“Hace tres décadas en España prácticamente no había enólogas. Fue entonces cuando en Galicia se inició un movimiento que con los años se ha ido extendiendo al resto del país. Tal vez por haber estado la mujer gallega tradicionalmente más ligada al campo y a la agricultura fue allí donde surgió un grupo de mujeres que empezó a dedicarse a la enología. Algunas de las precursoras fueron Ana Isabel Quintela en Pazo de Señorans, Cristina Mantilla en Bodegas Condasat e Isabel Salgado en Fillaboa”. Lo expone Jaime Bermúdez, director técnico de Vinoselección, y está en lo cierto.
Afortunadamente, la evolución también ha sido muy destacada en el caso de la sumillería, donde hasta hace 15 años era muy complicado encontrar una mujer. “Hoy es habitual que sean ellas quienes gestionen la bodega de los restaurantes y recomienden a los comensales”, asegura Bermúdez.
El vino ya no es cosa solo de hombres
Nadie duda ya que el vino ha dejado de ser cosa de hombres, tanto a la hora de hacerlo como de tomarlo. ¿A qué se debe este cambio de mentalidad y de costumbres? “Actualmente hay mayor número de mujeres trabajadoras e independientes, con más libertad económica y que disfrutan de su vida social fuera y dentro de casa, lo que se reflejan en un mayor número de oportunidades de consumo, impulsando así el del vino”, opina Almudena Alberca, enóloga y primera mujer Master of Wine de España. “Por otro lado, encontramos también un mayor número de especialistas (periodistas, sumilleres, vendedoras, enólogas) en el sector que ayudan a promover la cercanía del vino a la mujer”.
Alberca aprecia una evolución hacia la paridad, pero destaca que el vino sigue ocupando un terreno mayoritariamente masculino. “Hay mayor diversidad de vinos y más posibilidades de tomarlos, por lo que se llega a un mayor número de consumidores. Por otro lado, están surgiendo iniciativas como cartas de vino donde recomiendan vinos específicos elaborados por mujeres, libros dedicados a las mujeres del vino, etc”. Pero sigue faltando algo para que el sector sea completamente igualitario.
“Hay que seguir trabajando sobre este tema”, añade la también Directora Técnica de Bodegas Palacio. “El mundo del vino es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad, igual que sucede en otros sectores. Yo he tenido la suerte de trabajar siempre en empresas ‘modernas’ que premian la profesionalidad por encima del género. Es un orgullo ser la primera mujer española en conseguir el título de Master of Wine y espero que mi ejemplo anime a muchas más mujeres a luchar por sus sueños”.
Emma Villajos, enóloga de Bodegas Valdelacierva, responde de forma rotunda a la pregunta de si el suyo ha sido un camino difícil por el hecho de ser mujer. “Francamente, no. Reconozco que cuando empecé a estudiar Agrónomos me sorprendió que más del 80% eran hombres, pero cuando te incorporas a la vida laboral al final no te encuentras hombres o mujeres, trabajas con profesionales”. Villajos ha tenido suerte. En esta bodega riojana el 90% de los empleados son mujeres. Algo muy poco habitual en el sector. “Creo que la cultura empresarial comienza por no entender de barreras, por intentar sumar y crecer para ser más competitivos a todos los niveles”.
A pesar de ganar terreno en la enología y la sumillería, en otras funciones como la dirección o gerencia de las bodegas y la gestión comercial se avanza a un ritmo más lento y siguen siendo campos donde la presencia femenina es mucho menor.
Algo que en la D.O. Rueda no ven de la misma manera. “En Rueda tenemos una realidad un poco distinta a la de otras zonas. Lo que yo percibo a mi alrededor es todo lo contrario”, Opina Carmen San Martín, presidenta de la Denominación de Origen. “Quizás porque Rueda es una D.O. joven y dinámica, la presencia de la mujer es amplia, incluso diría que mayoritaria en puestos técnicos, de exportación, comunicación... Y numerosa también en los puestos directivos y las gerencias de muchas de nuestras bodegas. Si en otras zonas vinícolas aún no es así, creo que solo es cuestión de tiempo”.
Cuestión de gustos
Según los últimos resultados de un estudio de la Asociación de Mujeres Amantes del Vino AMAVI, plataforma que fomenta la cultura del vino y apoya especialmente a las profesionales del sector, el 44% de las mujeres encuestadas prefiere el vino tinto antes que el blanco (28%) o el rosado (7%). Datos que desmienten mitos como que a la mujer española no le gusta el vino con cuerpo o que solo consume los catalogados como ‘femeninos’.
Este mismo informe también apunta que las mujeres de nuestro país conocen cada vez más y mejor este producto. Casi el 80% se encarga de su compra y cerca de un 60% lo consume una o dos veces por semana. Rut Cotroneo, sumiller y Premio Nacional de Gastronomía, confirma que no existen vinos para mujeres: “Es verdad que hay vinos más suaves y/o más dulces que quizás el público al que se enfocan sea el femenino, pero podríamos decir que estos son sobre todo para personas que empiezan en el mundo del vino o que les gustan los vinos de este tipo, ya sean mujeres u hombres”. Una realidad que está cambiando. “Puede que haya vinos más femeninos por la etiqueta o el packaging, pero según las últimas encuestas las mujeres son más consumidoras de vinos tintos con estructura.”
