A estas alturas estamos cansados de oír que la comida precocinada es el mal entre los males, aunque hay que matizar que, dentro de esa comida a evitar están los precocinados cargados de azúcares, grasas poco saludables y un montón de calorías vacías, pero hay otros que siguen siendo grandes aliados en nuestra despensa.
Hablamos de las conservas, porque aparte de las caseras también hay conservas comerciales de muy buena calidad que debemos tenerlas en cuenta porque algunas son indispensables como fondo de despensa.
Conservas que no pueden faltar en tu despensa
Especialmente las conservas al natural de alimentos cuya temporada óptima de consumo solo dura unos meses -como el tomate- o aquellas cuyos valores nutricionales apenas se pierden por el hecho de estar en conserva -legumbres, pescado azul-.
Tomates en conserva, una buena opción para cocinar
Las conservas tanto de tomate pelado, como troceado o triturado nos ofrecen un montón de ventajas en la cocina, para empezar son mucho más baratas que los tomates fuera de temporada y como los tomates de la conserva sí eran tomates de temporada están mucho más ricos. Nos ahorran trabajo a la hora de cocinar ya que aunque se trate de tomate crudo, en cualquiera de los casos, ya viene pelado.
Eso sí, os recomiendo utilizarlas de calidad y que no contengan ni sal ni azúcares añadidos. A la hora de cocinar, no notaréis la diferencia respecto a los tomates frescos. Otra cosa, si es para elaborar salsas os recomiendo la passata de tomate, que no es más que un tomate triturado al que se le ha eliminado parte del agua y las semillas, por lo que la salsa se hará más rápido y no tendrás que colarla después.
Legumbres en conserva, imprescindibles en cualquier alacena
Garbanzos, alubias y lentejas de bote son un auténtico salvavidas en la cocina, ya que las legumbres secas son unos de los alimentos que más tiempo de preparación necesitan -entre remojo y cocción son alimentos que siempre requieren planificar con mucha antelación-. En cambio, las legumbres ya cocidas en bote están ya listas para consumir, una auténtica bendición cuando en un momento de apuro decides preparar un hummus, una ensalada o incluso un guiso para un día fresquito.
Benditas latas de atún
La alegría de cualquier ensalada en verano, el relleno de una empanada que se puede hacer en un pispás, un paté finolis para sorprender a unos invitados que se dejan caer sin avisar, una quiche, una pizza, unos huevos rellenos bien fresquitos, un sándwich, el rock’n’roll más rápido para una pasta con tomate. Una buena conserva de atún o bonito es un must en la cocina de cualquier cocinillas que se precie. Lo único que hay que tener en cuenta es que de no ser una marca que utilice un buen aceite, es mejor opción elegir el que viene al natural y ya nos encargaremos nosotros de aliñarlo como se merece.
Maíz dulce de lata siempre suele ser la mejor opción
Si vives en España y te gusta añadir maíz a tus platos, las conservas son la única opción en la mayoría de los casos, ya que aquí en España no suele resultar sencillo encontrar mazorcas frescas.
Sardinas de lata, un clásico que nunca defrauda
Las sardinas y sardinillas de lata en aceite, con o sin picante, también tienen sus ventajas. Podemos utilizarlas prácticamente de la misma forma que las latas de atún y son aún más baratas.
Mejillones en escabeche o al natural
Los mejillones también son una buena opción a tener en cuenta especialmente si vives en algún sitio lejos del mar en el que el pescado suele estar por las nubes. Personalmente creo que no hay mejillones de lata que estén más ricos que los frescos, pero aún así, los mejillones de lata que vienen al natural me siguen pareciendo un producto muy interesante en la despensa para tener siempre a mano una ración de proteínas sin apenas grasas.
Pimientos del piquillo
También sacan de muchos apuros unos buenos pimientos del piquillo, tanto a la hora de adelantar un sofrito como a la hora de utilizarlos como ingrediente principal con algún relleno. Eso sí, para garantizar el éxito, búsquense pimientos procedentes de Navarra, que son más caros que los que vienen de Perú, pero la diferencia de calidad se nota.
Alcachofas y corazones de alcachofas
Si como yo, sois amantes de esta hortaliza, su temporada es tan breve que no os quedará más remedio que recurrir a congelados o conservas. Eso sí, con estas últimas hay que elegir bien la marca o probar varias hasta dar con una que nos guste, pues como la alcachofa se oxida mucho y es necesario añadir limón para evitarlo, muchas marcas saben a limón en exceso y no le gusta a todo el mundo.
Espárragos blancos
Unos espárragos blancos frescos son un verdadero placer gastronómico que, desgraciadamente solo nos podemos permitir unos pocos días en el año. Pero unas buenas conservas nos pueden alegrar muchos platos mientras esperamos a que llegue la siguiente temporada. A la hora de elegirlos, os digo lo mismo que con los pimientos del piquillo, los que vienen de Perú, menor precio y menor calidad. Eso es así.
Habitas tiernas
En el sur de España es fácil encontrarlas frescas cuando están en temporada y a mí me rechiflan, no solo las habitas, sino que me encantan hasta las vainas cocidas en ensalada – mi madre a eso lo llamaba ensalada de capotes, aunque nunca llegué a saber el origen de ese nombre-. La pena es que aquí en la otra punta del mapa es raro verlas en el mercado así que toca hacerse con ellas en conserva, bien al natural o bien en aceite. Luego con ellas te preparas platos como los que os dejo a continuación y te quedas en la gloria.
En fin, que yo a toda esta lista de alimentos procesados la indulto bien a gusto siempre que sean marcas de calidad -que dicho sea de paso son las que están más ricas- y procuro que haya un poco de todo en la despensa, por lo que pueda pasar.