El vino que viene: esto es lo que beberemos en 2023
Los tintos ligeros, los blancos con barrica, los espumosos naturales y los vinos de pequeños productores son algunas de las tendencias que marcarán lo que beberemos en 2023.
2 enero, 2023 12:57Hemos vuelto a hacer nuestras predicciones. Sin ánimo de convertirnos en videntes (aunque por el margen de aciertos de otros años quizás deberíamos), simplemente analizando todo aquello que dio que hablar en materia vínica en 2022, nos adelantamos al futuro, una vez más, para predecir las tendencias que marcarán lo que beberemos en 2023. Este año, partimos del mayor interés por los vinos ecológicos, las variedades locales y los nuevos formatos, algo que ya pudo apreciarse el año pasado, para abrir por fin la mente (y el paladar) hacia referencias marcadas por la artesanía y el terroir.
Tintos delgados y blancos gordos
Más que una tendencia es un hecho. El consumidor global, no solo español, dirige sus gustos hacia vinos tintos con menor presencia de madera, más ligeros y varietales, que reflejen la esencia de la fruta y hablen de terroir. Tintos adecuados para disfrutar en cualquier momento y lugar, haya o no comida en la mesa.
En el caso de los blancos, vemos que sucede lo contrario. De un tiempo a esta parte, al consumidor experto le interesan vinos blancos con algo de crianza. Ya sea envejecimiento en botella, trabajo de lías o barrica. El futuro del vino es blanco, lo dicen los expertos. Y este tipo de vinos se impone como la mejor opción para grandes maridajes y pequeños homenajes.
Vinos de proximidad
Lo apuntábamos el año pasado y 2023 parece que nos dará la razón. Los winelovers más inquietos ya se han pasado la pantalla de los aromas y los taninos. Incluso la de las grandes regiones y los tipos de uva más conocidos. Por eso ahora busca descubrir las singularidades del terruño. Beberse el pueblo, el pago, el paraje, la parcela y la viña en la que nacen los vinos más singulares. Apreciar cómo el suelo y el clima determinan la identidad, el carácter y la calidad de estos, haciéndolos completamente diferentes entre ellos.
El consumidor actuar venera a los pequeños productores, a los llamados viñadores. Viticultores con alma de artesanos que miman la viña como si fuera una obra de arte, para dar lugar a vinos parcelarios con identidad propia y personalidad geográfica. Los vinos de proximidad, la recuperación de variedades locales y la puesta en valor de prácticas olvidadas estarán este año más de moda que nunca.
Espumosos naturales
Hemos hablado hace poco de los Pét-Nats, incluso los hemos recomendado para brindar en Nochevieja. Y la razón es que son tendencia. Estos espumosos naturales elaborados por el método ancestral están en boca de todos por su carácter desenfadado, su imagen molona y su propuesta de consumo democrática (más cercana al lenguaje de las cervezas artesanas), que invita a descorcharlos sin importar dónde o con quién.
Con una burbuja ligera y sutil, una frescura y un encanto natural al que es difícil resistirse, menor grado alcohólico y -muy importante- precios asequibles de verdad (es raro que superen los 20 €), los “vinos de chapa” han venido para quedarse. No hace falta irse muy lejos, en España ya hay referencias de lo más competitivas.
Burbujas everywhere
Seguimos con los espumosos, porque prevemos que vamos beber mucha burbuja este año. Los más sibaritas ya se dieron cuenta hace tiempo de que ni el cava ni el champán hay que reservarlos para una ocasión especial. El mejor momento es cualquier momento. Cuando apetezca. Porque son vinos ligeros, frescos y fáciles de beber, porque son el acompañamiento perfecto para todo tipo de comida y porque siempre hay algo por lo que brindar. Por eso, cada vez son más los que piden una copa de espumoso en el restaurante o abren sin miramientos una botella en casa una tarde random, en modo “porque yo lo valgo”. Pues claro que sí. Fuera prejuicios que limitan el disfrute del vino, del tipo que sea.
Si hablamos de tendencias en materia de espumosos, todo indica que nuestros gustos siguen evolucionando y que crece el interés hacia las burbujas. No solo por el cava o el champán, sino también por los vinos espumantes que se elaboran en otras regiones. Los hábitos de consumo, como señalábamos, han cambiado. La pandemia tuvo mucho que ver en eso. Y los verdaderos amantes de la espuma pasarán de nivel en 2023. Se aproxima la era de las burbujas nobles.
La otra Rioja
La de los jóvenes, la de las nuevas generaciones al mando de bodegas tradicionales o al frente de nuevos proyectos que tienen mucho que decir. Desde hace unos años, existe otra Rioja que pretende cambiar la percepción que el consumidor tiene sobre la región, poniendo en valor el terruño y las variedades autóctonas (especialmente las blancas), y recuperando técnicas de sus antepasados.
La D.O.Ca Rioja está viviendo un momento excepcional y esta nueva ola de productores, todavía poco conocidos, se suman a un concepto cuya base es respetar las raíces y buscar en el pasado, en sus propios ancestros, lo que hacían en el viñedo y en la bodega antes de la industrialización. 2023 es el año del descubrimiento de esta “Rioja alternativa”.
"Fresqueo" ribereño
Le tomamos prestado el término de “fresqueo” a nuestro colega Santi Rivas (@colectivodecantado) para hablar de otra tendencia que tiene que ver con los vinos tintos de Ribera del Duero. Si bien esta popular región se caracterizaba hace unas décadas por el exceso de madera, hoy se esfuerza por promover un estilo completamente diferente, más cercano a lo que el mercado está demandando. Tintos ligeros, fluidos y fáciles de beber, entiendo esto último como un signo de elegancia. El propio Rivas se refiere a ellos como “zumos con alcohol”, y en Ribera empezamos a encontrar referencias que anteponen la variedad a la barrica.