La exclusiva cata de grandes añadas de Vega Sicilia con la que la histórica bodega deleitó el pasado miércoles a los asistentes de Enofusión, el encuentro internacional del vino que se celebra cada año en el marco de Madrid Fusión 2020, volvió a dar muestra del equilibrio, la elegancia y la acidez superviviente al paso del tiempo que poseen sus vinos.
¿Cómo un vino con varias décadas de evolución puede estar tan vivo? Hablamos con Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia y miembro de la familia que adquirió la prestigiosa bodega en los años 80, para descubrir el secreto de esa sorprendente longevidad y conocer, más de cerca, los entresijos de una de las grandes maisones españolas.
Una bodega legendaria
Vega Sicilia es una de las bodegas más apreciadas a nivel mundial, en gran parte gracias a la gestión de la familia Álvarez, con David Álvarez a la cabeza, quien adquirió los dominios fundados en 1864 por Eloy Lecanda, en 1982. El empresario leonés decidió comprar la que sigue siendo la joya del grupo, instalada en una meseta septentrional considerada como la formación geológica más antigua y compleja de la península ibérica, en la margen izquierda del Duero a 15 kilómetros de Peñafiel y a 41 de Valladolid, al apreciar el valor y la solera de Vega Sicilia como primera bodega española.
En aquellos primeros años de la década de los 80, los vinos de Vega Sicilia tenían ya fama en España pero eran prácticamente desconocidos fuera de nuestras fronteras y sólo se exportaban a tres países. Cambiar esa realidad es precisamente de lo que se siente más orgulloso Pablo Álvarez, hijo de Don David y actual CEO del grupo Tempos Vega Sicilia. "Es un orgullo dirigir una bodega como esta, que ya era grande cuando llegamos y que nosotros hemos sabido hacerla mucho más grande", comenta. "Y espero que así siga siendo, porque siempre se puede hacer mejor".
Cocinillas: ¿Cómo se puede mejorar un vino como Vega Sicilia?
Pablo Álvarez: Técnicamente es algo que se puede conseguir, pero por fortuna hay una cosa que no se puede controlar, y es la naturaleza. La clave no está en dominarla sino en saber adaptarse lo mejor posible a ella.
Cocinillas: Entonces, ¿el cambio climático es una realidad también a orillas del Duero?
Pablo Álvarez: Por supuesto. Y nosotros llevamos adaptándonos a él muchos años. Aunque no tenemos certificación, Vega Sicilia es más que ecológica. A nivel técnico estamos entre ecológicos y biodinámicos. A mí lo del 'biodinamismo' me parece más una religión, pero la realidad es que en la viña llevamos muchos años trabajando de esta manera.
El bodeguero sostiene que no les queda mucho más por hacer en materia de sostenibilidad. "No usamos productos químicos en la agricultura, cuidamos el consumo de agua, utilizamos fuentes de energía alternativas y en la propiedad hemos plantado unos 350.000 árboles en estos años, y tenemos la idea de llegar a 500 o 600 mil. Si todo el mundo hiciera esto otro gallo nos cantaría. Es una cuestión de sentido común. Podemos hacer muchas cosas para mejorar el entorno en el que vivimos. La naturaleza es sabia, y después nos hará pagar lo que no hagamos bien".
El compromiso de la familia Álvarez recoge la esencia y la filosofía fundadas por Eloy Lecanda en 1864, y que, según explica el consejero delegado, "consisten en el respeto por la naturaleza y la tierra, una cultura de dedicación, paciencia y esfuerzo, un espíritu honesto y riguroso, el respeto por el valor del tiempo y la pasión por el trabajo bien hecho, por mejorar cada año las cosechas, por la autenticidad y la excelencia".
Un camino hacia la autenticidad que no siempre ha resultado fácil, pues trabajar con la familia (Pablo Álvarez es propietario, junto a sus hermanos, de la compañía El Enebro, la sociedad patrimonial de la familia, y su hermana Marta es la Presidenta de Tempos Vega Sicilia) tiene sus pros y sus contras. "Si en todas las familias hay problemas, en las familias en las que además hay negocios, más todavía", sentencia.
"Lo mejor de esta situación es que cuentas con el respeto de tu familia, también es verdad que porque las cosas han ido bien; lo peor, es que por ser también familia debes tener más miramientos de los que tendrías si solo fuesen socios financieros. El vínculo es mayor, y sabes que de alguna manera tú también estás ahí por ellos".
Lo mejor está por hacer
Pablo Álvarez, que en 1982 no era ningún experto en vinos, ha conseguido sin embargo transformar una bodega con solera en una familia de vinos única y reconocida en todo el mundo, que a día de hoy exporta a más de 115 países entre sus más de 5.000 clientes. Desde que se hiciera cargo de la gestión, Álvarez ha creado cuatro nuevas y exitosas bodegas –Alión (Ribera del Duero - 1991), Oremus (Tokaj, Hungría - 1993), Pintia (Toro - 2001) y Macán (Rioja - 2009), esta última en colaboración con la familia Rothschild. Ha mejorado la calidad de todos los vinos, ha renovado las instalaciones de todas las bodegas y ha recuperado los viñedos con una máxima: "Lo mejor está por hacer; la mejor cosecha debe ser la próxima".
