de cara a un posible conflicto: no depende del gas natural que proviene de Rusia. A diferencia de Alemania, Hungría o los países bálticos, España importa su gas mediante grandes buques metaneros que lo transportan en estado líquido hasta alguna de las seis plantas regasificadoras que existen actualmente. Aun así, no podríamos evitar las consecuencias de una subida generalizada de los precios de energía y combustibles en toda Europa.
Subida de precios en los supermercados de España
En otros aspectos, España está en peor posición. Nuestras importaciones de cereales, como el trigo o el maíz, y el aceite de girasol dependen en gran medida de Ucrania. Por lo que, algunos productos como el pan, la pasta, la cerveza o el aceite de girasol podría alcanzar precios de escándolo en el supermercado como consecuencia de la situación en Ucrania. A esto se suma que el índice de precios de alimentos ya se encuentra en sus niveles más altos en una década.
De momento, el conflicto ha provocado que algunas compañías de distribución como Mercadona, Lidl, Eroski y Carrefour están adoptando medidas de limitación de venta de aceite de girasol ante el acopio de algunos consumidores por el temor al desabastecimiento. Esta situación ya se vivió en la semana previa al confinamiento por la Covid-19, cuando parte de los consumidores disparó sus compras e hizo acopio excesivo de algunos productos, como el papel higiénico, ante el miedo a que se acabasen.
El sector de la distribución siempre garantizó el suministro durante la pandemia, aunque en este caso la situación es distinta, pues hay una dependencia a determinadas materias primas que podrían afectar a toda la cadena de suministro.