Casa Marcial celebra este año sus bodas de plata, es decir, 25 años dando de comer a las mil maravillas a todo aquel que se deje caer por su casa. Y es que ¡25 años no se cumplen todos los días! Para celebrarlo, el restaurante con Esther y Nacho Manzano al frente, ha preparado una serie de eventos que han reunido ya a lo mejor del panorama gastronómico.
Ficha y detalles de Casa Marcial
- Lo mejor: La ventresca de bonito a la brasa con piel de sardina, las croquetas, enoki, calamar y tinta de tierra y el arroz de Pitu de Caleya.
- Dirección: La Salgar, s/n, 33549 Arriondas, Parres, Asturias.
- Horario: Mi a Sa de 13:30 a 15:00 horas y de 21:00 a 22:30 horas. Do de 13:30 a 15:00 horas. Lu todo el día y Ma mediodía cerrado.
- Reservas: A través de su web www.casamarcial.com. Las reservas con 48 horas de antelación se hacen en el 985 84 09 91.
- Precio: Menú Abeu corto 105 euros con posibilidad de maridaje por 40 euros. Menú Abeu largo 158 euros con posibilidad de maridaje por 55 euros.
- Nota: 5/5
¿Cuán romántico resulta trabajar en la misma casa que te vio nacer? Eso es Casa Marcial. La que fuera casa familiar, en la que nacieron y crecieron los hermanos Manzano, hoy es un baluarte de buena cocina donde manda el producto de tierras asturianas. En 1898 abría sus puertas como casa de comidas donde se cocinaba la tradición asturiana. Año 1993. Fecha en la que Esther y Nacho Manzano, cuarta generación de la familia, deciden ponerse al frente de lo que hoy es Casa Marcial, intentando continuar con la esencia de sus padres y abuelos. 25 años después, dos estrellas Michelin, tres soles Repsol y muchos otros reconocimientos avalan su trabajo.
25 aniversario de Casa Marcial
El año arrancaba con un pop-up de su cocina en Madrid. Las cocinas de Casa Marcial se trasladaban durante 10 días al NH Eurobuilding, trayendo lo mejor y más representativo de su cocina.
A esta celebración, se han unido el paso por el restaurante de pesos pesados de la gastronomía que en dos fechas cada mes, han cocinado junto a Esther y Nacho Manzano. Ángel León, Ricard Camarena, Josean Alija, Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas, Macarena de Castro, Kiko Moya, Álvaro Garrido… son solo algunos de los que ya han pasado por estas jornadas gastronómicas.
¿Las próximas fechas? 18 y 25 de octubre y 8 y 29 de noviembre. ¿Los nombres? Todavía por desvelar, pero viendo el cartel que ha acompañado las cocinas de la pequeña aldea de La Salgar, no nos cabe duda alguna de que sorprenderán.
Casa Marcial, una experiencia en comunión con la naturaleza
Independientemente de todas las festividades, nos apetecía conocer Casa Marcial en un día normal, para poder disfrutar de su cocina. El mero hecho de llegar por la estrecha carretera hasta la aldea de La Salgar, hace que empieces a entrar en un universo que te acompañará más tarde en la mesa. Allí, con apenas unas pocas edificaciones más, se encuentra Casa Marcial. Dejas el coche y lo primero que te reciben, son unas imponentes vistas sobre un valle de tonos verdes donde solo te acompaña el rumor del viento y el cencerro de alguna vaca pastando, las cuales más tarde se acercan a un bebedero que se sitúa frente al restaurante.
Una vez dentro del restaurante, nos damos de bruces con esa comunión entre cocina y naturaleza, entre continente y contenido, que hacen de esta casa un viaje gastronómico en sí mismo. La sala es cálida y acogedora, como el interior de una casa e invita a ponerse cómodo.
