5 razones para explorar la isla de El Hierro en busca de vinos singulares
Salvaje, volcánica y cambiante, la isla más pequeña y meridional de las Canarias también es un paraíso vínico. Te contamos las razones por las que deberías incluir El Hierro en tu lista de destinos enoturísticos.
23 junio, 2023 02:11En El Hierro sólo se bebe vino de El Hierro. Esta es la máxima hostelera que sorprende (y se agradece) nada más poner un pie en la isla más pequeña, occidental y meridional de las Canarias. Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2000, entre malpaíses volcánicos, acantilados abruptos, charcos (como allí se conocen a las piscinas naturales), aguas sanadoras e imponentes espacios naturales protegidos, resulta chocante encontrarse viñas.
Pero haberlas, haylas. Preciosas parcelas de viñas viejas que escalan montañas y hacen equilibrismo en pendientes imposibles, que se esconden de la civilización esparcidas con cuentagotas en diferentes puntos de la orografía marciana de El Hierro. Del Charco Azul hasta Isora, de Tamaduste hasta el faro de Orchilla, donde hace siglos se definieron los confines de La Tierra, el meridiano cero. Recorremos la isla del fin del mundo, la “finis terrae”, en busca de vinos que no pueden reproducirse en ningún otro lugar del planeta.
1. Viñedos heroicos
Las viñas en El Hierro se sustentan de suelos volcánicos en los que resulta difícil creer que pueda haber vida. Estamos en la segunda isla más vertical del Atlántico, donde las cepas han aprendido a sortear las pendientes durante siglos. El 100% de la viticultura herreña es heroica. Todos los viñedos de la isla tienen más de 30% de desnivel y se descuelgan en terrazas que van desde los 50 metros de altitud hasta los 1.000 metros sobre el nivel del mar.
2. Uvas endémicas
Las uvas de la isla son autóctonas. Autóctonas de verdad, prefiloxéricas y endémicas. La mayoría no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. De hecho, el 40% de las variedades canarias provienen de El Hierro. Bendecidas por la maresía de los alisios, que impregna las viñas otorgando a los vinos herreños sus característicos toques salinos, las cepas de vijariego (llamada aquí verijadiego), listán, baboso o bermejuelo dan lugar a monovarietales de lo más interesantes, que se están potenciando en la isla.
3. Herederos de la tradición
Aunque cueste creerlo, la isla de El Hierro conserva un extraordinario patrimonio vitivinícola. Hace décadas, todo herreño tenía, por pequeña que fuera, un trozo de parcela para elaborar su propio vino y guardarlo en su propia barrica. La tradición familiar del cultivo de la vid en la isla se mantiene de generación en generación como parte del acervo cultural y estilo de vida de los isleños. Mimo y costumbrismo que se aprecian en la personalidad de los vinos.
4. Una D.O. joven
Del empeño y esfuerzo de los viticultores, El Hierro recibió su anhelada Denominación de Origen en 1994. En la actualidad, existen 13 bodegas y más de 200 productores divididos en cuatro zonas vitivinícolas: El Pinar, Sabinosa, Echedo y el Valle del Golfo. Y un total de 208 hectáreas de viñedo censado.
5. El maridaje perfecto
El pescado ocupa un lugar principal en la cocina herreña, sin olvidar las lapas o el gofio. Se suele preparar frito, guisado o a la plancha. Con papas arrugadas y mojo. Las carnes se dividen entre conejo o cabrito (chivo, como se dice en la isla). Y en materia de cucharas destacan el potaje, el puchero y el rancho con papas. La quesadilla, un dulce cuya base principal es el queso herreño, es el postre más famoso del lugar.
Mención aparte merece el queso herreño, una de las principales fuentes de alimentación de la isla. Un queso de leche cruda de cabra (principalmente), vaca y oveja, a veces ahumado, que suele cocinarse a la parrilla y acompañarse de mojo rojo o verde. El mejor acompañante para los vinos de El Hierro.
Algunos vinos herreños imprescindibles
Un blanco: Elysar Blanco. Elaborado por la bodega de El Pinar principalmente con uva listán blanco y una pequeña proporción de vijariego, muy aromático, con notas minerales y matices de hierbas del monte que nos trasladan a una ruta por La Llanía. Fresco, sedoso y muy agradable.
Un tinto: Viña Frontera Varietales Tintos. De la Sociedad Cooperativa del Campo Frontera-Vinícola Insular, la más importante de la isla en volumen. Un vino potente y sabroso, con recuerdos a fruta madura y notas especiadas, que supone un muestrario de las uvas y los vinos de la isla.
Un rosado: UWE Clarete Barranco. Uwe Urbach, alemán afincado en El Hierro, es el propietario de la única bodega cien por cien ecológica de la isla. A él le debemos este clarete sorprendente y adictivo que evoca la frescura del mar que bañan sus viñas, enclavadas en el monte con espectaculares vistas del Golfo.
Una rareza: HM Las Vetas. Un vino dulce con un seductor toque mineral, elaborado con verijadiego, listán blanco y gual pasificadas en la propia parra y criado sobre sus lías en barricas centenarias. Una suerte de jerez con acento herreño del que se hacen muy pocas botellas, a casi 60 € la unidad.
Un extra: Orchilla Vijariego Blanco. La bodega tinerfeña El Sitio elabora este vino frutal y equilibrado a partir de uva procedente de la parcela Fincas Guarisancho, en Valverde de El Hierro. Criado sobre lías finas durante 4 meses, este vino recoge la frescura del Atlántico, el aire del monte y el carácter rebelde de la isla.