El Gobierno de Hong Kong notificó el pasado 28 de febrero la detección, en un perro, de un positivo leve del nuevo coronavirus que causa la enfermedad COVID-19. Esto despertó la alarma sobre los posibles contagios de algunas enfermedades de humanos a mascotas. Ante esta epidemia de coronavirus nos preguntamos, ¿cómo afecta el coronavirus a perros y gatos?
Según los veterinarios, hay varias enfermedades de animales ligadas al coronavirus, como por ejemplo el coronavirus felino. Es muy frecuente, muy contagiosa y suele aparecer como un cuadro digestivo leve. Afecta al 25% de los felinos caseros y al 75% de las colectividades y, a veces, sus mutaciones pueden complicar los pronósticos.
Qué hacer si mi mascota ha podido contagiarse
El escenario del COVID-19 es nuevo en las clínicas veterinarias, pero no hay evidencia de que los humanos puedan contagiar esta nueva cepa de coronavirus a sus mascotas. En cualquier caso, si tu mascota enferma después de estar en contacto con una persona enferma de coronavirus, ¿qué puedes hacer?
En primer lugar, llama a la clínica veterinaria para informar de la situación, pero no lleves al animal a la clínica hasta hablar con su personal. Todavía no sabemos si los animales pueden infectarse con este nuevo coronavirus, aunque en la actualidad no hay evidencias. Además, el Presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha señalado que "los virus suelen estar a gusto con una especie. Por eso no es común que salten".
Por este motivo, saltaron las alertas cuando se conoció el caso de un perro en Taiwán al que se le habían encontrado restos del SARS-2 en el hocico después de que enfermara su dueño. Se recogieron muestras para analizar el COVID-19, pero el resultado fue débil. El perro no tenía ningún síntoma relevante.
Según el Presidente de la SEE, Pere Godoy, que hayan encontrado genes del nuevo coronavirus en la boca y la nariz no implica que el perro esté infectado a nivel celular. Es lo mismo que podría suceder con las personas reinfectadas con el COVID-19; pueden dar positivo en las muestras pero, en realidad, estar libres de reproducción del virus en sus células.
Qué hacer con los animales en las zonas con coronavirus
El Colegio de Veterinarios de Madrid también ha afirmado que no hay datos ni evidencias hasta la fecha de que los perros y gatos pueden contagiarse con el SARS-2. Ni otros animales domésticos o mascotas.
Tampoco tenemos que vacunar a nuestros perros contra el coronavirus canino. Esta vacuna solo protege contra la infección por coronavirus entérico, no contra infecciones respiratorias. Por desgracia, en la actualidad no hay vacunas disponibles en ningún mercado para la infección de coronavirus respiratorio para perros, ni tampoco para humanos.
Lo que sí es habitual es el contagio de otros coronavirus entre animales, pero no está indicado el uso de mascarillas en animales. Otra cuestión es que el coronavirus u otros virus diferentes, salten de un animal salvaje o doméstico a humanos. Esto es conocido como zoonosis, y es lo que parece haber ocurrido en Wuhan.
La zoonosis, un problema mundial
Muchas han sido las enfermedades a lo largo de la Historia que han tenido en común su origen en los animales: la rabia, gripe aviar, fiebres hemorrágicas, trematodiasis alimentaria… Y todas ellas han terminado siendo padecidas por humanos. Todavía no se ha podido confirmar qué especie es la que produjo el primer contagio en China, aunque el pangolín ha sido descartado.
Por otro lado, se ha descubierto que este tipo de coronavirus tiene muchas similitudes con el de los murciélagos. Sin embargo, existen decenas de especies que suponen un riesgo de zoonosis en todos los rincones del mundo. De hecho, en el mapa zoonótico del mundo publicado en 2016 por la doctora Barbara Han, destacaba la región amazónica, áreas del interior centroeuropeo y el centro de China. Dentro de los mamíferos, los roedores son los que más número de huéspedes zoonóticos pueden presentar. No obstante, los primates y otros mamíferos carnívoros también pueden transmitir una amplia variedad de enfermedades.
Pero para comprender mejor cómo funciona la zoonosis, debemos explicar que a los virus no les interesa que el huésped muera, de lo contrario, no podría seguir multiplicándose. Por ello, las especies donde surge una enfermedad se convierten en reservorios, desde donde se podría rebrotar o generar una nueva enfermedad que pase a los humanos. Así, el murciélago es un reservorio de coronavirus, pero no es de las especies con más riesgo zoonótico. En todo caso, el salto de animal a humano puede suponer un reto para la operatividad de un virus que está cómodo en las células de otro animal. Además, con el salto podría volverse algo más vulnerable.
No obstante, los virus tienen la capacidad de adaptarse al medio en el que estén, pudiendo tener una transmisión explosiva como, por ejemplo, la gripe. Es más, la famosa variante gripe AH1N1, que terminó en pandemia, en sus inicios fue una gripe porcina que saltó a los humanos como una gripe estacional. Algo parecido, aunque mucho menos común, sucedió con la gripe aviar que, en algún momento, saltó de las aves a los humanos para quedarse.
A excepción de las analogías con las gripes, la nueva cepa de coronavirus, también proveniente de animales y parece que podría quedarse conviviendo con las células humanas. No hay que perder la esperanza de que el coronavirus será por fin erradicado, solo hay que tener paciencia y extremar las precauciones hasta entonces.