Llega el mes de abril y las grandes distribuidoras de vino del mundo, incluidas las de España, se preparan para la gran cita. La reciente cosecha de los vinos de Burdeos, la del 2022, acaba de salir. Los vinos están en barricas, casi recién fermentados, les faltarán aun años para aparecer embotellados al mercado, pero es ahora cuando se catan y se compran.
El Wall Street del vino
Miles de especialistas de todo el mundo se presentarán este mes en esta ciudad francesa regada por el Garona. Se le llama “cata en premier”. Degustan, apalabran y firman ahora; aunque los precios los sabrán en mayo o en junio. Y ahí es cuando pagan por unos vinos que no tendrán en sus manos hasta dentro de unos cuantos años. La rueda de La Place de Bordeaux acaba de comenzar.
A esta Place se la define como el Wall Street del vino, que mueven y venden las grandes marcas mundiales, los vinos míticos, en un principio de Burdeos, y ahora de varios países productores, entre ellos España. Se le conoce como uno de los mercados estructurados más antiguos del mundo creado por ingleses y holandeses.
Se dice que, ya en el siglo XVII, funcionaba para comprar y exportar los mejores vinos de la zona fundamentalmente a Inglaterra. Por cierto, que sorprende el entusiasmo vinícola de los británicos; porque no sólo impulsaron, Jerez y Oporto, antes Burdeos, y mucho antes, hablando de nuestro país, los Canarys (vinos de Canarias), o los procedentes de Ribeiro.
La Place de Bordeaux en la actualidad es una red de comerciantes, “negociants”, unos 300 que actúan como intermediarios, entre las más importantes bodegas y los compradores, fundamentalmente, grandes distribuidores, coleccionistas y buscadores de exquisiteces de todo el mundo. Algunas poderosas distribuidoras españolas como Vila Viniteca, Alma Vinos, Primeras Marcas…forman parte de la rueda.
El mercadeo del vino y su evolución
Además, es un sistema histórico de venta. Hasta los años 40 del siglo pasado las bodegas de Burdeos vendían el vino en barricas, el “negociant” las compraba, las criaban hasta que el vino estuviera en condiciones, y luego lo embotellaban donde fuera y las vendían. Las bodegas no tenían departamento comercial, ni distribuidores propios, y naturalmente embotelladora.
A partir de esos años la cosa cambió y ya embotellaban ellos. Todavía siguen poniendo en sus etiquetas el “mis en bouteille a la propieté” (embotellado en la propiedad), algo que a cualquier aficionado español le llama la atención. ¡Donde iban a embotellar sino ¡
Comprar el vino “en premier” o en avanzada, como se dice en España, ha tenido siempre un gran sentido. La bodega o château, se financiaba inmediatamente vendiendo el vino según salía, al revés que en España en que ya se saca el vino criado, listo para beber, que lleva años en los botelleros de las bodegas y que soportan por ello un enorme inmovilizado. En compensación, al comprarlo así, lo pagan mucho más barato que el precio final cuando el vino está embotellado y listo para venderse. Esa plusvalía es la que se llevan “negociants” y distribuidoras.
El papel de las distribuidoras
Pero para aclararnos, veamos el sistema utilizado, por ejemplo, por Vila Viniteca, la distribuidora española más importante en cuanto a vinos de calidad internacionales. Desde hace años tienen en España muchos clientes, tiendas de alto nivel, restaurantes de lujo, particulares aficionados que le compran por ejemplo vinos míticos como Château Lafitte, Château Margot, Château Haut Brion y vinos de este estilo.
Quim Vila y su gente se ponen de acuerdo con los “negociants” y ahora en abril, van a visitar esas bodegas para catar sus vinos. No puede ir cualquiera, pero llevan 23 años haciéndolo y son bien recibidos. Si el vino está bien y la cosecha es buena y la situación económica general no les da miedo a los compradores, ya encargan los vinos y los pagarán, les pongan el precio que les pongan, cuando la bodega y los “negociants” hagan sus cuentas, un mes o dos después.
Hay grandes bodegas, las hay medianas, pero la mayor parte de ellas siguen vendiendo en “premier”, aproximadamente el 60% de su producción. El otro 40%, y cada vez el porcentaje va a más, el vino lo venden las bodegas ya terminado, como en España, que salen a mayor precio.
En 1998 la Place de Bordeaux se abrió a vinos de fuera de la región. Sobre medio centenar de ellos procedentes de otros países, entre ellos España. Hace unos días Benjamín Romeo de Bodegas Contador en San Vicente de la Sonsierra, de la D.O.ca. Rioja, presentó en Madrid con orgullo su vino Alma 2020, comprado por un negocian francés e introducido en la rueda de ventas de la Place. Telmo Rodríguez con su Yjar de la bodega Remelluri lleva haciéndolo varios años. También firmas como CVNE o Marqués de Riscal, participan.
Es otra manera de comprar y vender. La venta en “avanzada” en España se realiza con unas 23 bodegas de vinos de prestigio. Es la oferta y la demanda, claro.