“Los Gramona generan un orgullo especial para la gente del vino. En los últimos 20 años, Xavier y Jaume han creado una historia indestructible, estimulante, aleccionadora. Xavier se pasaba la vida compartiendo el progreso de Gramona, convirtiéndose en embajador de un valioso legado, difundiendo el campo del conocimiento y el presente efervescente de la casa”, escribía un afligido Josep Roca a través de sus redes sociales sobre el líder y dinamizador de Corpinnat. “Era un artesano del tiempo compartido, un orfebre de la palabra. Generoso en la conversación. Lo recordaremos aportando la discreción precisa, el encanto natural y la seducción del verbo justo”, añadía el sumiller.
El jefe de sala y copropietario de El Celler de Can Roca, gran amigo de la familia, aseguraba en Instagram que la pérdida de Xavier Gramona deja un vacío inmenso. Con sus acertadas palabras alababa el trabajo y la personalidad de su colega y agradecía haberle conocido: “En 100 años de burbujas Gramona hay un pozo de vidas, ausencias, melancolía y también complacencia, bonanza y alegría de vivir. De ahora en adelante, también la oportunidad de alabar, recordar y reconocer una vida de larga paternidad escapó prematuramente. Descorcharemos Gramona y te recordaremos, Xavi. Me he sentido cerca de ti”.
Xavier Gramona Sande, hijo de Bartomeu Gramona y padre de Leonard y Paula Gramona, formó parte de la quinta generación de esta familia bodeguera situada en Sant Sadurní d'Anoia, de las más importantes del Penedés. Una de las grandes figuras del espumoso patrio que tristemente fallecía el pasado 4 de agosto al no lograr recuperarse de las heridas sufridas en un accidente doméstico sufrido el 26 de julio. Tenía 64 años y era, sin lugar a dudas, uno de los grandes nombres del vino. Siempre al lado de su primo Jaume Gramona, enólogo de la bodega, Xavier fue el absoluto protagonista del despegue de la empresa, hasta colocarla en lo más alto en los últimos treinta años. La historia de Gramona se remonta a 1881 y hoy, cumplido su primer centenario, sus vinos presumen de haber conseguido los máximos galardones y reconocimientos internacionales gracias a la apuesta por los espumosos de larga crianza y la agricultura biodinámica.
Licenciado en Empresariales por ESADE y enólogo, entre sus funciones se encontraban las tareas administrativas y comerciales, las relaciones públicas y promocionales, así como la formación. De su mano, Gramona formó parte de ese reducido grupo de empresas que impulsaron la D.O. Cava a partir de los años 80 rompiendo todo tipo de fronteras, geográficas y de pensamiento. Gracias a él se logró poner en marcha Corpinnat, la marca colectiva que llevó a una docena de bodegas a alejarse de las grandes cifras de venta de las grandes casas del cava y salir de la denominación de origen en pro de la calidad y el compromiso con el terruño.
Los que le conocieron, dicen, que era un hombre duro pero tranquilo, cuya personalidad y talante consiguieron tender un puente más que necesario entre Corpinnat y la D.O. Cava. Su nombre sonó más de una vez para presidir el consejo regulador del cava, pero en los últimos tiempos había salido de la junta directiva de Corpinnat con el objetivo de dejar abierto el camino a la siguiente generación, su hijo Leo y su sobrino Roc, firmemente integrados ya en Gramona. Un hombre que, como destaca Grandes Pagos de España, “supo luchar como nadie por su visión, por sus convicciones y esfuerzo para destacar el territorio del vino espumoso en el que creía firmemente. Logró alcanzar una elaboración perfecta y una calidad sublime en su bodega”. Una figura clave, un entusiasta que contagiaba las ganas de aprender.
“Nos deja huérfanos un maestro, un profesional, pero sobre todo un gran amigo”, compartía Toni Pérez, director comercial de Gramona, en su perfil de Instagram. “21 años creciendo junto a él, aprendiendo y contagiándome de su espíritu inconformista, soñador, motivador, hedonista y humanista. Una persona a la que siempre querías a tu lado, nunca era suficiente el tiempo compartido. [...] Seguiremos adelante para continuar tu legado y tu sueño, del que somos parte”. Según el embajador de la casa, si algo definía a Xavier era su pasión: “Pasión contagiosa que intentaremos conservar como uno de sus legados más importantes”.
Corpinnat también se sumaba al sentido homenaje que el mundo del vino y la gastronomía le han rendido estos días a Xavier Gramona mediante las redes sociales. A modo de comunicado y pésame colectivo, las once bodegas que integran a día de hoy esta marca y todo el equipo técnico expresaban así su consternación por la muerte de quien fue fundador y primer presidente: “Los valores del amor a la agricultura y el territorio que siempre defendió con convicción y firmeza son hoy uno de los pilares principales de nuestra organización y el mejor legado que nos podría dejar. Si Corpinnat hoy es una realidad, lo es, en buena medida, gracias a sus contribuciones y al compromiso personal que dedicó. El nombre de Xavier Gramona estará siempre más asociado a Corpinnat y a los valores que identifican nuestra marca”.
“Padre, hermano, maestro, inspirador, pionero, valiente, luchador: hoy eres la ausencia de lo imprescindible. Leo, Roc, toda la familia y equipo seguiremos adelante con el legado que tú recibiste un día, siguiendo tu ejemplo. Gracias por tantísimo”. Con estas palabras se despedían los suyos a través de Instagram. Junto a una bonita foto de su tío alzando una copa de cava (la misma con la que hemos querido abrir este obituario), su sobrino Roc Gramona compartía la siguiente dedicatoria: “La burbuja más elegante de todas se ha ido. Te queremos Xavier”.
Descansa en paz, Xavier Gramona. Gracias por tu legado.