Ni todos los niños vienen de París ni todas las hamburguesas de Estados Unidos. Las de Burger Shack vienen de Venezuela con sabrosura, buen rollo y subiéndose al carro del fast good, una evolución del fast food que apuesta por la comida rápida pero de calidad. Y es que aquí lo cuidan todo para que te comas una hamburguesa como Dios manda, con espíritu americano, alma venezolana y guiños a nuestra tierra. ¿Una hamburguesa más? Ya te digo yo que no, y ellos lo reafirman con su claim #Truelove (amor verdadero), y es que conquistan, por el estómago, claro.
Ficha y detalles del restaurante Burger Shack
- Burger Shack viene desde Venezuela y aterriza en Chueca con un concepto fast good de hamburguesería. Materia prima de primera calidad, carnes frescas picadas a diario a mano, pan de patata con receta propia hecho de forma artesanal, patatas caseras y unos batidos bien contundentes para terminar una comida con las formas del fast food pero con ingredientes de calidad. Además el sitio es agradable y dog friendly.
- Lo mejor: La hamburgersa Burger Shack, con esa croqueta de queso crujiente y cremosa, y la mezcla de la carne de vaca jugosa y el pan algo dulce de patata.
- Dirección: Calle Augusto Figueroa, 32. Madrid.
- Horario: D a X 13:30-23:00. J a S 13:30-oo:00h.
- Precio: 12€.
- Nota: 4/5
Nunca hay suficientes hamburguesas en Madrid
No importa cuántos sitios de hamburguesas abran en Madrid, los probamos todos, tanto es así que una se siente en la potestad de juzgar (para eso estamos) y hasta de elaborar un ranking de las mejores hamburguesas de Madrid (algún día os lo mostraré). Y es que por mucha novedad que haya, por mucha fusión y mucha locura gastronómica (que nos chifla, ojo), nadie relega a un segundo plano el placer de comerse una buena hamburguesa con las manos, con servilletas a porrillo, y ya que estamos conpatatas, refresco y hasta un batido de esos que hacen llorar a un nutricionista. Porque una hamburguesa es un homenaje, lo mires como lo mires, ya sea la hamburguesa de la celebración o la de la resaca, y qué bien sienta. Quizá por todo esto sea el plato más polivalente de la historia y por eso, toda novedad “hamburguesera” es acogida con los brazos abiertos en la capital.
Pero hay novedades y novedades y aunque el fast food tiene mucho público (lo confieso, a veces peco yo también), lo cierto es que esperamos que la novedad se apellide fast good. Es decir, que conserve las maneras de esta comida rápida pero no el contenido, que prime la calidad de los alimentos. Para Burger Shack esa es una premisa fundamental. “Sabemos que hay muchas personas que aman la comida americana y que no siempre hay propuestas que trabajen este concepto con ingredientes de primera calidad.”, dice Patricia Rodrigues, Directora de Marketing Burger Shack España. Y ahí es donde Burger Shack ha encontrado su nicho.
Burger Shack, sencillo y con fundamento
Así es su carta, sencilla. Cinco tipos de hamburguesa más una para niños, cinco extras para la hamburguesa, cinco raciones, dos ensaladas, tres postres y seis shakes. Ya está, eso es todo, pero vaya todo, contundente y con fundamento. Y esto no lo digo solo por las hamburguesas en sí, que ya son bastante rotundas, sino por el elemento sorpresa que llevan dentro.
La carta de Burger Shack
Sinceramente, paso de largo por la parte de las ensaladas, que tampoco he venido a eso, he venido a jugar, y me tiro en plancha a la de las hamburguesas. Los ojos se me van a la Burger Shack por eso de llevar el nombre de la casa, leo sus ingredientes “tomate, cebolla, lechuga croqueta de queso fundido”. ¿Croqueta de queso fundido? “Correcto – me responde el camarero – hacemos unas croquetas de queso con jalapeños, con champiñones Portobello o con bacon y cebolleta”. Ese era el elemento sorpresa. Y claro, hay que probarlo. Así que pido una Burger Shack y una Chicken Shack para ver cómo tratan tanto la carne de vaca como la de pollo. Mientras espero, me traen un aperitivo con mini croquetas de queso para probar. La de jalapeños es mi favorita, sin duda, pero ya sabéis de mi devoción por el picante. La Portobello es suave, rica y muy agradable. Y la de bacon y cebolleta tengo que esperar, pues la he pedido dentro de la hamburguesa por eso de tirar por los sabores americanos.
