- Lo mejor: La Fabada de Prendes
- Dirección: Carretera, AS-19, km 9, 33438, Asturias , España
- Teléfono: 985887797
- Url: https://www.restaurantecasagerardo.es
- Horario: Ma-Ju y Do 13:00-15:15 / Vi-Sa 13:00-15:15 21:00-22:15
- Precio: 150€
- Tipo de cocina: Asturiana
- Nota: 8/10
Casa Gerardo es el restaurante de Marcos Morán en Prendes, localidad situada entre Gijón y Avilés. Marcos es la quinta generación que regenta un local que desde que su familia lo tiene ha sido casa de comidas.
El objetivo de cualquier visitante a Casa Gerardo solo puede ser uno, disfrutar de la gastronomía asturiana en su pura esencia, donde se respeta la tradición y el producto de la zona utilizando una gran técnica de cocina. Y, sobre todo, mucho tiempo, ya que encontramos todo lleno de sabor gracias al gran trabajo de fondos.
El restaurante se localiza en una antigua casona de pueblo situada a los pies de la carretera comarcal. El acceso más recomendado para aquellos que vayan a disfrutar de su excelente bodega es mediante taxi, que tiene un coste de unos 20 € desde Gijón y de 25 € desde Avilés.
Comida asturiana
Uno de los grandes alicientes de Casa Gerardo es que, además de sus tres menús degustación (66, 100 y 150 euros), se puede comer a la carta, lo que permite al comensal elegir exactamente lo que quiere. Yo probé el menú ¿A qué jugamos? que es el más largo y tiene un precio de 150 euros.
El menú comienza con los entrantes fríos: bocadillo de quesos asturianos, pincho de pepino y anchoa y manzana fría, que sirve para limpiar el paladar y empezar el menú propiamente dicho. Todos son correctos, destacando la calidad de la anchoa.
A continuación, subimos un escalón de calidad con los entrantes calientes: puerro con salmonete, buñuelo de jamón ibérico con sardina ahumada y croquetas de compango. Los tres son riquísimos y ya empieza a dar muestra de lo que Casa Gerardo es.
Antes de pasar al menú hay un interludio con la minestrone no salada, un juego que enlaza con el final del menú. Gastronómicamente no sorprende, pero está rica y es perfecta antes de pasar a la parte fuerte del menú.
Aquí nos encontramos con phaseolus, el plato que más aporta conceptualmente a lo que es hoy en día Casa Gerardo. Quizás los cinco tipos de judías cortadas en juliana no sorprendan desde el punto de vista de su cocina, pero cuentan la historia de cómo un elemento tan importante para Asturias como es la faba llega desde América, entra por Valencia (convirtiéndose en el actual garrofó valenciano) y va dejando su rastro por la península hasta llegar a Asturias y convertirse en algo tan representativo como su faba.
Después vienen grandes platos como la berenjena quemada con salsa de coco, la cococha aliñada (quizás el más flojo de esta parte del menú), la ostra-caviar, el bugre frito (un clásico de la casa imprescindible para disfrutar y mojar pan), el rey (punto perfecto de cocción) y la fabulosa ventresca de bonito con caldo de pitu, que combina de maravilla y demuestra una vez el gran trabajo de fondos que se lleva a cabo en esta casa.
A continuación, se presenta el plato de carne, una presa ibérica que es posiblemente el plato que más ha mejorado del menú. En mi anterior visita el plato estaba desestructurado, con un punto de cocción muy pasado que carecía de sentido y no encajaba de ninguna manera en el resto del viaje por la visión gastronómica que Marcos Morán nos mostraba. Aquí se le da una vuelta enorme y pasa a ser un gran plato del menú.
Y para acabar el menú nos encontramos con lo mejor, la fabada de Prendes. Una fabada asturiana maravillosamente ejecutada, con un fondo extremadamente bien trabajado, lleno de sabor y textura. Las fabes, que son frescas y no secas, aportan una textura única, con una piel finísima que apenas se siente, y que con un interior casi de mantequilla consigue mantener una gran mordida y textura. Se acompaña con chorizo, morcilla y lacón. Es un plato imprescindible en Casa Gerardo.
Los postres están compuestos por el minestrone no dulce (que enlaza con el anterior no salado), las fresas con nata y el extraordinario arroz con leche, que es sin duda uno de los mejores que he comido nunca, con una cremosidad fabulosa y un sabor delicioso.
La bodega, gestionada por el sumiller Dani González, es grande y completísima. Llena de referencias complicadas de encontrar, vinos envejecidos y rarezas realmente interesantes. Este es el motivo principal por el que la visita se recomienda en taxi, ya que Casa Gerardo cuenta con un componente líquido que está a la altura de la oferta gastronómica.
Casa Gerardo sigue siendo la casa de comidas que hace cinco generaciones fundó la familia de Marcos Morán, pero con un toque moderno y aplicando más técnica de cocina que nunca, lo que consigue elevar cada uno de sus platos a la máxima categoría. Un restaurante lleno de tradición donde la cocina asturiana demuestra estar más viva que nunca.