El menú Abeu paso a paso
El viaje comienza con la elección del menú. Este año cuentan con dos menús dependiendo del número de platos. Los de este año reciben el nombre de Abeu, una pequeña localidad asturiana a la que los chefs han querido rendir homenaje. Además, también cuentan con una pequeña carta que integra los aperitivos de la casa, tres de los platos del menú Abeu, dos pescados y dos carnes. Nosotros nos decidimos por el menú Abeu corto.
Arrancamos con los aperitivos de la casa. Lo primero fueron un par de almejas, una hecha con el propio sofrito de la almeja y la otra con un granizado de agua almeja y puré de algas. Puro sabor a mar Cantábrico. Junto a ellas nos sirvieron un par de crujientes de alga con un gel de limón y una mayonesa de gamba.
A continuación llegaron dos hits en cuanto a aperitivos se refiere. Por una parte las famosas croquetas de jamón, de una delicadeza y cremosidad extremas. ¡Qué pena que solo fuera una para cada uno! Y por otra, el Pitu -gallo- y su entorno, un aperitivo que se trataba de una cresta de gallo crujiente hecha con maíz con toques de guindilla y paté del propio pitu por dentro.
Los platos fuertes del menú Abeu
Comenzaba ahora la parte fuerte del menú, donde fueron desfilando platos por la mesa, cada cual más interesante que el anterior, en un despliegue de maestría culinaria sin igual. Siguiendo con sabores marinos del Cantábrico, probamos una ostra al natural con jugo de carne y cítricos (lima, limón, naranja) y un abanico de flores silvestres de la zona, que además venía servida sobre una original pieza de vajilla hecha con conchas de ostra.
Seguimos con un hit, de esos que te dejan boquiabierto. Enoki, calamar y tinta de tierra, así rezaba el menú. El plato se componía de setas enoki que venían separadas, una piel de leche con polvo de algas bajo la cual se escondían unos tallarines de calamar sedosos y los pies de la seta, todo ello acompañado por tres puntos de tinta de tierra, que era una tinta de champiñón lo que aportaba ese sabor a tierra. ¡Qué complejidad! Un plato para saborearlo lentamente.
La creatividad inmensa y el talento no hacían más que ponerse de manifiesto en la mesa. Ventresca de bonito a la brasa- “el chuletón del Cantábrico”, la llamaron- piel de sardina cocinada a baja temperatura y una crema de anchoas en medio de ambas. Para acompañar y compensar la grasa del plato, venía un alga wakame con aliño oriental de yuzu, sriracha y soja. Para más inri, nos maridaron el plato con dos tipos diferentes de manzanilla, una para la primera mitad, otra para la siguiente.
Llegaba el turno del colágeno, berros y nabo encurtido. Un plato con gato encerrado. El juego se trataba de adivinar qué eran los dos componentes principales del plato, que no os desvelaremos para poner a prueba vuestro paladar… Le siguió el pescado, un clásico de esta casa, en este caso una merluza hecha al vapor y acompañada de una ensalada licuada, salsa holandesa y las huevas del pescado deshidratadas, una hoja de lechuga viva y salsa de cítricos. El punto del pescado era magistral y el acompañamiento no podía haber sido mejor elegido. Llegábamos al final de la parte salada del menú y llegó a la mesa otro clásico, el arroz con pitu de Caleya, potente y sabroso y sin duda alguna, un magnífico colofón a una comida sobresaliente.
¿Y los postres? El primero perfecto para limpiar el paladar. Una panacotta de apio, refrescante y digestiva, acompañada de unas bolitas de manzana y aguardiente de sidra, apio natural y su flor por encima y una sopa de manzana verde.
Terminamos con un postre más goloso hecho a base de una mousse de chocolate y Pedro Ximénez, cacao, té matcha, un crujiente de miel con especias y helado de fruta de la pasión y otro de menta.
No dejen pasar la oportunidad de visitar esta gran casa en su próxima visita a Asturias. ¡Por los 25 años siguientes!