La variedad de uva es la blanca godello, que se ha puesto tan de moda que se reclama continuamente en restaurantes y tiendas. Incluso en bares normalitos, también en los de medio pelo, cuando pides un vino, al margen del consabido rioja o ribera, e insistes en un blanco, junto al también consabido verdejo, ya te ofrecen también el albariño e incorporan el godello. Muy bien que se abra el abanico en los vinos de este tipo, e indican la pujanza que están tomando los blancos, que están a punto de igualar a los tintos en consumo a nivel mundial.
Es curioso también que el tinto se te ofrezca por zonas geográficas o denominaciones de origen, mientras que el blanco lo diferencian por la variedad de uva. En cuanto a la godello, sus focos principales están en la denominación de origen gallega de Valdeorras y en la castellano- leonesa de Bierzo. Últimamente y debido a su reciente buena fama corre por otras zonas gallegas, como Monterrei e incluso en Rías Baixas y Ribeiro.
Pero en la dos primeras, vecinas y colindantes, es donde más se da esta uva; y también coinciden en la variedad tinta: la mencía. Siempre se ha comentado, aunque es una generalidad, que los mejores vinos de mencía estaba en Bierzo y los mejores de godello en Valdeorras; pero como decimos es una generalidad, porque cuando se prueba el vino que recomendamos hoy, La Padorniña 2019, un godello excelente de una finca del mismo nombre ubicada en Villafranca de El Bierzo, se le quitan a uno las ganas de hacer comparaciones poco rigurosas.
El vino lo elabora Guillermo Tenoira Gayoso, en la bodega que lleva sus apellidos; y su historia y la de La Padorniña, es muy curiosa. Guillermo Tenoira iba para carnicero, hubiera sido la cuarta generación y en la familia disponen también de ganadería. En los años noventa del siglo pasado la denominación de origen Bierzo no había llegado aún a los extraordinarios niveles en que está ahora. Todavía quedaban vestigios del carbón, el viticultor lo era muchas veces a tiempo parcial y fundamentalmente funcionaban las cooperativas locales.
En 1994 la cooperativa de Villafranca quebró. Muchos de los socios viticultores vendieron sus tierras, y entre ellas la finca La Padorniña, de 18´5 hectáreas, la más lucida y de mayor prestigio de toda la localidad. El padre de Guillermo la compró y la reordenó para la actividad ganadera que era y es su negocio. Sin embargo, no vendió los “derechos de plantación” que le permitirían volver a plantar uvas cuando quisiera.
Y no hubo que esperar mucho para ello porque en el año 2000 reapareció su hijo con su flamante título de ingeniero agrícola y master en enología, y con la idea de utilizar la finca, o al menos en parte, para elaborar vino. Ya para entonces las cosas habían cambiado. Una generación de jóvenes enólogos, muchos de ellos, hijos de viticultores locales, cargados de entusiasmo e ideas se lanzaron a elaborar vinos de calidad, de recuperar viejos viñedos y en definitiva convirtieron a la denominación Bierzo en referente de vinos de calidad y de personalidad que son ahora.
Tenoira, miembro de este movimiento, comenzó a plantar en la finca mencía y godello. En 2007 montan la bodega, asociado con sus padres y su hermana, que siguen en el negocio cárnico; y desde entonces van en muy buena dirección.
Tienen una diferente gama de vinos empezando por un mencía del que ya hablamos en estas páginas durante las recomendaciones navideñas. El Tenoira Mencía Ecológico 2020, del que literalmente decía que es directo, franco, profundo y con clase. Notas frutales y florales en nariz con recuerdos de la madera de la crianza. La boca sabrosa, aterciopelada, con fuerza y frescura. Su P.V.P. es de 15 euros.
Bueno, pues ahora me ha entusiasmado su godello La Padorniña 2019. El vino ha tenido 8 meses de crianza sobre sus lías finas y luego ha permanecido un año entero en botella antes de salir al mercado. Está clasificado como “vino de paraje” determinado. Antiguamente ya existió un vino llamado La Padorniña, hecho en esa finca, y en 2017 Tenoira consiguió comprar la marca. Su objetivo es conseguir un día la clasificación de “vino de viña clasificada”, la máxima calificación que da la D.O. Bierzo.
Y probablemente lo conseguirá porque son los viñedos históricos de racimo pequeño y grano ovalado, los mejores godellos. Poca producción y unos suelos con el pH muy bajo que permitirá trasmitir una buena acidez al vino, necesaria para su longevidad. En nariz aparece con tonos florales, fruta blanca, recuerdos ahumados y tonos cítricos muy marcados. En la boca es donde se convierte en una explosión, sabrosa, con mucha potencia, untuosa, frescura, debido a una acidez tan definida que con los 14´5 grados de alcohol que tiene, el equilibrio del vino es perfecto. Un vino blanco de guarda. Su precio en tienda está en unos 20 €.