“Cuando ves entrar pescado así de fresco es señal de que estás en un buen bar”, comenta el cordobés Paco Morales a la vez que su pescadero de confianza entra por la puerta con una bandeja de poliespan cargada de gamba blanca bien refrigerada con hielo. Son las mismas que usará en su ajo blanco o en las papas aliñas, platos que conforman su bar, El Bar de Paco Morales, un rincón el buen producto y su frescura son el santo y seña.

"Siempre hemos intentado hacer una propuesta más casual donde convivan platos de alta cocina con platos más populares para un gran público, local, nacional o internacional" cuenta el cocinero sobre este local que se esconde en un patio abierto entre bloques de pisos, junto a otros negocios de barrio, a pocos minutos del centro y de la estación de la ciudad. 

Una propuesta cercana a la calle creada independiente a su dos estrellas Michelin Noor que le ha valido la fama, y que está pensada para ese comensal que acude a su bar que "puede ser tanto turista o alguien que pasa y no nos conoce o alguien que viene aquí porque no puede ir a Noor o viceversa". 

Los imperdibles del Bar de Paco

En la carta de este local conviven tapas de toda la vida, como cuenta Paco, para todos los gustos, con toques de modernos y sofisticados pero sin olvidar las raíces que les dan sentido. Por eso no es extraño encontrar "desde el bocadillo de calamares, hasta el salmorejo con nube de mozarella, el flamenquín (que lo hacemos de una manera distinta), el bacalao, que también es algo muy nuestro, o la croqueta de pollo asado". Esta última la elaboran con el pollo que trae del Asador de Nati, el mismo que regentan sus padres, un clásico de la ciudad desde 1989. 

El bocatín de calamares es una rebeldía adictiva en su justa medida, con su calamar bien frito y sazonado y un alioli de limón junto a un poco de sriracha que lo enciende con alegría. Antes lo elaboraban con un pan de pretzel, ahora han cambiado al brioche. 

El salmorejo citado es otro de los imperdibles. Con una textura cremosa y equilibrio perfecto que se llena de matices con los piñones tostados y una espuma de mozarella que lo corona. Sin duda, el plato del verano por el que se peregrinaría con frecuencia a este rincón cordobés. 

El flamenquín, icono omnipresente en las cartas de la ciudad, también hace su aparición en esta, pero este acude con un pimiento verde frito que le aporta un toque dulce y sabroso. Otro que engancha, pero qué no engancha en este bar. 

También imperdible es su cuajada de almendra con quisquilla cruda y aceituna negra, una ajo blanco versionado con gusto y clase, digno de esos platos a los que da cabida en su gastronómico Noor. Y su gamba de cristal frita y pimiento asado a la brasa con cebolla al horno, el salmón soasado con fondo ponzu andalusí, pack-choi y aceite de sésamo y papa aliñá blanca, gamba blanca y sus cabezas fritas al ajillo.

Raciones democráticas a precios que también lo son, perfectas para compartir y disfrutar entre cañas o alguno de los vinos de su bodega, que no se olvidan de los Montilla Moriles, tan de casa.  Una propuesta divertida que nos obliga estar día a día probando y chequeando y que requiere que estemos y eso el comensal lo nota" señala el chef, que por aquí nos apuntamos para repetir y repetir.

Además, hasta el 9 de julio, Paco Morales y su bar son embajadores del aperitivo del verano. El chef ha creado una ración sagrada en cualquier bar y aperitivo como son las bravas, pero con su toque particular, como acompañamiento al Tinto de Verano La Casera®, y es que tanto la salsa que cubre y da nombre a esta icónica tapa nació el mismo año, 1949, que la firma de gaseosa de origen 100 % español tan arraigada en nuestro país, al igual que las bravas.