Durante su de investigación para el libro ‘Reinas de copas’ (Ed. Tolosa Wine Books), sobre las mujeres que elaboran vino en España, Zoltan Nagy se ha encontrado con personas que aportan un plus de amor, sensibilidad y valentía al producto. “Muchas han seguido sus sueños de elaborar su proprio vino, de volver a la casa familiar y seguir adelante proyectos que deben a varias generaciones.
He conocido muchas historias de mujeres que a pesar de las dificultados no han dejado de lado las ganas de hacer lo que más querían: trabajar en el mundo del vino. La capacidad de luchar y nunca perder las ganas de embotellar paisajes y historias es algo que me llama especialmente la atención. Las mujeres del vino son mi inspiración porque son capaces de sacar tiempo para estudiar, criar a sus hijos y podar bajo condiciones climatológicas extremas”.
¿Existe entonces alguna diferencia entre el vino hecho por hombres o por mujeres? “No desde mi punto de vista. A la hora de beberse un vino no se necesita hablar de género, y los tópicos de ‘vino de mujer’ o ‘vino masculino’ se han quedado anticuados. Hay chicas que adoran un malbec con cuerpo y personalidad, y hay chicos que prefieren un trepat elegante y suave en boca. Estas calificaciones hacen referencia a patrones arcaicos que nada tienen que ver con el rol de la mujer ni del hombre actual”, concluye Nagy.
Un futuro femenino
Con estos datos resulta inevitable preguntarse por el futuro del sector. ¿Se consume más o menos vino que hace unos años? ¿Les interesa más o menos a los jóvenes? ¿Y a las mujeres? Por poner solo un ejemplo, las últimas cifras presentadas por el Consejo Regulador de Rioja indican un decrecimiento en las ventas a nivel nacional e internacional.
La tendencia en el sector es la del consumo más moderado pero de mejor calidad. Un plus que puede ayudar a incorporar a ese sector más joven que se interesa por consumir calidad y se preocupa por conocer y saber. “Nos invaden las tendencias y las modas pero debemos mantener el ADN y la personalidad de los vinos. Eso es lo único que puede marcar, el ser diferentes”, opina Emma Villajos.
En Rueda las cifras vuelven a ser positivas, tanto en lo que respecta a los jóvenes como a las mujeres. “Ambas partes de la población son las que demuestran más interés por nuestros vinos”, comenta la presidenta de la denominación de origen. “Hay que trabajar por estar cerca de los consumidores porque durante muchos años se ha asociado el consumo de vino a algo muy elitista. Desde Rueda queremos lograr todo lo contrario, acercarnos al punto de vista del disfrute, del compartir. No tienes que tener un curso de enología o un curso de cata para pedir un vino y saborearlo”, opina Carmen San Martín.
Otra enóloga, esta vez de Ribera del Duero, considera también que el futuro del vino está muy relacionado con las tendencias y los grandes cambios tecnológicos que ha vivido el sector en los últimos años. Según María José García, de Viñedos y Bodegas Gormaz, “los consumidores se han abierto un poco más a vinos diferentes y a denominaciones más o menos conocidas, a vinos que les llaman la atención por su elaboración o diseño. Creo que la mentalidad del mercado comienza a evolucionar, la gente empieza a creer más en los vinos españoles, se preocupan por el origen de todo lo que consumen y se atreven un poco más. Por ejemplo, paso a paso se empieza a difuminar la idea de que un rosado es solo para mujeres o que un tinto no va con pescados”.
El interés del vino va en aumento, aunque no tanto el consumo. ¿Por qué? “El consumo del vino ha evolucionado de tal forma que es mejor hablar de calidad que de cantidad. La oferta que tenemos en la actualidad de sustitos del vino es tan grande que, al final, es lógico que el consumo decrezca”, entiende la enóloga de Valdelacierva.
Para Almudena Alberca, el vino español necesita comunicar mucho mejor el potencial y la diversidad de nuestro país. “Siendo España un importante país productor de vinos tan diferentes donde principalmente se consumen vinos nacionales, uno de los retos a los que me he enfrentado ha sido la adquisición de vinos internacionales para las catas. En ciudades pequeñas como Salamanca y Zamora, su presencia es simbólica y recuerdo con cariño tener que viajar mucho para asistir a degustaciones y volver con las maletas cargadas de vino. A ello se añadía la barrera del idioma. Una asignatura pendiente en este país”.
La presidenta de la D.O. Rueda apoya la opinión de nuestra Master of Wine: “Hay que tener una mentalidad abierta y estar dispuestos a dar lo que buscan los consumidores más que lo que a nosotros nos gusta hacer, no ser tan puristas en algunos aspectos y atender a las demandas del público. En España se elaboran buenísimos vinos de una calidad excelente y lo que nos falta es darnos a conocer de una forma más apropiada”, asegura San Martín.
No obstante, es un gran momento para el vino y para la mujer en el vino. “En la actualidad hay muchas grandes profesionales en el sector que son mujeres. Esto, unido a la independencia y a la liberación de la mujer, normaliza que ellas puedan también elegir el vino”, apunta Villajos. “Hay mucho interés por parte del consumidor y las bodegas están desarrollando infinidad de iniciativas. Por otro lado, también está el reto de enfrentarse a los nuevos problemas de adaptación al cambio climático”, concluye Alberca. Queda mucho trabajo por hacer.