Puede sonar manido, pero no hay que viajar hasta el otro lado del Atlántico para tomar buenísimos tacos mexicanos. Se puede echar la autenticidad del bullicio callejero y la intensidad del picante -que echan hasta en las chuches-. Pero hay propuestas que te llevan hasta el DF solo con el paladar y, lo más importante, sin dejarte un dineral. Una de esas es la de Tepic, el mexicano trasladado hasta el barrio de Salamanca, previo paso por Chueca, ubicación en la que ha estado cerca de una década.
Cocina genuinamente mexicana
Tepic presume de ser un restaurante genuinamente mexicano. O lo que es lo mismo: alejado de la cocina tex mex. Y efectivamente la suya es popular. Se puede decir incluso que, en esencia, es la cocina tradicional que hacen las madres y las abuelas desde siempre, pero revisada y presentada con una visión actual y moderna. Por llevarlo al terreno más práctico: hay moles, hay totopos y tortillas caseras -de trigo y de maíz-, hay aguachiles, hay hasta molcajetes de piedra para servir el guacamole… pero lo que sobre todo hay, son tacos. Y de sencillos tienen más bien poco.
Empezando por la elaboración -algunos llevan marinados que hay que hacer durante horas- hasta los ingredientes, que traen desde su propio huerto ubicado en Ávila. Sin ir más lejos, de allí procede desde el aguacate con los que elaboran diariamente su guacamole -sin una pizca de aceite, por cierto-, hasta los chiles que utilizan en cocina, como guajillo, pasilla o serrano, el más picante de todos. Se toman preparados en salsas, que colocan desde el primer momento en la mesa como para dar la bienvenida a sus comensales e introducirnos de lleno en el universo de la cocina mexicana.
Los reyes de la carta de Tepic son los tacos al pastor
Lejos de considerar los tacos como un platillo mexicano callejero, en Tepic el taco sigue siendo el rey. Su esencia es steetfood, cierto, y aunque se presta a comer con las manos, la presentación y el entorno invitan a tomarlo mucho más en serio que si lo tomaras en una cantina. Quizá es por el ambiente y la estética del local, amplio -tiene dos plantas, una dedicada a la barra y otra a la sala-, salpicado de cactus desde la puerta de entrada y hasta el último rincón del mueble que preside la sala principal. Pero también es elegante -porque estamos en el barrio de Salamanca- y a la vez informal, con una estética retro industrial que combina muy bien con la carta.
En carta tienen más de una decena de tacos, elaborados de manera totalmente artesanal. De eso se encarga su jefa de cocina, Sara Herrera, una mexicana que ha pasado los últimos años trabajando en Nueva York, en Casa Enrique, un mexicano galardonado con una Estrella Michelín. Y eso deja huella, trasladada ahora hasta esta milla de oro que es el barrio de Salamanca.
Los tacos al pastor son de los más solicitados, cocinados con fina carne adobada al estilo tradicional -con vinagre de caña- y asada al carbón en un trompo muy típico de la cocina mexicana -es my similar a los bloques de carne de kebab, pero cien por cien artesano y con carne de primera calidad-.
Otros platillos mexicanos
Pero no son los únicos tacos de la carta: tacos de tinga de pollo con frijoles refritos, el imprescindible de cochinita pibil, un nuevo taco de solomillo con cebolla asada y envuelto en una tortilla con queso -como si fuese un gratén-, taco de champiñones y nopales -perfecto para vegerarianos- y hasta tacos de camarón o incluso de pescado rebozado -merluza principalmente- que merece más de una visita a este Tepic, receta que, por cierto, se han traído desde baja California.
Es cierto que después de cinco tacos puede que no tengas ganas de comer más, pero sería una pena perderse otras de las especialidades de la casa: desde las tostadas de pulpo a sus inconfundibles enmoladas. Yo me decanté por la de chocolate y pollo, un plato muy típico que se han traído desde Puebla, y que está a caballo entre un principal y un postre, por el intenso sabor dulzón del chocolate. De postre, ahora sí, la propuesta más dulce: un tres leches que, llegados a este punto, es mejor compartir entre dos, porque el tamaño es más que considerable.
Tepic también tiene barra de coctelería
Y si en la carta de comidas el taco brilla con luz propia, en la de bebidas lo hace su delicada selección de mezcales, sotoles y tequilas -blancos, añejos y reposados-, para beber por copas -aquí se dice ‘caballitos’- o por botella, en caso de ir en grupo o de ser un valiente, según se mire.
De los cócteles se encarga Javier García Quiñones, quien se ha atrevido con una interesante fusión mexicana. Él firma propuestas como los ‘mezcal-tonic’ o el ‘tequi-tonic’, unos cócteles que en carta aparecen bajo el epígrafe de ‘crioinfusionados’ porque, para mayor sorpresa, se elaboran con hielo seco. Para quien prefiera algo menos fuerte, micheladas. Y quien no beba nada de alcohol, algún que otro cóctel o incluso unas aguas de la casa, preparadas al momento y de sabores tan exóticos como horchata o tamarindo. Lo que decía, todo muy al estilo mexicano, pero para disfrutar a este lado del Atlántico.
Qué, dónde, cuándo, cuánto
Tepic se puede definir en cuatro palabras: tacos, mezcales, guacamole y cactus. Es su manera de llevarnos hasta México sin salir de Madrid, sin perder de vista la autenticidad de los ingredientes, muchos de ellos cultivados por ellos mismos en su propio huerto de Ávila. Pero hay más:
- Tepic apuesta fuerte por la cocina tradicional, típica y callejera, sin caer en el adulterado tex mex. Y es perfecto para ir en grupo, porque se trata de un local amplio de dos plantas.
- Está en la calle Ayala, 14, en el corazón del barrio de Salamanca.
- Abre en horario ininterrumpido. De lunes a jueves de 13 a 01 h. Viernes y sábados de 13 a 02 h. Y domingos de 13 a 17h.
- Aceptan reservas, sobre todo imprescindible si vas en grupo (teléfono 915 220 850)
- Dispone de comida por encargo y para llevar e incluso organizan eventos a domicilio.
- Precio medio 25€. Dispone de menú degustación por 29,50€.
- Cuenta con propuestas aptas para vegetarianos, incluso en los tacos.