Llega mi Burger Shack y me encuentro con una hamburguesa de dimensiones considerables servida en un paquete de cartón con las patatas dentro. Cuesta abarcarla. Doy un tiento a la croqueta de bacon y cebolla y efectivamente me lleva a los sabores americanos con un queso calentito y derretido pero crujiente por fuera que da gusto morder. Pruebo por otro lado la carne, un filete bien jugoso, hecho exactamente como lo he pedido y, lo que es más importante, bien casero y fresco. Se nota que la carne es de buena calidad y que lo que me dicen es cierto: la pican ellos mismos a diario para que se mantenga jugosa y con el sabor original. Ahí está el good del fast good, a ver en qué hamburguesería pican la carne a diario, no la congelan y no la mezclan con otras carnes “menores”. Vegetales frescos y un pan de patata de receta propia, esponjoso y cien por cien natural, elaborado por panaderos artesanos en exclusiva para Burger Shack. Es un pan con cierto gusto dulce, muy esponjoso y agradable pero a la vez firme, de manera que a pesar de lo contundente y sabrosón de la hamburguesa, no se deshace en ningún momento ni se empapa más de la cuenta.
Sin duda recomiendo encarecidamente esta hamburguesa, pero hay que ir con hambre y sin remilgos. Las sirven con patatas fritas caseras y una salsa suya a base de pepinillo, cayena y mostaza, muy rica, a priori puede chocar pero merece la pena mojar en ella. Y no pica.
Paso a la de pollo, la Chicken Shack. Una pechuga de pollo de verdad, con un rebozado crujiente y bien frito que sin embargo no desprende aceite ni se nota graso en absoluto. La carne jugosa, un plus teniendo en cuenta que no suele ser la característica principal de un filete de pechuga de pollo como tal, sin transformaciones ni carnes picadas, quiero decir. Esta viene con lechuga, tomate y mayonesa y sin la croqueta de queso, pero si te quedas con ganas de más aderezo, a todas se les puede añadir bacon, cebolla caramelizada, cheddar y jalapeños. En este caso pido que las patatas vengan con cheddar y bacon, y acierto.
Además tienen la conocida Cheeseburger, la Bacon Shack y la Doble para valientes. Y unas alitas de pollo Buffalo que me llaman poderosamente la atención. Pero eso será otro día, porque probar los shakes es obligatorio.
Los shakes de Burger Shack
Me ha poseído el espíritu americano y paso de chocolates, vainillas, brownies, nutellas y Oreos. Quiero el de mantequilla de cacahuete. Es cierto que te tiene que gustar, esta mantequilla sabe a cacahuetes elevados a la enésima potencia y el batido no es menos. Beber mantequilla de cacahuete, y que no genere rechazo esta forma de expresarlo porque amigos, nos sabéis lo que os perdéis si no lo catáis. Contundente y rico, mantequilla de cacahuete helada y un tanto rebajada. Una bomba, pero tan gustosa de tomar que repetiría, y a juzgar por los que lo pidieron cuando yo comía, creo que es un sentimiento general.
La cabaña de las hamburguesas
Shack significa cabaña, y aunque a priori no tiene esta cosa acogedora que parece que acompaña al nombre (hay maderas y verde césped pero de apariencia más urbanita que rústica) el servicio es de lo más agradable y el espacio acoge a todo el mundo, perros incluidos, cosa que agradecemos hasta el infinito los amantes de estos animales.
Sin duda una hamburguesería de visita obligada en Chueca para ir con hambre y con amigos, que así tocáis a más.