Álvarez reconoce que en estos años la bodega ha cambiado y ha mejorado mucho. "Todo ha sido y sigue siendo un aprendizaje. Pero quizás mi mayor aportación desde que tomé las riendas de la bodega en los 80 haya sido mi capacidad para hacer que una bodega histórica como es Vega Sicilia, que a veces parece un elefante que no se mueve, en realidad no haya dejado de moverse".
Cocinillas: ¿Cuál es el secreto de Vega Sicilia? ¿Qué hace tan especiales a estos vinos?
Pablo Álvarez: El secreto es que no hay ningún secreto. Hacer las cosas bien trabajando con la naturaleza es muy complicado y exige sacrificios. Los beneficios dependen del clima y a veces hay que renunciar a una producción para mantener el nivel de calidad. En Vega Sicilia esto no es un tema que se discuta en el consejo, es un tema que se plantea sin más, y mi familia nunca ha dicho que no.
Jesús Anadón, otra de las figuras que han marcado la historia de Vega Sicilia al ser su responsable durante 31 años (desde 1954 a 1985), tenía su propia opinión al respecto: "En esta finca hay algo, no sabemos qué, que hace el vino diferente. No sabemos si es la tierra, el clima, las uvas o el envejecimiento pero nuestro vino es diferente". Sin duda, ese misterio forma parte de la leyenda de Vega Sicilia.
Sinónimo de lujo
Leyenda y lujo son las dos palabras que definen a Vega Sicilia en el mundo, una marca conocida y respetada, como dice Pablo Álvarez, "incluso por los franceses". Algo de lo que no pueden decir otras bodegas españolas. "Una vez escuché decir a un periodista francés que los vinos de Vega Sicilia tenían el poder de Burdeos y la complejidad y la elegancia de la Borgoña", presume el bodeguero.
Cocinillas: ¿Qué necesitan las bodegas españolas para alcanzar el prestigio y el reconocimiento internacional de Vega Sicilia?
Pablo Álvarez: Años. Hacerlo bien. Y enseñar lo que hacen. Siempre digo que quien inventó eso de que 'el buen paño, en el arca se vende' no tenía nada que vender, porque si no te conocen no te compran. Hay que hacer un gran producto, que esto España ya lo hace, pero también hay que mostrarlo al mundo. Vencer el miedo o lo que sea que nos pasa a los españoles que nos hace ser tan poco amigos de movernos y vendernos. Porque el gran problema de los vinos españoles es que la gente no los conoce.
Una de las tradiciones que ha mantenido Vega Sicilia desde sus orígenes es el sistema de cupo. Una antigua manera de comprar los vinos a la bodega, previa admisión de sus clientes, y un sistema que se mantiene en la actualidad con un éxito indiscutible. "Muchas personas creen que vendemos vinos muy caros, pero si tú eres cliente de Vega Sicilia puedes comprar tres botellas, y para comprar tres botellas no hace falta tener mucho dinero. Hay quien se gasta más dinero al año en fútbol. Tenemos clientes que llevan comprando toda la vida sus tres botellas para tomárselas en Navidad con sus familias, y no son ricos".
Cocinillas: ¿Por qué determinados vinos de Vega Sicilia han alcanzado precios tan elevados? ¿Qué lleva a la gente a pagar estas cantidades?
Pablo Álvarez: No vendemos un producto de primera necesidad, vendemos un producto que la gente quiere por otras razones. Si pagas ese precio es porque lo valen para ti, por muchas razones. No hay que llegar al extremo de quien dice que a partir de 60 euros ningún vino justifica en calidad su precio. A veces influye la demanda, la moda e incluso la carrera por tener el vino más caro de España, aunque no lo vendas.
Cocinillas: Si tuviera que elegir solo un vino de su bodega, ¿cuál sería?
Pablo Álvarez: Yo elegiría Valbuena. Es un vino magnífico y el que más bebo en realidad, resulta perfecto en cualquier momento.
Premio a una trayectoria sin igual
Álvarez recibió el pasado miércoles el Premio Don Luis Hidalgo a la Trayectoria 2020 durante la décima edición del encuentro Enofusión. Al recoger el galardón, el CEO de Vega Sicilia aseguró que siempre es agradable un reconocimiento por tantos años de trabajo. Lo que le más le preocupa, bromeó, "es que sean ya 'muchos años' de trabajo".
Cocinillas: Una vez dijo que a los 70 se retiraría, ¿sigue teniendo esa idea?
Pablo Álvarez: Sí. A los 70 hay que retirarse de la primera línea. No digo que no vaya a quedarme detrás, pero mira, en el mundo del vino la gente habla de cepas viejas, sin embargo las cepas viejas, como las personas, no dan las mejores uvas. Y lo mismo pasa con las personas. Es en la madurez cuando damos lo mejor de nosotros mismos. No en la vejez. El mundo es de la gente joven. Creo que es un gran acierto retirarse a tiempo.
Cocinillas: Y el día que eso suceda, ¿cómo le gustaría que le recordasen?
Pablo Álvarez: Como Don Pablo, como ahora, porque me seguirán viendo pasear por la bodega de vez en cuando. Espero que me recuerden como una persona que estuvo muchos años al frente de Vega Sicilia y que consiguió hacerla más grande de lo que ya era.